Finalmente el nuevo intendente de Río Gallegos, abrió la caja de Pandora y contó públicamente lo que encontró en la municipalidad, ni bien se hizo cargo.
Con un panorama sombrío, una comuna desfinanciada, quebrada y con solo 300 mil pesos en la caja, el nuevo jefe comunal, no tuvo más remedios que contarle a los vecinos, cuál es la realidad de las finanzas públicas que dejaron, mancomunadamente el intendente Raúl Cantín y el interino, Pablo Grasso.
Roberto Giubetich, intendente electo de Río Gallegos, pintó un panorama poco optimista de la situación financiera en que le entregaron la municipalidad de esta capital. El traspaso se lo hizo Pablo Grasso, interino que en su último discurso, dijo que dejaba 101 millones de pesos en la cuenta bancaria del municipio que en apariencias estaba “saneado”. Ahora bien, más bien pareciera que el municipio estaba “sanateado”, porque Giubetich, encontró todas las mentiras de Grasso en la caja fuerte, quien cree haber sido el “equilibrador” de la municipalidad y en realidad, junto a su Secretario de Hacienda, han sido la continuidad del desfalco iniciado por Raúl Cantín, ex intendente corrupto que ni siquiera han tenido la delicadeza de denunciar penalmente por el vaciamiento de la comuna.
El Intendente radical hizo un comunicado donde deja trascender el estado “crítico” de las finanzas, lo que confronta con el mensaje de Grasso, quien dijo sonriente que el estado municipal estaba “ordenado”. “No queda nada para funcionamiento, se deben aportes de los empleados, retenciones, ART y nos encontramos con que necesitamos 100 millones de pesos para salarios y sólo ingresan 65 millones”, expresó Giubetich, quien reconoció que al personal de la municipalidad se le han descontado retenciones judiciales, préstamos personales y aportes a las cajas (PS y SS), pero que no han sido abonadas a sus destinatarios, por lo cual el trabajador municipal hoy tiene deudas, donde es moroso, está sin cobertura de seguro laboral, muchos incumplen por culpa del municipio, con los pagos judiciales (alimentos, costas etc), no se registran aportes a la Caja de Previsión y no tiene cobertura social porque no pagan la Caja de Servicios Sociales.
Para clarificar, Giubetich se encontró con que Grasso le ha venido descontando a los empleados mensualmente estos ítems como agente de retención, pero nunca los depositaron a los organismos respectivos. Es claramente un delito flagrante, en los que han incurrido Grasso y antes Cantín. Ahora se esperan las respectivas denuncias penales.
En esto tiene participación el Tribunal de Cuentas, que auditó el traspaso entre Cantín y Grasso y luego entre Grasso y Giubetich. Lo normal sería que desde este organismo de control, surgieran las denuncias correspondientes a las irregularidades técnicas-contables cometidas por las gestiones anteriores.
Cuando Pablo Grasso se hizo cargo de la municipalidad, dijo en conferencia de prensa que en la caja había solo 340 mil pesos. Hoy Giubetich encontró 300 mil pesos en la cuenta general y debe pagar 10 millones de pesos por un crédito tomado en noviembre por Grasso, más de 3,5 millones por retenciones hechas y no formalizadas, y 5 millones, aproximadamente, de préstamos personales. Y como si esto fuera poco la “Gestión Grasso” le dejó una herencia pesada al incorporar contratos irregulares, con fecha retroactiva al 1 de noviembre, 83 monotributistas que Grasso había “tomado” para cumplir con las tareas que en ese momento no se realizaban por la existencia de un paro del SOEM.
En aquel momento, por FM News le preguntaron al Secretario de Hacienda Ariel Ivovich, si ese personal iba a ser incorporado al municipio y dijo que no, que eran un emergente de la urgencia con que se debía actuar para lograr hacer los trabajos que estaban pendientes.
El tiempo nos dio la razón; Grasso, terminó dejándolos con cargo al municipio y todo se redujo a una maniobra más de las que hacía Cantín y que se repite en cada administración kirchnerista. (Agencia OPI Santa Cruz)
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