La inflación de marzo superaría el 2,5% y casi triplica la tasa de depreciación del peso. Expertos alertan por el atraso cambiario y un impacto negativo en los precios.
La inflación en marzo parece haber cerrado por encima del 2,5%, un porcentaje que supera ampliamente las expectativas oficiales. Este escenario está lejos del objetivo del 2% mensual del presidente Javier Milei y su equipo económico habían planteado como meta.
De hecho, Milei había vaticinado que, hacia el segundo semestre, la inflación mensual podría llegar a rondar el 1%. Sin embargo, los últimos datos de inflación, impulsados principalmente por los incrementos en los alimentos, indican que esta meta sigue siendo lejana.
El aumento en los precios de los alimentos durante marzo fue significativo. De acuerdo con la consultora Analytica, los precios de los alimentos subieron en promedio un 3,3% en las últimas cuatro semanas, con incrementos pronunciados en productos claves de la canasta básica.
En particular, las verduras vieron un aumento del 13,6% y las carnes subieron un 4%. Como resultado, la inflación mensual se habría ubicado en torno al 2,5%, una cifra que confirmaría la tendencia de alza en el costo de vida.
A su vez, las consultoras EcoGo y LCG proyectaron cifras similares. EcoGo estima que la inflación de marzo fue del 2,7%, mientras que LCG la ubicó en el 2,6%. Ambas consultoras advierten que el mes de abril podría traer aún mayores aumentos debido a la volatilidad del tipo de cambio, ya que se espera una posible suba en el valor del dólar, lo que podría seguir presionando los precios al alza.
Uno de los mayores desafíos del Gobierno, según los expertos, es el impacto directo del mercado cambiario sobre la remarcación de precios. La depreciación del peso continúa siendo un factor clave en el aumento de los costos de los productos, especialmente en aquellos bienes que dependen de importaciones o de insumos cuyos precios se ajustan al dólar. El atraso cambiario, que se viene acumulando desde hace varios meses, ha generado distorsiones en la economía, afectando tanto a los consumidores como a las empresas.
En este sentido, los economistas señalan que el ritmo de depreciación del peso, que en marzo habría rondado un 1% según las autoridades monetarias, es mucho más bajo que el de la inflación. La tasa de depreciación del peso es un indicador clave para medir la competitividad de la economía, y su desaceleración frente al alza de los precios alimenta las expectativas de que los precios seguirán subiendo.
El informe de Adecco también alerta sobre los efectos de la inflación en el empleo y las perspectivas salariales. La disparidad entre la depreciación del peso y el aumento de los precios genera una presión adicional sobre los ingresos de los trabajadores, lo que puede generar una pérdida de poder adquisitivo, especialmente en un contexto donde muchas empresas se resisten a ajustar salarios de acuerdo con la inflación.
En cuanto a las proyecciones futuras, los analistas coinciden en que el Gobierno enfrentará grandes desafíos para cumplir con las metas inflacionarias propuestas. Si bien el Ejecutivo mantiene su optimismo y sigue apostando por una reducción gradual de la inflación, la realidad del mercado indica que se necesitarán medidas más agresivas para frenar el impacto de la inflación sobre el bolsillo de los ciudadanos.
El INDEC, dará a conocer el dato oficial del IPC el 11 de abril y confirmará si las estimaciones de los expertos se cumplen o si se producirá una sorpresa en la cifra final. Sin embargo, con la inflación mensual actualizada, ya se está vislumbrando que el camino para cumplir con las metas económicas será más sinuoso de lo previsto.
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