Para los psicoanalistas, el aligeramiento de la represión sexual viene desdibujando el mito de Edipo, el tabú que constituye al ser humano como distinto de los animales. Y el componente lésbico acentúa la angustia del espectador.
Natalia Páez
Moria Casán y su hija Sofía Gala Castiglione debutaron hace unos días en el teatro Picadilly con la obra teatral 3 mitades, escrita y dirigida por José María Muscari. Una historia sobre las fronteras del amor, pero también sobre la soledad, la vejez, la necesidad de sentirse completo. Los integrantes de una pareja (Casán y Mario Pasik) se enamoran de la misma mujer, al punto de plantearse otra forma de relación. En una escena, que incluye un desnudo de la vedette, ambas actrices, madre e hija, se besan apasionadamente, generando un torrente de opiniones sobresaltadas que aún no cesa. ¿Por qué escandalizó tanto ese beso?
La palabra más escuchada en torno de las fotos de Moria y su hija ha sido "incesto". El mito de Edipo es para los psicoanalistas la primera ley, la que constituye a los seres humanos en una especie diferente del animal. Este mito inspiró a Sigmund Freud su teoría del complejo al que define como el deseo inconsciente de mantener una relación sexual (incestuosa) con el progenitor del sexo opuesto y de eliminar al padre del mismo sexo (parricidio).
"El beso es lo de menos. Somos dos actrices que estamos jugando. Los que hablan y critican el beso lo hacen desde la ignorancia", dijo Moria. Y lo dice desde un lugar en el que ficción y realidad se confunden para el espectador. Es, al menos ella, un personaje altamente mediático y se ha ufanado de haber vivido su vida en los medios: llegó a hacer un careo en vivo entre su ex marido y su pareja de entonces. Sofía, a quien se conoce desde de la panza, ha contado en entrevistas que, cuando era chica, la mamá le daba "besos con lengua".
"Estamos viviendo una época en la que el complejo de Edipo tal cual lo conocemos se está desdibujando. Somos más libres de entablar, por ejemplo, relaciones sexuales con parejas del mismo sexo. O incluso de sexo distinto, pero travestidos. Y en ciertos productos de la industria del espectáculo, como la última película de Suar sobre swingers (Dos más dos), se ve una forma de aligeramiento del complejo de Edipo. En cuanto se desdibuja, aparece con fuerza aquello que reprimía, que es el incesto o la bisexualidad", explica a Tiempo Argentino la psicoanalista Any Krieger, autora del libro La sexualidad de los porteños. "Es una época compleja. Desde hace cien años se hace ido corriendo el lugar del padre como autoridad y retrocede el ideal de la familia tradicional judeocristiana, que da lugar a todo tipo de familia armada a su medida de cada uno. Así, la sexualidad está pasando por un tiempo de aflojamiento de la arquitectura edípica, que se basa en la represión", explica.
¿Por que ha generado este beso el espanto del público? Otros artistas y productos culturales argentinos han propuesto, por ejemplo, a dos hermanos cantando canciones de amor entre un hombre y una mujer, como Pimpinela. Y un director de cine (Armando Bo) filmó a su hijo biológico (Víctor) en una película subida de tono con su mujer (Isabel Sarli).
"Esto genera espanto porque obviamente la represión está instalada. Y tenemos una cultura del Edipo y la prohibición del incesto. El ámbito de las prohibiciones se está desdibujando a nivel social: tenemos matrimonio igualitario, aparece la bisexualidad como algo que no hay que ocultar. El espanto, el asco, es la reacción esperable frente a la represión. Pero por otro lado también eso se muestra porque aparece la obra de esta manera, en esta particular época en la que estamos viviendo. No sé si hace 20 años se hubiese podido representar esa obra. Lo que causa más rechazo es el vínculo real que tienen las actrices: madre e hija", agrega Krieger.
"La confusión la genera el espectador que tiene el doble registro, que sabe que son madre e hija. Y el impacto mayor pasa por el componente lésbico de la escena. No estamos habituados a verlo. Distinto sería el impacto si fueran madre o hijo. A pesar de lo vanguardista de nuestras leyes, para un espectador, esta escena es doblemente impactante o angustiante. Remueve y amenaza el levantamiento del tabú en uno mismo. Uno se identifica o con la hija o con la madre que están transgrediendo el tabú del incesto. Es uno mismo el que atraviesa esa prohibición que nos constituye como seres humanos, que para el psicoanálisis es la primera ley", explica el presidente de la Asociación de Psicoanálisis de Argentina, Andrés Rascovsky.
"Para ellas como actrices, seguramente esto es la profesionalización de un juego, un espacio transicional, como lo llamamos los psicoanalistas. Un juego de roles muy profesionalizado que no implica ningún erotismo entre ellas –apunta Rascovsky–. Hay, desde luego, un uso de esa situación para escandalizar, porque para el espectador, este juego perverso, entre comillas, está por un lado prohibido pero al mismo tiempo genera mucha curiosidad, morbo sin participación en la transgresión, o como una participación imaginaria que genera curiosidad y angustia. Y las actrices saben generar esa atracción que bordea lo escandaloso." «
El mito de Edipo
Layo, rey de Tebas, había recibido el anuncio del oráculo de que si engendrase alguna vez un hijo, el niño, una vez adulto, le daría muerte. Sin embargo, estando ebrio, se unió a su esposa Yocasta, y tuvo un hijo, Edipo que al llegar a la adolescencia sospechó que no era hijo de sus pretendidos padres. Para salir de dudas visitó el Oráculo de Delfos, que le auguró que mataría a su padre y luego desposaría a su madre. Huyó tratando de escapar de su destino, pero al cabo, lo pronosticado por el oráculo sucede. Edipo, horrorizado, se arranca los ojos. Esta historia inspiró a Sigmund Freud el desarrollo de la teoría del Complejo de Edipo, y la prohibición del incesto.
todo queda en familia
Coca Sarli y Víctor Bo: En La tentación desnuda (1966), película dirigida por Armando Bo. Isabel Sarli (su mujer) se cae al río desde un yate, perdiéndose en la vegetación selvática del Paraná, y como resultante, despierta fantasías en los lugareños. En ese film, el hijo del director, Víctor Bo, es uno de los protagonistas y mantiene escenas eróticas con la Coca, su... ¿madrastra? Más allá de los desnudos de Sarli, la escena no despierta polémicas.
Woody Allen y y Soon Yi: El escándalo sí estalló cuando una historia de amor de más 12 años se rompió, con la actriz fetiche y mujer de Woody Allen, Mia Farrow, acusándolo de incesto y abuso de menores. El detonante fue Soon-Yi, una joven de 21 años que había adoptado Farrow, y hoy es esposa de Allen. En una entrevista al semanario norteamericano Time, Woody Allen y Soon-Yi explicaron su postura. Para el cineasta, no hay dilema moral.
Tomasito y Guido Suller: El ejemplo más freak de la farándula. Tomasito y Guido Süller no tienen lazos sanguíneos pero jugaron a tener una relación incestuosa por su parecido físico. "Me hace la chechona", decía Tomasito respecto de los cuidados especiales que su padre adoptivo le propinaba. Un festín para los programas de chimentos que se basó en escandalizar desde la prohibición del incesto y la sugerencia.
Pimpinela: "Hace dos años y un día que no lo he vuelto a ver / y aunque no he sido feliz, aprendí a vivir sin su amor", dice una de las letras de Joaquín y Lucía Galán. Interpretan canciones de amor –y desamor– desde hace tres décadas. "No son vistos como hermanos incestuosos porque hay en ellos un paso de comedia. Algo que el público entiende. Y porque no se trata de una madre y su hijo ni de un padre y su hija", explica la psicoanalista Any Krieger.
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