De acuerdo con estudios recientes las bebidas gaseosas o carbonatadas, bebidas energizantes, aguas endulzadas y un largo etc., son una pésima elección para la salud
De acuerdo con estudios recientes de la Universidad de São Paulo y organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), las bebidas gaseosas o carbonatadas, bebidas para deportistas, bebidas energizantes, aguas endulzadas, bebidas con jugo, néctares, zumos, mezclas en polvo para preparar refrescos o bebidas instantáneas, jarabes, esencias o extractos de sabores, yogures y leches saborizadas con azúcares adicionados, son ejemplos de las llamadas bebidas ultraprocesadas y son una pésima elección para la salud humana y planetaria.
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Así mismo, numerosas investigaciones alrededor del mundo han establecido que estos productos están asociados con el deterioro en la salud a través de la acumulación de grasa en el hígado, disminuyen la saciedad y generan mayor consumo de calorías, aumentan el riesgo de obesidad y de las enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, y diversos tipos de cáncer. Además, están relacionadas con el deterioro en el ambiente, a través del aumento en las emisiones de gases del efecto invernadero durante el proceso de producción y distribución, contaminación oceánica con sus envases de plástico o metal, y con la afectación en la huella hídrica y ecológica.
Considerando este hecho, la academia sin conflictos de interés y sectores de la sociedad civil que trabajan por el derecho humano a la alimentación adecuada, celebran la actual propuesta de reforma tributaria de gravar los productos comestibles y bebibles ultraprocesados en Colombia.
Esta medida representa un acierto en política pública porque replica acciones exitosas que han tenido países vecinos con condiciones similares al nuestro, y porque considera las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de disminuir el consumo de productos que atentan contra nuestra salud y la del planeta.
Según un estudio en México, después de la introducción en 2014 de un impuesto a las bebidas azucaradas, se redujo en un 6% la compra de estos productos, siendo del 9% entre las familias más pobres. En Chile, de acuerdo con los estudios de la Universidad de Carolina del Norte también se ha observado una disminución significativa del 24% después de aplicar una pila de medidas en las que se incluye el impuesto a las bebidas azucaradas.
Desde 2015, la Organización Mundial de la Salud ha venido recomendando que el impuesto a las bebidas azucaradas sea de al menos el 20% con el propósito de lograr un impacto significativo en la salud, reduciendo el consumo de estas bebidas.
Para el caso de Colombia, en un estudio realizado por la Universidad Carolina del Norte y la Universidad de los Andes, la implementación de un impuesto al consumo del 20% a las bebidas azucaradas puede reducir la compra de estos productos en un 32% e incrementar el recaudo tributario a un valor equivalente al 1,1% del total del ingreso fiscal anual. Adicionalmente, según un estudio de la Universidad Johns Hopkins y la Universidad de los Andes, se ha mostrado que el impuesto de acuerdo a las características propias para Colombia debe ser de al menos 24% para que tenga un impacto apreciable en disminuir las prevalencias de obesidad en las personas de estratos socioeconómicos más bajos.
Un efecto muy positivo en términos de disminuir la pesada carga de enfermedad especialmente en los sectores más vulnerables y para el sistema de salud que destina más de $740 mil millones al año en la atención de la diabetes tipo 2 atribuible al consumo de este tipo de bebidas.
Se espera que los tomadores de decisión, los que nos representan como sociedad, actúen urgentemente bajo el mismo discurso de campaña, bajo una ética que proteja el bienestar humano y planetario, y tomando en cuenta la evidencia sin conflicto de interés, dejando de lado la visión maquínica y comercial de la ética del mercado que atenta contra los derechos humanos a la salud, la alimentación adecuada y la vida humana y planetaria.
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