Por María Laura Avignolo.El socialismo salió unido a criticar a su actual pareja, quien había fustigado a su ex vía Twitter.
El mensaje vía Twitter de Valerie Trierweiler contra la ex candidata presidencial socialista Ségolène Royal es equivalente políticamente para el presidente “normal” François Hollande al “efecto Fouquet”, la famosa fiesta bling bling con que celebró su triunfo presidencial Nicolas Sarkozy, y que condenó su mandato.
En esta “guerra de los Roses” entre la celosa actual partenaire presidencial y la ex, a cuatro días del balotaje de las legislativas francesas, el más perjudicado es Hollande , quien hasta ahora no había cometido un sólo error en su campaña presidencial ni en su primer mes de gobierno.
Su actitud también ha lanzado un debate entre los periodistas sobre la dualidad de primera dama oficiosa y periodista de París Match y si es compatible deontológicamente con su profesión. La mayoría cree que debe renunciar a su rol de reportera “cultural”.
“Es absolutamente insostenible su doble rol de periodista y primera dama. Ningún diario inglés o alemán lo permitiría. Es legítimo que ella escriba un libro dentro de cinco años con su experiencia pero no puedo escribir en Match en estas condiciones”, dijo a Clarín Chris Laffaille, ex jefe de redacción adjunto de París Match.
En medio de un escándalo global y con los diarios del mundo relatando el vaudeville , el premier socialista Jean Marc Ayrault consideró que Trierweiler debe “aprender a guardar un rol discreto” .
Trierweiler, la periodista y First Girlfriend de la república, se enteró por los diarios, el martes, que Hollande había decidido mantener públicamente la candidatura de Royal, su ex compañera sentimental y madre de sus cuatro hijos, y con dificultades en la circunscripción de Charentes Maritimes, sin contárselo . Olivier Falorni, un amigo en los días en que Hollande atravesaba el desierto, había decidido presentarse como disidente socialista para frenar a Ségolène.
Furiosa y en medio de un ataque de celos, Trierweiler twiteó en 140 caracteres su apoyo a Falorni, que fue el único que se alegró. El socialismo se convirtió en un pandemónium, Royal, a quien las encuestas ahora destrozan a favor del disidente socialista, decidió sonreír forzadamente, no responder y seguir con su campaña.
Pero está absolutamente perturbada por el episodio.
Hollande se vio forzado a actuar. Anuló su viaje a La Rochelle para apoyar a Ségolène, a pedido de ella. Expresó su “más claro apoyo” a Royal como candidata socialista. Y en cuanto al tweet de su compañera, la vocera presidencial sostuvo que “eso que ha expresado Madame Trierweiler es su opinión personal”.
Trierweiler no se disculpó. Los socialistas y sus aliados reaccionaron al unísono contra ella. Y la derecha disfruta de los pesares de Hollande y recuerda: “cada uno encuentra su propia Cecilia”, en referencia a la ex mujer de Sarkozy, que se fugó con su jefe de campaña. El próximo capítulo de la saga será el lunes, cuando se sepa si Royal ganó o no en la circunscripción en juego.
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