El gobierno bonaerense publicó el informe de la gestión energética de VidalRecobra vigor en el Congreso el proyecto que crea un ente nacional de la pera y la manzana. Qué dicen las exportadoras. El antecedente de la yerba mate.
Por ARIEL BOFFELLI.
Los repetidos avatares para los productores frutícolas patagónicos podrían encontrar una solución. Al menos es lo que plantean en cada oportunidad que se los consulta: sin un precio acorde, sin un sostén que les garantice el valor de los costos, es imposible obtener rentabilidad. A eso se le suma la necesidad de promoción del consumo de fruta y un acuerdo entre las provincias de la zona sur con la Nación para componer las condiciones en la que todos ganen. Un sector de la Federación de Productores de Fruta continúa el reclamo por la creación del Instituto Nacional de la Pera y la Manzana (INPM), un proyecto que volvió al Congreso después de fracasar en más de una oportunidad. En medio de la tensión por otro plan, el de zona desfavorable que le otorga un plus del 50% a los sindicatos, esta idea aparece como alternativa a futuro.
Las anteriores en darle avance a la idea fueron las exlegisladoras rionegrinas Silvia Horne y María Emilia Soria. Tenían el respaldo de la por entonces senadora Magdalena Odarda, que imitó la acción en su cámara. Hasta Miguel Ángel Pichetto había intentado alguna maniobra en su tiempo, pero desistió. El que tomó la posta es el diputado nacional Martín Soria a mediados de este año, con el respaldo de las pymes y legisladores del Frente de Todos.
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— LETRA P (@Letra_P) September 16, 2020
Este proyecto, que crea referencia para los productos elaborados y precios mínimos para las distintas variedades de peras y manzanas, divide aguas en tiempos en que los sindicatos buscan un plus por zona desfavorable y las empresas analizan la propuesta que espera el tratamiento en comisiones. Algunos de los fundamentos del proyecto que impulsa la creación del INPM tienen como objetivo promover el desarrollo sustentable de la producción. Implementar “mecanismos de apoyo y estímulo a los productores, elaboradores, empacadores, industrializadores y comercializadores radicados en el país”. Regular, o no, es parte de la discusión más complicada con los principales actores de cadena.
En el artículo 4°, inciso Q, se especifica que el INPM aspirará a que se acuerde anualmente los precios de referencia para “los productos elaborados y precios mínimos para las distintas variedades de peras y manzanas”. Para ese resultado, describe este punto, será necesario recopilar datos de la cadena productiva a través del Observatorio de la Marcha de la Actividad de la Pera y la Manzana. Si hay unanimidad, será el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca el encargado de protocolizarlo.
“Todo justifica la creación de un espacio para el estudio, para que coordinen los actores, y que se formulen políticas en conjunto. Se tomó la iniciativa, por eso mi acompañamiento tiene el criterio de que en una mesa se discuta sobre fruticultura. No necesariamente puede salir así”, aseguró ante la consulta de Letra P la diputada nacional por Río Negro del Frente de Todos, reconocida economista e investigadora del Conicet, Susana Graciela Landriscini.
“Todo justifica la creación de un espacio para el estudio, para que coordinen los actores, y que se formulen políticas en conjunto.” (Susana Graciela Landriscini)
Lo que Landriscini describe no son más que los problemas históricos de una actividad. Entre lo que enfatiza la legisladora, que tiene varios artículos escritos de la materia, es la falta de coordinación público-privada, o el reclamo de devaluación para obtener márgenes de ganancia, contra la necesidad de programas a mediano plazo, las estrategias contra plagas e inversión para proteger la cosecha de las heladas en el invierno patagónico. “Falta de coordinación para planificar al mediano plazo para pensar qué se planta, cómo se planta, de qué variedad, con qué técnicas. Cómo se calcula la rentabilidad por el tamaño de la explotación. Eso es lo que este espacio necesita definir”, agregó.
Sobre este tema, el titular de la Federación, Sebastián Hernández, habló del costo de producción. La caída de pymes, la urbanización y la concentración forman parte de la agenda que se instala. “Romper el statu quo generado durante décadas cuesta muchísimo”, reconoció a mediados de julio, cuando explicó los pormenores de su actividad, en el programa Bichos de Campo.
La anterior propuesta fue el Libro Blanco del Gobierno de Río Negro. Cuando Alberto Weretilneck tenía el mando, planteó junto a sus funcionarios un procedimiento para darle aire a una economía regional asfixiada. No tuvo respaldo de ningún sector.
En contacto con Letra P, el titular de la Cámara de productores de Cipolletti, Horacio Pierdominici, tomó como “positivo” el proyecto del INPM pero mantuvo reparo ante la calidad del producto, que varía según la unidad productiva. “En nuestra zona hay fruta muy buena, pero otra que no tanto. Se puede encontrar la forma a través de controles de calidad”, razonó el dirigente. Lo mismo hizo Carlos Zanardi, socio del cipoleño en los reclamos contra la zona desfavorable. “Debe existir un precio acordado anualmente, laudado por la Nación. Debe tener un margen a utilidad a establecer”, le dijo a este medio.
La Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (Cafi), la pata oficial de las grandes empresas como Kleppe, PAI, Dole, Cervi SA, Tres Ases, Moño Azul, Expofrut, Patagonian Fruits Trade (PFT), entre otras, analiza el proyecto que retornó al Congreso. Consultado por Letra P, el CEO del Grupo Prima (Moño Azul, Expofrut y PFT), Nicolás Sánchez, destacó la posibilidad de un espacio amplio que le dé mayor competitividad al sector.
“Tiene que ser plural, con consenso. Comparto cualquier iniciativa que piense el futuro del Valle, pero primero hay que sentarse a dialogar en una mesa amplia. Es importante pensar un ecosistema, con todos en la mesa, pero para trabajar en un proyecto común que es un Valle pujante, competitivo, diversificado. Si trabajamos solo para algunos sectores, no va a tener un impacto positivo”, razonó el empresario. “Que esto no sea –continuó– para seguir alimentando la grieta en el sector, que data de muchos años. Acá nos tenemos que unir todos, es la única forma de crecer. Espero este proyecto tenga ese fin”.
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ANTECEDENTES. En la década del 60, por ley, se creó la Corporación de Productores Frutícolas de Río Negro, Corpofrut. Una institución que marcó un precedente en la región: asociaba productores para la comercialización y el empaque. El tiempo desgastó a este ente que terminó en la disolución. Por la presión del Movimiento Regional de Productores, a finales de los 90 empezaron a multiplicarse las asambleas donde se hablaba de una sola cosa: precio sostén. Desde entonces, mientras el deterioro económico nacional avanzaba, se sumó otro debate a la actividad en las múltiples reuniones de pequeños y medianos productores. Precio vs costo fue el eje de las discusiones hasta que la provincia legisló la Ley de Transparencia, que empezó a darle otro marco a la discusión.
Con la Mesa Federal Agropecuaria volvió a plantearse este tema. Sobre todo cuando los yerbateros del norte lograron que se conformara el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), el modelo que citan productores norpatagónicos. Este ente fue conformado luego de un tractorazo por el centro de Posadas, en 2001. Los reclamos que rodearon la Casa de Gobierno misionera derivaron en la ley y posterior reglamentación del INYM, cuando Eduardo Duhalde manejaba el país en ruinas, un año después. La decisión del entonces Presidente logró que los productores fueran parte de la discusión de los valores primarios de la yerba mate. Desde entonces, diferentes legisladores nacionales intentaron sin éxito que la discusión del extremo norte argentino se trasladase a la Patagonia.
Pichetto, en el gobierno de Néstor Kirchner, a través de sus asesores se acercó a los productores. Si bien es sabida su relación con algunos empresarios poderosos, buscó un canal de diálogo por entonces. Al final, el plan se desvaneció en los despachos del Congreso. La idea fue retomada por Odarda, pero también fracasó en comisiones este plan. Emilia Soria, como diputada nacional, volvió a ingresarlo en el gobierno de Mauricio Macri al mismo tiempo que los chacareros regalaban la cosecha en Plaza de Mayo. Quedó en el recuerdo su discurso en la interpelación a Marcos Peña, antiguo jefe de gabinete, con una manzana red delicious en el recinto.
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