Carlos Morínigo, exministro de Salud y actual neumólogo del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram) –designado centro de referencia para el covid-19–, lleva días denunciando que los insumos les llegan “de a puchito” y que hay déficit de placas radiográficas y de sedantes, que son principalísimos para tratar los casos graves de la enfermedad.
Agregó que el Ineram no cuenta con redemsivir, una de las drogas más recomendadas para mitigar los efectos del covid-19, lo que obliga a los familiares de los enfermos a que la adquieran en farmacias que sí tienen el medicamento. Días antes, otro neumólogo del mismo hospital denunciaba también la falta de insumos.
Si así está el hospital modelo, no es difícil imaginar cómo están los demás. Como el Gobierno ha fracasado en fortalecer al sistema de salud para hacer frente al aumento de contagios, vuelve a restringir nuestros derechos, nos constriñe de vuelta con el pretexto de realizar el fortalecimiento y abastecimiento del sistema sanitario que, sin embargo, debieron hacerlo desde el inicio de la pandemia.
Carlos Morínigo, exministro de Salud y actual neumólogo del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram), designado por el Gobierno como centro de referencia para el covid-19, lleva días denunciando a quien lo quiera escuchar que los insumos les llegan “de a puchito” y que hay déficit de placas radiográficas y de sedantes, que son principalísimos para tratar los casos graves de la enfermedad.
Morínigo fue más lejos y dijo algo más grave: El Ineram no cuenta con redemsivir, una de las drogas más recomendadas para mitigar los efectos del covid-19, lo que obliga, confirmó, a solicitar a los familiares de los enfermos a que la adquieran por cuenta propia en farmacias que sí tienen el medicamento. Morínigo solo confirmaba las denuncias que desde días antes venía realizando otro neumólogo del Ineram, el doctor José Fusillo, sobre esta escandalosa falta de insumos en el hospital que debe ser el modelo de la respuesta nacional al covid-19.
Si así está el hospital modelo, no es difícil imaginar cómo están los demás. El saldo de la cuenta corriente para el covid-19 del Ministerio de Salud en el Banco Nacional de Fomento a noviembre es de unos 55 millones de dólares. La ley de emergencia sanitaria proveyó para el sistema de Salud unos 600 millones de dólares desde abril. Y el ministro Julio Mazzoleni sostiene que gran parte de las compras para enfrentar este problema se hizo con fondos ordinarios de su ministerio.
Luego, surge sola la curiosidad sobre en qué se gastó la enorme cantidad de dinero que el pueblo paraguayo puso a disposición del Gobierno para hacer frente a la pandemia, pues es evidente que no utilizaron esos recursos en asegurar una adecuada provisión de insumos para el Ineram, por ejemplo. ¿Qué hizo el Gobierno todo este tiempo? ¿Qué hizo Mazzoleni? ¿Qué compró?, pues es obvio que no fueron insumos, al menos no para el Ineram. Mazzoleni se atrevió a intentar ocultar su responsabilidad y la del Gobierno diciendo que la falta de insumos se debe “a la burocracia de las licitaciones”, lo cual es falso e inaceptable.
Es falso porque la ley de emergencia sanitaria organizó caminos expeditos para todas las compras destinadas a enfrentar la pandemia, y si el Gobierno se empantanó incluso con esas ventajas, es porque prefirió el negociado a la decencia y porque trató de medrar en la desgracia.
Es así de inmoral. Y es inaceptable porque ningún funcionario público tiene derecho ni legitimidad para sostener, como hace Mazzoleni, que el cumplimiento de la ley le representa un obstáculo para el buen desempeño. Si el Gobierno o el citado ministro no pueden desempeñarse con solvencia en el marco que la ley les indica, deben dar un paso al costado, pues están para cumplir la ley y no para pisarla ni para usarla como excusa de la incompetencia y la corrupción.
Ahora, como han fracasado en fortalecer al sistema de salud para que este pueda hacer frente al aumento de contagios, como fue presupuestado para el retorno a la normalidad, el Gobierno vuelve a restringir nuestros derechos, nos constriñe de vuelta con el pretexto de realizar el fortalecimiento y abastecimiento del sistema sanitario que, sin embargo, debieron hacerlo desde el 9 de marzo.
En el camino, este Gobierno de cínicos encabezado por Mario Abdo Benítez menoscaba el derecho de cada paraguayo a obtener los beneficios de su propio esfuerzo a cambio de una limosna gubernamental paralizante, que solamente beneficia a quienes pueden medrar al abrigo de la impunidad oficial.
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