El ex número uno saldó su gran cuenta pendiente. Le ganó a Richard Gasquet en sets corridos y liquidó la final ante Francia, en Lille, para levantar por primera vez la ensaladera de plata.
Roger Federer aplastó al francés Richard Gasquet por 6-4, 6-2 y 6-2 para sellar un irremontable 3-1 y darle así la primera Copa Davis de su historia a Suiza, el 14° país que conquista el mítico trofeo en disputa desde 1900. No hubo equivalencias entre el número dos del mundo y Gasquet, que a último momento reemplazó a Jo Wilfried Tsonga, ausente por una lesión en el antebrazo derecho.
Espectacular. Federer jugó uno de los mejores partidos de su vida en uno de los momentos más importantes de la historia tenística de su país. Por eso se revolcó sobre el polvo de ladrillo para festejar el título luego de ese toque mágico que dejó sin respuestas a Gasquet. Por eso ese abrazo con su compañero Stanislas Wawrinka, el héroe silencioso que venció a Tsonga en el primer punto de la serie, y con el que logró el punto determinante del dobles, ante Gasquet y Benneteau por 6-3, 7-5 y 6-4.
Atrás quedó esa molestia en la espalda, la que lo obligó a renunciar a la final del Masters de Londres, y la que lo tuvo a maltraer contra Monfils, el viernes. Federer se repuso como un grande que es, saltó a la cancha y derrochó talento en el imponente estadio Pierre Mauroy.
En el partido decisivo, Federer brindó un recital ante los casi 28 mil espectadores. Quebró rápidamente para mantener la ventaja y llevarse un 6-4 casi sin despeinarse. El inicio del segundo se abrió y el suizo rompió el servicio del local para encaminar un set que se pareció a un entrenamiento y que cerró con un drop perfecto. Ya nadie dudaba del triunfo de Federer en el tercer y último juego. Ni siquiera Gasquet.
Así, Federer saldó su propia deuda. A los 17 títulos de Grand Slam, ahora le agrega la ensaladera de plata que tanto añoró. Roger inscribió su nombre y el de Suiza. Ahora, a festejar. Ya habrá tiempo de pensar en el 2015 para continuar rompiendo marcas.
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