Debe ser una de las designaciones más curiosas y asombrosas de la historia política. El pico de la inseguridad ciudadana, que ha merecido la movilización de las cúpulas policiales y judiciales, vive el amanecer de una experiencia cuyo laboratorio es nuestra ciudad. Osadía, improvisación y desconcierto, una mezcla explosiva de un gobernador que está más perdido que una llave.
Decía mdphoy.com la semana anterior en plena crisis: “Encima todo este proceso es acompañado por un inútil todoterreno como el diputado provincial “Manino” Iriart (los ojos de Scioli en Mar del Plata) para el cual la política se reduce a asar vaquillonas con cuero. Es decir, un pelotudo importante.” A riesgo de caer en un exabrupto y exceso periodístico, nos referíamos a Manino Iriart. Una semana después, el desatino cobraría otra dimensión, hoy por influencia de Scioli, se ha convertido en secretario de Seguridad Municipal de la ciudad de Mar del Plata.
mdphoy.com ha liderado la información sobre inseguridad con estadísticas propias (que han recogido y publicado medios nacionales), cuadros comparativos, mapas del delito, informes exclusivos y notas a jueces, fiscales y el obispo de la ciudad, monseñor Antonio Marino. Nuestros lectores han contado con material inédito, cuyos datos han sido refrendados por la realidad, que es la única verdad. Llevar un registro de los asesinatos, es reflejar la crudeza de la situación, no es amarillismo, como algunos lo catalogan. Existe en la ciudad, cierta prensa que cuidadosamente ha protegido a los responsables, hasta que desbordada por la realidad, con morosidad excesiva y digna de mejor causa, se ha silenciado.
Iriart, se ha referido a aplicar su impronta desde sus nuevas funciones, a saber: distribuir subsidios discrecionalmente, asar vaquillonas con cuero, armar coreografías con porristas uniformadas de color naranja, que ovacionaban a Scioli en la puerta del Hotel Hermitage, y le hacían un cordón para cruzar hasta el Provincial, organizar el campeonato de penales con Sergio Goycochea en el Estadio Único de Las Toscas entre otros. Además ha sido el capitán del derroche de dineros públicos, en nombre de Scioli. Manino es el hombre que el multimedios La Capital define en su edición de hoy, como una suerte de Mascherano, algo que roza lo inconcebible.
Con Iriart en la secretaría de Seguridad, estamos hablando de una afrenta, en el mismo momento que se conocía su designación, todo el personal del Hospital Ferreyra de La Plata, se movilizó hasta la sede de la gobernación de la capital de la Provincia, por el asesinato de un médico de 28 años. Iriart es el rostro del fracaso de la política de seguridad en todos los órdenes del gobernador Scioli. En este caso los profesionales de la salud de La Plata, no fueron ni a la jefatura de la policía de la Provincia de Buenos Aires ni a la intendencia de la capital de los bonaerenses, sino que hicieron foco en la residencia del mandatario bonaerense.
En las últimas horas se ha dejado trascender, que existe un estado de deliberación dentro de la policía bonaerense, que no ha podido ser neutralizado ni con la presencia de Matzkin, ni con la permanente representación de un secretario de Seguridad de la Provincia en la ciudad. Es más, se sospecha a que en algunos hechos, participan miembros de esa fuerza, ya que sería imposible concretarlos de otra manera, ya que los mismos se consuman sin ulterioridad, lo que comúnmente se denomina como zona liberada.
En medio de los operativos, anuncio de los refuerzos y del aumento en logística que desplegó Matzkin, se registraron en las últimas horas dos protestas en sendos barrios emblemáticos de la ciudad, como Parque Luro y el Puerto. Dicen, que dejar la economía de un país en manos de la política es un peligro, dejar en manos de Iriart la seguridad de una ciudad, no le va en zaga.
La llamada policía local, supone y se asegura que será un salto de calidad en el servicio. Una lectura simple, indica que habrá un desplazamiento de la bonaerense, acabándose (se presume) con los “kioscos” que habilitan los negocios que prosperan bajo la comisión de delitos de diversa índole.
¿Cómo impacta la designación de Fernando Telpuk? Este no es un dato menor, Telpuk viene con antecedentes sobre el combate de la corrupción policial y se cargó a integrantes de la policía santafecina, que operaban con miembros de la bonaerense en la zona limítrofe con el Norte del Gran Buenos Aires. Telpuk aparece como el hombre indicado para crear y guiar la nueva fuerza y dotarla de un nuevo espíritu, que indudablemente su errática actual conducción política y natural no ha podido impregnar desde la gobernación bonaerense.
En todas las fotos de estos difíciles momentos aparece con jefes policiales y autoridades políticas, el fiscal general Fabián Fernández Garello, con una particularidad, gestos de mal humor, de preocupación, molesto y de aportes circunstanciales, digamos que no agrega demasiado, cuando es alguien que domina como nadie la problemática de la seguridad, tanto estructural, como política, social y económica. Excede a todos en su condición de experimentado funcionario en el cargo, el ex concejal del P.J. supera a todos desde el gobernador al intendente, son muchos años, algo tendrá que ver se supone. Además el fiscal general administra a la policía judicial (una deuda que la política no saldó) y dirigir a la policía de la provincia en función judicial, es decir en cada uno de los casos que son investigados por el Ministerio Público Fiscal. El resto de sus funciones son de carácter organizativas y funcionales dentro de la estructura del Ministerio Público Fiscal.
No sería en vano, acercarle por Mesa de Entradas de la Fiscalía General, la lista de los asesinatos de 2013, 2014 y 2015, y que brinde un informe del estado en que se encuentra cada una de las causas, esclarecidas, acusados, detenidos, liberados, reincidentes etc. Sólo haría falta un periodista inquieto y un compromiso de su parte, pero será difícil, tan difícil como contar el número de pobres, con la probabilidad de estigmatizarnos, por eso Mar del Plata cada vez más se parece a Rosario, aunque a muchos les moleste.
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