Colombia no realiza actualmente actividades de exploración ni explotación de petróleo con “fracking”. El país tiene una reglamentación exigente para la exploración y una comisión de expertos nombrada por los Ministerios de Minas y Energía conjuntamente con el Ministerio de Ambiente trabaja en una propuesta con altos estándares para la eventual explotación.

“Los Yacimientos No Convencionales serían aliados estratégicos para la financiación del Estado, teniendo en cuenta que un proyecto tipo podría generar más de 10.000 millones de dólares durante su vida útil en impuestos, derechos económicos contractuales, dividendos y regalías, aproximadamente 500 millones de dólares por año”, dijo un estudio de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP).

El informe aseguró que un solo proyecto de Yacimientos No Convencionales podría generar 5.000 empleos, entre directos e indirectos, además de un efecto multiplicador en impuestos locales asociados a la cadena de bienes y servicios.

En lo relacionado con seguridad energética, el estudio estimó que los Yacimientos No Convencionales permitirían incrementar las reservas de hidrocarburos del país. Colombia cuenta con un potencial de recursos no convencionales de entre 3.000 millones y 9.000 millones barriles de petróleo equivalentes, es decir entre 2 y 6 veces las reservas actuales.

El “fracking” es tema de debate en Colombia y las comunidades se oponen con el respaldo de ambientalistas y políticos de izquierda que sostienen que esa técnica acaba con los recursos hídricos, causa terremotos y utiliza químicos contaminantes, argumentos que según la industria no con ciertos.

El estudio se revela en momentos en que el Congreso debate una controvertida ley de financiamiento que presentó la semana pasada el gobierno del presidente Iván Duque para conseguir 14 billones de pesos (4.438 millones de dólares) destinados a financiar programas sociales en 2019.

Colombia, que alcanzó en 2017 una producción de 854.121 barriles diarios de petróleo y tiene 1.782 millones de barriles de reservas probadas de crudo, equivalentes a 5,7 años de consumo, busca incrementarlas con nuevos hallazgos y programas de mejoramiento, mientras se debate el “fracking”.