Francia. El presidente francés anunció que no será el candidato socialista para los próximos comicios. Es la primera vez que un mandatario no se presenta a un segundo mandato en el país.
El presidente francés François Hollande no será el candidato presidencial socialista para las elecciones de abril y mayo, en una situación inédita en la V República. El hombre de Estado se impuso sobre sus ambiciones personales y así lo anunció el jueves, en un discurso inesperado al país, a la hora de la cena en Francia. El primer ministro Manuel Valls tiene la puerta abierta para serlo, tras el dramático y conciso discurso presidencial.
“Yo me dirijo a ustedes para hacerles conocer mi decisión en la perspectiva de la próxima elección presidencial. Los ritos del poder no me han hecho perder jamás mi lucidez.Yo soy consciente de los riesgos de una acción que no unirá. Yo decidí no ser candidato a la presidencia. Quería hacérselos saber directamente”, dijo el presidente Hollande, con tono grave.
En su breve discurso, el jefe de Estado afirmó: "Yo lo hago asumiendo toda mi responsabilidad y llamando a un movimiento colectivo, que comprometa a todos los progresistas. Todo lo que no es la causa de una persona pero el futuro del país. Yo no quiero exponerlos a aventuras costosas o peligrosas. En los meses que vienen, mi deber será el de continuar a dirigir el país y consagrarme plenamente”, prometió.
El renunciamiento de Hollande se produjo cuando la situación de su país es extremadamente compleja. Francia vive en “Alerta atentado”, combate al ISIS en Oriente Medio, el Frente Nacional podría llegar al ballotage y el es el presidente más impopular de la historia de Francia, con solo 6 por ciento de aprobación. Las elecciones generales serán en abril y el ballotage en mayo.
El anuncio se produjo cinco días después de la amplia victoria del pro thatcherista y católico François Fillon en las primarias abiertas de Los Republicanos. El ex primer ministro de Nicolás Sarkozy se impuso por el 66 por ciento a 33 por ciento frente a Alain Juppe, un chiraquiano más moderado, gaullista y respetuoso del modelo social francés y la una “identidad armoniosa” en el país, crispado por las diferencias identitarias tras los atentados terroristas.
El presidente se refirió claramente a Fillon, que tiene altas probabilidades de ser su sucesor en el palacio del Elíseo. ”Yo respeto la persona, la trayectoria de François Fillon pero estimo que su proyecto pone en causa nuestro modelo social”, dijo el presidente.
Hollande había prometido que solo si bajaba el desempleo, consideraría presentarse como candidato. El desempleo bajó pero un poco más tarde que la promesa presidencial. “El compromiso mayor que yo tomé delante de ustedes fue bajar el desempleo. Los resultados llegaron más tarde de lo que yo había anunciado, yo lo admito, pero ellos están ahí”, dijo el presidente, a la hora de su balance de gestión.
“Desde el 2012, yo actué con el gobierno de Jean Marc Ayrault y de Manuel Valls para reorganizar Francia y volverla más justa. Hoy, en el momento que yo me expreso, las cuentas públicas están saneadas, la seguridad social está en equilibrio y la deuda del país ha sido preservada”, dijo. Hollande defendió un “modelo social reconfirmado”, la jubilación bajada a 60 años para las carreras largas y la instauración de una mutual obligatoria para los asalariados. Su gran orgullo fue al acuerdo climático de la COP 21. Un solo pesar: su fracasado proyecto de la quita de la nacionalidad para los terroristas .”Yo pensé que podía unirnos y nos ha dividido”, admitió.
El discurso de Holande fue anunciado por el palacio del Eliseo apenas media hora antes de iniciarse y cuatro días después de un tenso almuerzo entre su primer ministro Manuel Valls y él, horas después que el premier dijera que quisiera ser candidato. En menos de dos semanas, el panorama político de Francia sufrió un recambio profundo. El ex presidente Sarkozy fue jubilado en la interna de Los Republicanos por Fillon y ahora Hollande, su sucesor en el Eliseo, renuncia a ser candidato.
Una de las primeras reacciones fue de Fillon, el candidato presidencial de la derecha conservadora, que decidió opinar mediante un comunicado. ”Esta noche, el presidente de la República admite, con lucidez, que su fracaso patente le impide ir más lejos. Más que nunca, la alternancia y la reorganización de Francia deben ser hechas sobre bases sólidas: las de la verdad, sin la cual no hay confianza de los franceses, y de la acción corajuda a medida de obtener resultados”, escribió Fillon.
Con un partido socialista implosionado por las divisiones internas, opuesto a las medidas reformadoras que el gobierno de Hollande proponía, fueron los socialistas los que agradecieron el gesto presidencial. Benoit Hamon, el candidato a la primaria de la izquierda en enero, reconoció “el coraje de una decisión que no es simple para Hollande”. La tradición es que el presidente en ejercicio se presenta para un segundo mandato en Francia.
Su primer ministro Manuel Valls saludó “la opción de un hombre de Estado. Es una opción difícil, grave. Es la opción de un hombre de Estado”, dijo en un comunicado, sin evocar su candidatura.
Por primera vez desde que es presidente, la decisión de Hollande consiguió un aplauso de su partido. Arnaud Montebourg, su ex ministro y también candidato en la interna, saludó una “decisión inteligente, realista, lúcida y altamente respetable”. Harlem Desire, ex secretario general del partido y actual secretario de Estado europeo, dijo que “la historia hará justicia a su acción por Francia”. Con él coincidió la última de las “Hollandaises”, Najat Vallaud Belkacem, la ministra de educación. Ella saludó “la acción de un hombre que siempre ha hecho pasar el interés de la Nación antes que el de su persona”, tras recordar “los ataques injustificados y de una rara virulencia”. ”El presidente Hollande esta noche ha sido fiel a sus compromisos, fiel a su historia y a los suyos. Más allá de la tristeza, yo comprendo su opción y la respeto”, dijo la ministra.
A la hora de una decisión difícil y dolorosa para alguien que dedicó su vida a la política , el presidente Hollande mostró la dignidad, la elegancia y la altura de un jefe de Estado. La historia lo juzgará sin las actuales pasiones, en un renunciamiento sin antecedentes en su país y tras su escandaloso libro de confesiones innecesarias a dos periodistas de Le Monde. Su último gesto fue defender su gestión y sus convicciones en una Francia hasta ahora irreformable, tanto para la izquierda como para la derecha.
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