El proyecto de ley que con la modificación del Impuesto a las Ganancias para empresas que diseñó el Ministerio de Economía para compensar el rojo fiscal generado por la suba del Mínimo No Imponible para personas humanas, está siendo debatido por el bloque del Frente de Todos y ya se anticipó que no será aprobado tal como fue escrito originalmente.
De hecho, al mismo tiempo que la comisión de Presupuesto y Hacienda del Senado avanza en darle el visto bueno a la media sanción a la nueva ley que modifica el piso del Impuesto a las Ganancias y se prepara para sancionarla durante la primera semana de abril, la otra “pata” del proyecto sigue dando vueltas en los despachos del Palacio de Hacienda para encontrar un punto intermedio.
Son los choques propios de la política y la Economía. Todos reconocen que los recursos son escasos, pero en medio de un escenario electoral, hay discusiones y desacuerdos en dar media sanción a una medida por demás antipática, que puede generar un nuevo choque con el sector empresario, de quien pretenden ser aliados en la reconstrucción del país. Desde la cartera de Guzmán la mirada es otra: es indispensable compensar un proyecto con otro para equilibrar los números y poder cumplir con la meta fiscal establecida.
El menos convencido de avanzar es el mismo Sergio Massa, quien tiene bajo llave el proyecto que propone una estructura de alícuotas escalonadas con tres segmentos en función del nivel de ganancia. Un primer escalón del 25% para ganancias netas de hasta $1,3 millones; el segundo escalón del 30% hasta $2,6 millones y un último segmento de 35% para ganancias netas superiores a $2,6 millones y cuyos dividendos distribuidos pagarán en todos los casos la alícuota del 7%.
Si bien en Economía insisten en que solo se aumenta el impuesto para empresas más grandes, desde algunos sectores no desconocen el “ruido” que se generará nuevamente con el sector empresario, cuestión que algunos desean evitar en un momento donde la reactivación productiva requiere justamente una reducción tributaria, no un incremento.
Acá es donde radica la principal discusión y hace que por estas horas se esté modificando la letra, pues si bien tendrían los números para aprobarla no será por unanimidad como fue la suba del Mínimo No Imponible.
El empresariado mientras tanto negocia su parte y vive su interna. La UIA debe renovar autoridades en su conducción y resurgen tensiones respecto a quien es la persona ideal para dirigir la entidad y particularmente quien es apto para llevar adelante la relación con el Gobierno. Varios son los candidatos que están en carrera como Miguel Angel Rodríguez de SintePlast o Ignacio de Mendiguren, actual titular del BICE, aunque su actual vicepresidente, Daniel Funes de Rioja de la COPAL, pareciera ser el sucesor natural de Miguel Acevedo.
Por ahora se deberá esperar al menos unos días. Los empresarios avanzarán con las definiciones después de Semana Santa. Más allá de las diferencias, todos quieren una lista de unidad, pero no hay consenso aún en quien es la persona indicada que pueda agraciarse con todos los sectores.
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