Habrá mucha actividad en torno al Parlamento mientras se esperan definiciones clave para encaminar la nueva etapa de la estrategia de Patricia Bullrich de cara a las elecciones generales.
Por: Carla Pelliza.
El larretismo recibió el cachetazo el mismo 13 de agosto. Ese día, se dio cuenta que Juntos por el Cambio se enfrentaría a tener altas chances de quedar afuera del balotaje y vio en Javier Milei una figura en crecimiento, con planetas alineados. El bullrichismo tardó un poco más. Tuvieron que pasar al menos unas horas para que ampliara la mirada y no concentrara la atención sólo en el resultado de la PASO propia sino de todo el mapa. Terceros, lejos, en lo individual. Difícil.
A finales de esta semana se conocerán los resultados de los primeros focous group mandados a hacer después de las internas para medir el humor social y, a partir de allí, definir una estrategia más sólida de cara a las generales. Es que siempre se pensó que la pelea iba a ser directamente contra Sergio Massa pero la realidad demostró que la alianza, ahora con Patricia Bullrich como la candidata, se ubicó en una posición del medio bastante incómoda.
Todavía no se sabe a dónde ir a buscar los votos y eso lo deberá definir ella junto a su equipo. Dijo que iba a llamar a los larretistas para sumar fuerzas en la campaña, pero todavía no sucedió. Todo depende de ella. Lo que quiera hacer. El resto, con mayor o menor entusiasmo, acompañará. Se transformó en una familia ensamblada.
¿Conviene ir a buscar votos al centro? A la bolsa de Juan Schiaretti, ese que rechazaron hace dos meses. Por supuesto, sostener los de Horacio Rodríguez Larreta. ¿Conviene seguir en el camino halcón? Mantener los sufragios de Patricia e ir a buscar no sólo los perdidos en manos de Milei sino también los que votaron en otros años y esta vez no.
Ninguna de todas esas cosas está garantizada. Ni que Bullrich retenga todos los votos de Larreta ni que retenga los propios porque, a veces, se vota ganador. Y el ganador fue Milei. Mauricio Macri, encima, con sus gestos, no logra terminar de anular una opción para darle entidad a la propia. Levanta al libertario más que a su discípula.
Una vez que se sepa de dónde sacar los votos, definir el perfil. Bullrich se encargó, al menos en esta primera etapa, de declararse líder del espacio para dejar en claro que la línea será la del cambio profundo y sin titubeos. Una especie de intento de recuperar el lugar que empezó a ocupar Milei con la dificultad de entrar en la comparación destructiva: ella no es lo nuevo, ya fracasó, y él todo lo contrario.
Se dirá que es el cambio con experiencia versus el cambio anárquico que sólo lleva a la destrucción y, por ende, a la ausencia de cambio. Pero parece enroscado. La primera semana, para Patricia, fue de medios de comunicación y de festejos por ganar a Larreta. Lo disfrutó bastante. Sin embargo, sorprendió que el jueves, a la foto en el Jardín Botánico, no haya llegado con una hoja de ruta. Se leyó como semana perdida.
Larreta va a acompañar, Diego Santilli va a acompañar pero los más pesimistas empezaron a dudar con mucha fuerza de una presencia de JxC en el balotaje. Hoy por hoy, se dijo, tanto Buenos Aires como la Nación están más para perderse que para ganarse por el mismo motivo, los libertarios dificultaron la elección de una estrategia para definir dónde están los votos. Y encima les roban los propios.
¿Qué pasa si Bullrich queda afuera del balotaje? Ganar la interna y perder en primera vuelta sería un golpe durísimo para su figura. Tanto como lo fue para Larreta el desempeño en la PASO, todavía sin una explicación que cierre del todo. La más potente es la del intento de moderación en un mundo polarizado.
Pero podría darse que haya una ruptura de Juntos por el Cambio, en caso de derrota en octubre. Algunos claramente apoyarán a Milei y otros preferirán no hacerlo. ¿Cómo se convive ocho años fuera del poder con tantas diferencias? Por ahora, los primeros pasos demostraron que la alianza no mostró inconvenientes para hacer un pacto parlamentario con el libertario.
El 23 de agosto fue citada una sesión especial para reformar la ley de alquileres. Dentro de los bloques firmantes están el PRO, la UCR, Evolución, la Coalición Cívica, Provincias Unidas, Encuentro Federal, Interbloque Federal y, entre otros, La Libertad Avanza. Con estas alianzas, consideran que podrían llegar al quórum para habilitar la sesión. Unión por la Patria no lo facilitará.
La oposición buscará rechazar el dictamen de mayoría del kirchnerismo que, por haber tenido más votos en comisión, será el primero en tratarse. El texto propone indexación anual, contratos por tres años, beneficios fiscales y controles para contratos nuevos. Pero, de conseguir quórum, los convocantes a la sesión podrán rechazarlo sin problemas para pasar al debatir el segundo.
El dictamen de la oposición está siendo negociado y se negociará incluso en la sesión para intentar atraer a todos, incluso a los que prefieren derogar la ley. En principio, los ejes rectores son contrato de dos años y ajuste acordado entre las partes en una relación muy desigual ya que el inquilino necesita un lugar donde vivir y el propietario es el que tiene el poder.
Y no será lo único que empiece a mover el Congreso. Todo con foco en la economía. Este será el centro de la campaña y Bullrich trabaja para tener voceros lo antes posible, evitándose cometer errores ya cometidos en el pasado producto de su poco conocimiento de la materia.
La oposición ya pidió activar la cláusula gatillo del Presupuesto 2023. El año pasado se aprobó que el gobierno envíe, una vez superado el 60% de inflación acumulada anual, una especie de adenda a la ley de leyes por la mayor recaudación producto del incremento de los costos de los productos. Esto ya se empezó a solicitar y Sergio Massa tendría tiempo de mandarla antes de hacer lo propio con el Presupuesto 2024, el 15 de septiembre.
En principio no se creyó que pudiera llegar ese agregado generado por la inflación pero habrá una fuerte operación para instalar el tema después de conocer los datos de julio, que dieron una suba de precios del 60,2% en lo que va del año. Y a eso se le sumará el tratamiento del último Presupuesto de este Gobierno.
Massa ya anunció que irá por el déficit cero para el año que viene. Todavía no ingresó el texto por lo que ninguno de los diputados lo conoce pero en principio no habrá debate alguno hasta tanto asuma el nuevo gobierno. Para la oposición, en caso de ganar y tener mayoría en las Cámaras, se esperará a que eso ocurra para hacer sus propios arreglos.
¿Y si triunfa Milei? Se especuló con la ausencia de la ley de leyes para disponer de las partidas a discreción. Por lo tanto, el 2024 podría no tener Presupuesto. ¿Qué pasa si gana Unión por la Patria pero el Congreso sigue tan dividido o incluso favorable a la derecha?
Todas estas serán algunas de las definiciones para esta semana: la estrategia de Juntos por el Cambio, el avance de un pacto parlamentario con Milei y la dificultad para abordar un debate por el Presupuesto. La otra, más local, será propia de la Capital Federal. Una vez que se termine el escrutinio definitivo – que también espera Diego Santilli por la ajustada diferencia con Néstor Grindetti en Buenos Aires -, Jorge Macri tendrá 48 horas para elegir a su vice.
Sonaban fuerte Soledad Acuña o Roberto García Moritán. Rodríguez Larreta tiene la intención de mantener poderío e incidencia en el gabinete porteño, dejar algunas figuras propias antes de pensar en el próximo objetivo personal después de una derrota dura.
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