El Estado comprará y lo revenderá a menor precio a las destilerías; es un efecto de la política energética que derivó en una caída de la producción
Será la primera compra de crudo al exterior en un período de por lo menos dos décadas. Sin embargo, el equipo económico prefiere resistir el costo político de esa medida a cambio de obtener réditos tanto en la balanza comercial como desde el punto de vista cambiario, dado que la compra de producto primario para procesar en el país permitiría reducir las importaciones de derivados, que son más caros.
Una vez más, Enarsa -que nació en 2004 con el objetivo de convertirse en una compañía pública testigo del mercado petrolero pero que se convirtió en el brazo ejecutor del Gobierno en la crisis energética-, será la encargada de la operación. Aunque aún no están definidos todos los detalles, fuentes que están al tanto de la iniciativa estiman que Enarsa importará un cargamento de aproximadamente un millón de barriles que llegarían de algún país productor de la costa oeste de África a precio internacional (anteayer, la variedad WTI, de referencia para la Argentina, cerró a US$ 94,46 el barril). Luego, la compañía estatal lo venderá a las petroleras, entre ellas YPF, una de las principales promotoras de la medida, a US$ 83.
Este número no es casual: los contratos de crudo Medanito (el crudo de mejor calidad del país) para este mes, se están cerrando a ese mismo precio. Por lo que, en la práctica, la importación de crudo no bajará los costos de producción de combustibles de manera directa, sino que permitirá aumentar "la carga y el rendimiento de las refinerías", según explicó una fuente con conocimiento de la iniciativa.
El Gobierno estudia la medida desde hace meses a pedido del sector privado. Un equipo comandado por el secretario de Energía, Daniel Cameron, hizo los números finos, que le presentó a la comisión fiscalizadora del sector energético que, en la práctica, comanda Kicillof.
Pero los tiempos se aceleraron en diciembre. El día 19, en una reunión que mantuvieron el ministro de Economía, Axel Kicillof, y el secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, con los jefes de las grandes petroleras, los funcionarios reconocieron tener en claro que la caída en la producción local del crudo Medanito, propio de la provincia de Neuquén, afecta la rentabilidad de las empresas refinadoras.
El propio Costa, ya sin Kicillof, retomó el tema ante una concurrencia muy similar, en un encuentro que mantuvo el 27 de diciembre. Prometió allí que el Gobierno habilitaría la importación de crudo en la segunda semana de enero. Lo escuchaban Carlos Alfonsi, director ejecutivo de Downstream de YPF; Patricio Chababo, vicepresidente de Axion Energy; Juan José Aranguren, presidente de Shell; Rodrigo Turienzo, gerente general de Oil Combustibles; Daniel Barbería, de Refinor; Diego Saralegui, de Petrobras, y representantes de Pdvsa y Dapsa, entre otros. Todos se mostraron a favor de la decisión.
En la jerga de los barones del crudo, el petróleo Medanito se define como "liviano". Es el que mejor rinde en las destilerías nacionales, pero cada vez hay menos. De acuerdo con números oficiales, entre 2009 y 2012 su producción cayó más de un 21%, hasta los 6,11 millones de metros cúbicos. Y tuvo su correlato en una menor eficiencia de las refinerías. Al mismo tiempo, las empresas debieron incrementar la importación de combustibles, algo que incrementó la salida de divisas en un contexto de estrechez cambiaria. Hasta noviembre, según números de la Secretaría de Energía, giraron más de 2000 millones de dólares para comprar naftas y gasoil fuera del país.
En el mercado sostienen que las destilerías que tienen Shell en Dock Sud e YPF en La Plata (el mayor complejo industrial del país) serán las principales beneficiadas. El resto, sin embargo, también sacará provecho de la compra..
Comentá la nota