En 2019, un decreto presidencial oficializó la importación de basura y residuos en nuestro país.
No es novedad que la importación de basura es un tema polémico. Es que, los residuos son uno de los problemas más complejos que enfrenta no solo nuestro país, sino todo el resto del mundo. A raíz de una modificación al artículo 2 de un decreto publicado en 1992 que prohibía “el tránsito, la introducción y la importación definitiva o temporal al Territorio Nacional de todo tipo de residuo procedente de otros países”, se autorizó en nuestro país el ingreso de toda “sustancia u objeto que se utilice para finalidades específicas”, así como también para cuando “exista un mercado o una demanda para dicha sustancia u objeto”.
Es decir, se dio luz verde a lo que se conoce como la “importación de basura”.
Pero, ¿qué significa esto?
Decreto de 1992: El antecedente
El 24 de enero de 1992 (con publicación en el Boletín Oficial el 29 de enero), se sancionó el Decreto 181/1992 de “Residuos peligrosos”.
Básicamente, dicho decreto le hacía frente a un vacío normativo en relación a la introducción de mercadería y/o productos que pudieran considerarse riesgosos desde el punto de vista de contaminación ambiental y sus posibles consecuencias sobre la calidad de vida de los ciudadanos. De esta manera, el decreto de Residuos Peligrosos prohibía el ingreso de desechos o desperdicios procedentes de otros países.
Uno de los puntos más importantes del decreto hacía referencia a la certificación: además de no poder ingresar ni transitar desechos que provenían de otro país, tampoco podrían hacerlo todos aquellos residuos o desperdicios que no tuviesen un certificado de inocuidad sanitaria y ambiental, expedido previamente al embarque.
¿Qué es un desecho o residuo?
Según el nombrado decreto, se considera “residuo, desecho o desperdicio a toda materia, sustancia u objeto producido en cualquier actividad y a cuya eliminación, reciclado, recuperación, reutilización y/o disposición final se proceda, se proponga proceder o se esté obligado a proceder, así como también todos aquellos que a juicio de la autoridad de aplicación sean considerados como tales”.
Además, también se considerará residuo, desecho o desperdicio a “todo material, sustancia u objeto que pretenda ser importado o introducido en el mismo estado en que fuera desechado por el generador, y/o sea ofrecido a nuestro país tanto en forma gratuita o abonando una prima para su reciclado, tratamiento o disposición final”.
Beneficios de la basura importada
Según el entonces secretario de Ambiente de la Nación, el rabino Sergio Bergman, defensor de la modificación realizada al decreto, la conocida “importación de basura” tiene como objetivo reutilizar estos “residuos procesados” para luego convertirlos en insumos industriales. Es decir, importar sustancias u objetos para ser destinados a un proceso productivo y finalidad específicos, tales como el caucho para la realización de canchas sintéticas.
Específicamente, lo que se intenta hacer con esta nueva modificación del decreto es flexibilizar el ingreso de ciertos materiales que nuestra industria utiliza pero no tiene en cantidad suficiente, o directamente no hay. Por ejemplo, el scrap de aluminio, para la industria automotriz, o el ya mencionado caucho.
De esta manera, con el tratamiento de residuos, se pueden transformar en valiosos aquellos insumos básicos para industrias y actividades comerciales. Esto no solo fomenta la producción local, sino que además promueve el reciclaje, la economía circular y el desarrollo sustentable.
Contras de la importación de basura
Más allá de que la importación de basura puede fomentar, en cierta medida, el reciclaje, una de las banderas rojas que se levantaron es que la modificación al decreto 181/1992 permite el ingreso de materiales sin certificado de inocuidad sanitaria y ambiental, entre ellos, el más problemático es el plástico.
Como se mencionó anteriormente, uno de los puntos más importantes del decreto es la certificación, que obstaculizaba la entrada de materiales que no tuviesen certificado de inocuidad. Por lo tanto, si no se puede confirmar que los desechos o residuos importados (sea cual sea su utilización posterior) no tienen peligros asociados, entonces dicha importación podría poner en peligro la vida de los ciudadanos argentinos.
Además, la importación de basura trata un tema social, ya que afecta a más de 150 mil personas que se encuentran trabajando en la industria del reciclado del cartón y del plástico. Por ejemplo, de las 6700 toneladas de basura que se recolectan en la Ciudad de Buenos Aires, hay doce cooperativas cartoneras que tienen a su cargo el tratamiento de reciclado de 600 por día.
Por otro lado, la gestión efectiva de residuos es un problema conflictivo, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo. Una de las mayores críticas por parte de organizaciones ecológicas y políticos es que hacerse cargo de residuos foráneos cuando todavía no se pudo reducir la cantidad de residuos de relleno que tenemos anualmente no tiene sentido.
En palabras del secretario de Ambiente de Tierra del Fuego, Mauro Pérez Toscani a Tiempo Argentino: "Aún no pudimos resolver la cuestión interna de la gestión integral de residuos y trabajar en economía circular. Es decir, si no pudimos resolver este problema internamente, ¿cómo podemos abrir la importación de residuos del exterior?".
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