Una peritonitis cegó la vida del niño que ayer fue sepultado en medio de un inmensurable desconsuelo. Sus padres responsabilizaron a médicos por el diagnóstico tardío de un cuadro de apendicitis
La muerte del pequeño llenó de congoja e indignación a los barrios Progreso y Sarmiento, en el sudeste de la capital salteña, donde cientos de vecinos hicieron sentir su acompañamiento a la familia con muestras de pesar y reprobación por la atención médica que recibió el bebe fallecido.
En medio de su inconmensurable dolor, Danilo Liendro (19) y Romina Alvarez (20), responsabilizaron por la muerte de su bebé al servicio del Materno Infantil, donde, según manifestaron, hubo un mal diagnóstico que hizo demorar más de la cuenta la operación que necesitaba el pequeño para evitar que una apendicitis (inflamación del apéndice) derivara en una peritonitis (perforación del apéndice) y en la infección multiorgánica que causó su fallecimiento.
Romina denunció que llevó a su hijo al hospital, pasado el 11 de octubre, con fiebre y vómito. Dijo que en el complejo asistencial de Sarmiento y Arenales le diagnosticaron una bronquiolitis (enfermedad respiratoria) y determinaron que no era necesaria su internación. A la mañana siguiente, la joven mamá notó que su bebe estaba descompensado y corrió con él hasta el centro de salud del barrio Progreso, donde la pediatra percibió la gravedad del cuadro y requirió su inmediata hospitalización. Los familiares del pequeño, como también vecinos que así lo manifestaron durante el sepelio, están convencidos de que una internación oportuna, aquel 11 de octubre, habría evitado la fatal cadena de infecciones.
“Si se hubieran hecho las cosas bien, hoy mi nietito estaría con vida”, afirmó ayer la abuela de José Fabián, ahogada en tristeza. “A mi nieto lo trataron igual que a este angelito y no lo perdimos de milagro hace dos meses”, testimonió otra vecina que rompió el silencio del apesadumbrado cortejo que se encaminaba, minutos antes de las 16, rumbo a Atocha.
“Mañana vamos a estar todos de nuevo aquí, al lado de Romina y de Danilo, reclamando justicia y mejor atención médica para nuestros chicos”, señaló otra mamá del barrio Progreso.
En la triste tarde, detrás de la larga fila de autos, motos y bicicletas que marchaban hacia Atocha con la pena de dos barrios, asomaba una nueva demanda contra médicos del Hospital Materno Infantil, que el 1 de septiembre último cambió su conducción, a raíz del escándalo que estalló tras el fallecimiento de otro niño.
Luciano Martínez, de 7 años, había sido derivado a ese nosocomio desde la localidad vallista de Isonza, con un golpe en su cabeza. Según denunciaron sus padres, facultativos del Materno Infantil demoraron el diagnóstico y la asistencia que exigía el cuadro clínico del chico que no sobrevivió a la internación.
El escándalo detonó tiempo después, cuando trascendió el audio de una reunión convocada por autoridades de ese hospital, en la que se intentó consensuar con médicos los argumentos que se expondrían para acallar cuestionamientos sobre el desempeño de profesionales en la atención al chico que falleció.
“Se hizo todo lo que era posible”
El gerente del Hospital Materno Infantil, Carlos Moreno, aseguró ayer que los médicos de ese nosocomio “hicieron todo lo que estaba a su alcance” frente al grave cuadro clínico del bebé que falleció luego de dos intervenciones quirúrgicas y 27 días de hospitalización.
En concordancia con lo que manifestó la madre, Moreno señaló que el pequeño había sido asistido en la guardia el 11 de octubre, con un cuadro aparentemente respiratorio (síndrome bronquial obstructivo) por el que ya había sido medicado con amoxicilina y tenía indicada nebulizaciones ante un presunto proceso catarral con tos y fiebre. Ese día, luego de tomarle un placa radiográfica de tórax, lo mandaron a su casa.
Según quedó asentado en la historia clínica, el niño fue ingresado por la guardia al día siguiente, o sea el 12 de octubre, derivado desde el centro de salud de Progreso, con signos severos de deshidratación y un cuadro de abdomen quirúrgico (peritonitis) por lo que fue operado la mañana del 13.
“Pasó a terapia intensiva y por mal funcionamiento intestinal fue necesaria una segunda intervención el 14 de octubre”, indicó Moreno. En esta cirugía le estirparon 53 centímetros de intestino necropsado por falta de circulación. Luego de 25 días de entubamiento, falleció a causa de una sepsis y una neumopatía noscomial”. Esto es una inflamación infecciosa del pulmón generada por bacterias intrahospitalarias.
Moreno aclaró que el diagnóstico de una apendicitis es “muy dificultoso” en chicos de menos de 5 años y tiene una frecuencia de 10 entre 10 mil casos. Dijo que la complejidad incluyó otros factores, como la superposición de cuadros clínicos y una apendicitis atípica.
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