El presidente de Aneabe, José Manuel García, destaca que "son una de las industrias que no se pueden deslocalizar", pues deben implantarse allá donde surgen los manantiales -a menudo en localidades remotas y apartadas de los centros de consumo-, y "generar valor donde están y protegerlo de la mejor manera posible".

En colaboración con la consultora Afi, la patronal -que representa a unas 60 empresas españolas de agua mineral que generan un 90 % de la producción- ha elaborado un informe en el que se compara la situación socioeconómica de los municipios rurales con plantas envasadoras con los que no disponen de ellas.

Para conocerlo en detalle, puedes escuchar el pódcast en Ivoox, Spotify y Spreaker.

En España existen 120 plantas envasadoras y cerca de la mitad de ellas están en municipios de menos de 2.000 habitantes.

Frente a la pérdida de población, que ha afectado a ocho de cada diez localidades de menos de 5.000 habitantes en la última década, la secretaria general de Aneabe, Irene Zafra, asegura que "allí donde hay una planta envasadora hay un mayor nivel de vida y un mayor nivel de bienestar", lo que se refleja en factores de renta, dotación de servicios y comportamiento demográfico.

De hecho, la caída de la población ha sido 3,2 puntos porcentuales menor en los municipios de menos de 5.000 habitantes con actividad de envasado de aguas minerales que la registrada en aquellos lugares sin plantas.

Zafra también subraya el mayor nivel de creación de empleo en general (de más de 7 puntos) y entre las mujeres (+15 puntos) en los pueblos con plantas envasadoras.

Más riqueza y servicios sociales

El socio director de Economía aplicada de Afi, Diego Vizcaíno, apunta la renta media de los hogares es más de un 2 % superior en los municipios de menos de 5.000 habitantes con planta envasadora, una diferencia que se amplía a casi un 5 % más en los de menos de 2.000 habitantes.

"Esto tiene un efecto económico en términos de bienestar para las familias, que pueden permitirse seguir habitando el lugar que quieren", manteniendo esa riqueza del ecosistema rural y ligándola a un recurso endógeno no deslocalizado, añade Vizcaíno.

El mantenimiento de la población rural determina, además, la asignación de recursos públicos: los municipios de menos de 5.000 habitantes con plantas envasadoras de agua mineral cuentan con 17 centros educativos más, 8 centros de salud más y 22 sucursales bancarias más por 100.000 habitantes que aquellos municipios que carecen de esa industria.

El economista sostiene que las plantas envasadoras tienen "un efecto tractor" en la economía local, ya que también dependen de los bienes y servicios que les suministran empresas locales, que a su vez necesitan que el ecosistema les ofrezca unas "mínimas oportunidades de generar renta y acceder a servicios".

Los ejemplos de Solán de Cabras y Bezoya

En Beteta, un pueblo de Cuenca que alberga el manantial y la planta de Solán de Cabras, del grupo Mahou San Miguel, su alcalde, Manuel Vega, afirma que la embotelladora sirve como polo de "atracción de la población".

El ayuntamiento pretende que más trabajadores residan en el municipio o en sus alrededores, para lo que ha abierto recientemente una escuela infantil y está intentando mejorar la vivienda disponible, sin descuidar otros aspectos como el ocio y la cultura, según Vega.

"Contar con la industria nos puede mantener e incluso mejorar todos los servicios de la zona", asevera el regidor.

El director de la planta de agua mineral Bezoya (Pascual) en la pequeña localidad de Trescasas (Segovia), Vicente Rincón, explica que toda su plantilla es local -con un 45 % de mujeres-, tanto entre los perfiles técnicos como de otro tipo.

Sostiene que "han crecido con el pueblo", donde son la empresa de referencia por volumen de trabajo y aportación económica al entorno vía impuestos, lo que ha contribuido a la construcción de la escuela, el centro médico y las instalaciones deportivas.

"La planta es el pueblo", resume el presidente de Aneabe, que resalta el "entendimiento" que existe entre el sector y las administraciones locales en beneficio de la comunidad y en torno a un recurso tan sano y que ayuda tanto al bienestar como es el agua mineral natural.

La secretaria general de la patronal recuerda que se trata de aguas de origen subterráneo y puras en origen, con una composición constante y sin tratamiento químico, lo que obliga a las empresas a "cuidar el entorno de los manantiales" y realizar una gestión sostenible.