Por Gabriela Vulcano

El ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta; y la titular de la ANSES, Fernanda Raverta, se reunirán este martes con la senadora oficialista Juliana Di Tullio para ultimar los detalles del proyecto de Ingreso Complementario, que impulsa la vicepresidenta, Cristina Kirchner. Con los principales lineamientos del texto ya redactados, el oficialismo busca asegurarse que la iniciativa no naufrague en cuanto ingrese al Senado la primera semana de agosto, así como tampoco en Diputados, donde el escenario es aún más adverso.   

En el Frente de Todos decidieron cerrar filas en torno al Salario Básico Universal y avanzar en una respuesta conjunta, de consenso, que morigere las consecuencias de rechazar sistemáticamente el reclamo que las organizaciones sociales vienen realizando en las calles. En diálogo permanente con el Frente Patria Grande, liderado por Juan Grabois, el kirchnerismo y el Ejecutivo nacional se apuran por terminar de darle forma al Ingreso Complementario, dirigido a los 3,6 millones de personas indigentes. 

Mientras la semana pasada la mayoría de los legisladores hizo un parate por el receso invernal, en el despacho de Di Tullio empezaron a trabajar, casi a contrarreloj, en el proyecto que días atrás encargó Cristina Kirchner. Esta vez, a diferencia de otras, la Casa Rosada se enteró del tema antes de que saliera publicado en los diarios. Incluso, Zabaleta, así como el interventor de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Agustín Rossi, vienen promoviendo que el presidente Alberto Fernández impulse una medida de estas características, aún en medio del actual escenario económico. 

Como muestra del consenso al que se arribó entre los diferentes sectores del Frente de Todos, la jefa del bloque de senadores de Unidad Ciudadana mantendrá un encuentro este martes con el ministro de Desarrollo Social y Raverta con el objetivo de tener listo el proyecto a más tardar para la primera semana de agosto. 

Según la información a la que pudo acceder BAE Negocios, la iniciativa contempla que el Ingreso Complementario sea equivalente a una Canasta Alimentaria, la cual se actualizaría cada tres meses; que los beneficiarios sean sólo quienes que viven en la indigencia -un universo mucho menor al que apuntan los movimientos sociales-; y que como contraprestación empiecen o terminen los estudios primarios o secundarios.

Otro de los ejes salientes es que se tratará de un beneficio que se recibirá por un tiempo acotado; en principio, "hasta que la persona salga de la indigencia", tal como plantearon desde el oficialismo. No es una especie de Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) pero tampoco de Asignación Universal por Hijo (AUH), como pretenden desde la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP). 

En simultáneo, se facultará a los ministerios de Desarrollo Social, de Desarrollo Productivo y de Obras Públicas para que lleven adelante convenios con empresas privadas para que contraten de manera formal a los beneficiarios del Ingreso Complementario, a fin de que dejen de necesitar de la ayuda del Estado para no vivir en la indigencia.

Con este último punto, el kirchnersimo contiene a un sector del oficialismo, sobre todo ligado al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, que es más partidario de convertir los planes sociales en "empleo genuino" y que mira con desconfianza el Salario Básico Universal, pero también el Ingreso Complementario.