Aclaran que no es cierto que el futuro acueducto del río Colorado torne innecesaria la construcción de un embalse en puente Canessa.
Profesionales de la Universidad Tecnológica Nacional no ocultaron su preocupación porque la futura construcción del acueducto río Colorado-Bahía Blanca termine sepultando el proyecto destinado a erigir un dique en la zona de puente Canessa, incrementando así la vulnerabilidad de la ciudad ante el riesgo de grandes inundaciones.
“Tanto la Universidad Nacional del Sur como la Tecnológica han venido haciendo estudios e informes advirtiendo sobre la alta probabilidad de que se produzcan inundaciones como las de 1933 y 1944. De anteriores no se tienen registro, pero posiblemente las ha habido también y, posteriormente, en 2002 y 2007, también hubo dos inundaciones que no llegaron a la ciudad porque las lluvias fueron insuficientes, pero siempre es un alerta, un aviso de que puede pasar, entonces, el tema es que si eso paso puede volver a pasar y todos”, sostuvo el ingeniero Juan Luis Cerana.
Agregó que en 2007 un informe de la UNS y la UTN señaló que es necesario regular el arroyo Napostá para evitar futuras crecidas.
En ese marco, la posibilidad de una Bahía Blanca cubierta por el agua, lo que hasta hace algunas décadas parecía una utopía, o un pronóstico apocalíptico sin fundamento alguno, ahora empieza a cobrar mayor forma y cuenta con estudios científicos capaces de predecir qué zonas afectará una eventual inundación, según la cantidad de milímetros que precipiten en la cuenca alta y media del Napostá.
Durante las últimas tres décadas, la zona serrana sufrió varias lluvias excepcionales que, por gracia divina, no cayeron en la cuenca del Napostá, lo que hubiese generado verdaderos torrentes de agua y lodo en dirección a la ciudad. Algunos de esos casos donde la ciudad pudo haberse visto frente a una situación de emergencia se produjeron en febrero de 2001, diciembre de 1994 y abril de 1980, donde las lluvias cayeron afortunadamente en cuencas o zonas que posibilitaron que los torrentes de agua (algunos de hasta 500 mil litros por segundo) no confluyeran sobre la ciudad.
"Si esa cantidad de agua, en lugar de haber caído en 2001 sobre la cuenca del Sauce Grande, lo hubiese hecho sobre la del Napostá, un amplio sector de Bahía se habría quedado inundado", aseguró el ingeniero Juan Carlos Schefer, reconocido especialista en hidráulica.
En la historiaUn repaso a las crecidas más importantes
La de diciembre de 1994 fue una de las crecidas más importantes del río Sauce Grande de los últimos 50 años, según confirmaron pobladores de Sierra de la Ventana, aunque las aguas nuevamente se dirigieron al dique, donde fueron contenidas, sin ocasionar víctimas ni daños importantes.
Y en cuanto a la de abril de 1980, cuando más de 200 milímetros se descargaron, en apenas tres horas, sobre el arroyo Azul, produciendo una grave inundación en Olavarría, el ingeniero hidráulico Luis Ferraz volvió a señalar, por enésima vez, que Bahía Blanca era una ciudad vulnerable.
"Nos salvamos por 50 kilómetros. Afortunadamente, la lluvia no cayó sobre la vertiente sur de las sierras".
Ferraz comparó esa lluvia con la del 17 de marzo de 1933, cuando el Napostá tuvo un caudal de 550 m3 por segundo y el agua llegó a la parte superior del puente ferroviario del Parque de Mayo.
En esa oportunidad, según reflejan las crónicas periodísticas de la época, la correntada arrancó de cuajo los adoquines de madera de calle Undiano.
"¿Qué pasará en todas las casas, cuyas calles serán arroyos? ¿Qué pasará con los barrios bajos, adonde se dirigen hoy las aguas pluviales? Lo he dicho muchas veces: un metro de agua o algo menos en la entrada del Parque de Mayo significará la inundación de todos los subsuelos y depósitos de libros de la biblioteca de la UNS", comentaba Ferraz.
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