La industria europea de refrescos y agua embotellada se une a las ONG y llama a crear sistemas de depósito de envases

La industria europea de refrescos y agua embotellada se une a las ONG y llama a crear sistemas de depósito de envases

Natural Mineral Waters Europe, Unesda Soft Drinks Europe y Zero Waste Europe hacen un llamamiento a la UE para que desarrolle una legislación que promueva sistemas de depósito, devolución y retorno para la totalidad los envases de bebidas aprovechando la revisión de la Directiva de envases y residuos de envases comunitaria.

No es habitual ver a organizaciones como Zero Waste Europe (ZWE), una red europea de colectivos ecologistas cuyo objetivo es eliminar los residuos de la sociedad, y a agrupaciones industriales del mundo del envasado hacer llamamientos conjuntos. Menos aún si lo que piden es que la UE ponga todas las herramientas necesarias sobre la mesa para que se pongan en marcha sistemas de depósito, devolución y retorno (SDDR), fórmulas para el reciclado y la reutilización de latas y botellas hasta hace poco demonizadas por los fabricantes y envasadores. Pero sí, así ha sucedido, al menos en clave europea. En España, la industria del envasado, concentrada en Ecoembes, sigue erigiéndose como el principal lobby contrario a estos sistemas.

En un llamamiento conjunto, Natural Mineral Waters Europe (NMWE), una patronal que representa a 500 productores de agua mineral natural y de manantial; Unesda Soft Drinks Europe, la asociación que representa a la industria europea de las bebidas no alcohólicas; y Zero Waste Europe han pedido a los líderes de la UE que faciliten las transición hacia una circularidad de la industria de las bebidas mediante el desarrollo de un marco legal que ponga en marcha nuevos y eficientes SDDR para todos los envases de bebidas. 

“Lamentablemente, y a pesar de su excelente historial, la legislación de la UE sobre envases y residuos de envases no aborda actualmente el retorno de envases de ninguna manera, ni asegura que los materiales de grado alimentario se reciclen en un sistema circular y cerrado“, apuntaba Patricia Fosselard, secretaria general del NMWE.

Parte de la solución

Los SDDR, por los que el consumidor entrega a modo de depósito —en el caso español se baraja la cifra de los diez céntimos— cuando adquiere un producto envasado, un dinero que recupera cuando entrega el envase vacío, son para estos tres colectivos clave para acelerar la transición hacia una economía circular, un objetivo establecido en el Plan de Acción de Economía Circular de la UE.

Por ello, instan a la Unión a “reconocer el papel de los sistemas de devolución, depósito y retorno y a apoyar el establecimiento de requisitos mínimos para nuevos SDDR en la revisión de la Directiva de envases y residuos de envases comunitaria”. Las tres organizaciones señalan además a los sistemas de depósito como “parte de la solución para contribuir a una economía circular y lograr el objetivo de que todos los envases sean reutilizables y reciclables para 2030”. 

Sin cambios no llegamos

Los países de la UE están obligados a recoger separadamente el 77% de las botellas de plástico dedicadas a bebidas en 2025, según se recoge en la Directiva sobre plásticos de un solo uso. En 2029, la cifra debe ser del 90%. Con los pobres resultados de recogida y reciclaje de envases domésticos ligeros, tanto de plástico como de metal o bricks, desde multitud de agentes sociales se apunta a los SDDR como los únicos sistemas capaces de aumentar unas tasas de reciclado que, en el caso español, no están claras pero se acercan más el 25%, como han desvelado informes y auditorías, que al 75% que dice recoger Ecoembes, la sociedad anónima formada por fabricantes y distribuidores de envases encargada por ley de hacerse cargo de los residuos que generan.

“Dados los actuales porcentajes de recogida en toda la UE, es poco probable que muchos Estados miembros alcancen los objetivos de reutilización y reciclaje comunitarios. Por eso apoyamos los sistemas de depósito bien diseñados, ya que son una de las opciones más eficientes para cumplir los objetivos de recogida y de contenido reciclado establecidos en la Directiva sobre plásticos de un solo uso, a la vez que una oportunidad para crear un sistema de reciclaje de circuito cerrado que garantice que el material se recupere y se recicle en nuevos envases de bebidas“, señalaba Nicholas Hodac, director general de Unesda.

Por su parte, Patricia Fosselard, secretaria general de NMWE, afirmaba que ”los Sistemas de Depósito no solo han conseguido altos índices de recogida de envases de bebidas en los países en los que están funcionando, sino que también tienen la ventaja de proporcionar material reciclado de alta calidad para uso alimentario en un flujo único y limpio”. Esta directiva de la patronal del agua mineral remarcaba además que los SDDR contribuyen a cumplir los objetivos climáticos de la UE reduciendo la necesidad de materias primas.

En discusión en España

En España, el texto propuesto por el Gobierno para el real decreto sobre envases y residuos se encuentra hasta el 28 de octubre en fase de exposición pública y en él se apuesta por el establecimiento de un SDDR a nivel estatal para aumentar las exiguas tasas de reciclado que se dan en España. 

Mientras las patronales europeas del agua mineral y los refrescos reiteran su “pleno compromiso de colaborar con los responsables políticos y los socios locales interesados en la aplicación de nuevos y eficientes sistemas de recogida para los envases de bebidas en toda la UE”, desde Ecoembes se lanzan mensajes contrarios a la implantación del SDDR, calificándolo de costoso y poco eficiente.

 

Sin embargo, un estudio realizado por la empresa pública Tragsatec, encargado por el Gobierno para evaluar la implantación de un SDDR en España señala que, de incorporarse a la gestión de residuos, este sistema evitaría que 6.752 toneladas de residuos acaben cada año abandonadas en el medio. La investigación concluía, además, que un sistema de depósito permitiría a España cumplir con sus objetivos de recogida separada de envases, así como mejorar la calidad del material reciclado y contribuir a reducir la crisis climática con 0,5 millones de toneladas menos de emisiones al año.

Comentá la nota