Entre festejos multitudinarios en las calles de la Argentina, hubo un pedido del Presidente al plantel campeón, con intervención de la AFA. Un operativo policial que desató internas en el Frente de Todos. La respuesta del equipo.
MARTÍN DINATALE
Por detrás de la alegría popular y los festejos que hubo en todo el país con la llegada de la Selección Argentina campeona del mundo, se desató una fuerte batalla de pujas internas, muestras de egos y desinteligencia estatal que culminó con un dato concreto: el plantel de fútbol en pleno ignoró al gobierno y optó por un contacto directo con la gente sin bandería o condicionamiento político alguno.
Alberto Fernández esperó hasta último momento una señal del presidente de la AFA, Claudio "Chiqui" Tapia, y del equipo campeón para recibirlos en la Casa Rosada. Pero nada de ese sueño presidencial se pudo concretar y el operativo policial de contención de la gente se desbordó por completo, hasta que la Selección tuvo que conformarse con un paseo en helicóptero por Buenos Aires para saludar desde el aire a más de cuatro millones de almas y evitar cualquier tipo de conflicto o desborde tráfico.
A lo largo de más de 20 horas frenéticas que pasaron desde que el seleccionado dirigido por Scaloni y liderado por Lionel Messi llegó a Buenos Aires hasta que se desactivó toda la fiesta en las calles salieron a la luz duras batallas de poder y viejos pases de factura entre la política y el fútbol a escala mundial.
El tuit de Tapia donde afirmó que la caravana del micro con el plantel campeón del mundo abortó su ruta por disposición de las fuerzas de seguridad fue la cristalización plena de esas disputas, aunque la puja de egos venía de mucho antes y son más profundas.
"No nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco, los mismos organismos de Seguridad que nos escoltaban, no nos permiten avanzar. Mil disculpas en nombre de todos los jugadores Campeones. Una pena", publicó Tapia.
El mensaje tenía un destinatario central y su jefe mayor: el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández y el presidente Alberto Fernández. Aunque en el Gobierno no se hacen cargo de ese gesto.
El mensaje de Tapia escrito a las 16:40 llegó cuando el micro que trasladaba a la Selección le resultaba imposible avanzar, dos fanáticos se arrojaron de un puente al vehículo del equipo y se temió lo peor. "Pudo ser una tragedia y allí se optó por abortar el peregrinaje terrestre para ir en helicóptero", dijo a El Cronista un destacado funcionario de la seguridad presidencial.
MALHUMOR GENERALIZADO
En rigor, el mensaje de Tapia fue el corolario de un malhumor generalizado en la Selección con el operativo de seguridad y una decisión que ya estaba tomada desde el día anterior: ninguno de los jugadores iría a la Casa Rosada a saludar al Presidente.
En el gobierno aseguraron que Alberto Fernández les garantizó a todo el equipo que no haría un uso político del encuentro. Les dejaba el balcón para todos los jugadores y prometió no salir en la foto. Para subrayar esa promesa el Presidente les mandó a decir a los jugadores por medio de Tapia y Aníbal Fernández que haría como Raúl Alfonsín en 1986: ni se asomaría a los festejos en la Casa Rosada.
Pero nada de esto cambió la decisión tomada por el plantel campeón. Todos entrevieron en ello un uso político y sacaron a relucir viejas rencillas con el Gobierno.
Se mencionó que Messi arrastra un malestar con el Presidente y el Gobierno por impedirle ingresar respiradores donados en medio de la pandemia a la Argentina. También se habló de una presunta persecución de la AFIP a varias familias de los jugadores y el desplante a Tapia en un acto en Santiago del Estero para inaugurar un estadio.
Había más internas que no se conocían entre la AFA y el Gobierno. Tapia desató una más: "Agradecemos a la provincia de Buenos Aires, encabezada por su ministro de seguridad Sergio Berni, que fue el único que acompañó durante toda la recorrida hasta la entrada a la capital sin registrar ningún incidente, permitiendo a los jugadores abrazarse al pueblo argentino", escribió el jefe de la AFA para acentuar los enfrentamientos entre el kirchnerismo duro y el albertismo.
OPERATIVO POLICIAL
En el gobierno aseguran que el operativo policial para evacuar a los jugadores de la autopista Richieri y subirlos a dos helicópteros estuvo coordinada por la Nación y que la provincia de Buenos Aires no tuvo nada que ver.
En paralelo, el piquetero Luis D'Elía tuiteó: "queda claro que La Cámpora opero con Tapia este desaire al Pueblo y al Gobierno. Impidió que los jugadores puedan saludar al pueblo desde el balcón de la Casa Rosada".
El Presidente, que siguió todo el día encerrado en la residencia de Olivos con el secretario Julio Vitobello y la portavoz Gabriela Cerruti, esperando una respuesta de la AFA que nunca llegó, mandó un mensaje cuando los jugadores sobrevolaban en helicóptero el mar de gente en Buenos Aires.
"Celebro el modo en que el pueblo se volcó a las calles para homenajear a nuestra Selección y al equipo técnico. Millones de argentinos y argentinas en las calles, en un diciembre distinto, que quedará para siempre en nuestros corazones", escribió. Fue una forma de ocultar el trago amargo del Gobierno por el desplante de toda la Selección a la invitación en la Casa Rosada.
Cerruti, que cerró la sala de periodistas de Gobierno con candado, en todo el día eludió inquietudes de la prensa y brilló por su ausencia tuiteó hacia el final de la jornada: "ojalá este momento virtuoso dure para siempre y llegue a los corazones de quienes aún hoy, en medio de tanta historia haciéndose presente trataron de sembrar divisiones y desanimo".
Antes, la portavoz, había justificado el fracaso del operativo policial de resguardo de la Selección al sostener que se optó por un recorrido en helicópteros porque "se hizo imposible seguir por tierra ante la explosión de alegría popular".
Allegados a Aníbal Fernández dijeron a El Cronista que desde el día anterior el ministro de Seguridad alertó a Tapia sobre la cantidad de gente que iba a volcarse a las calles y los peligros de desmanes que ello implicaba. También les volvió a transmitir a los jugadores el deseo presidencial de recibirlos en la Casa Rosada.
DESPLANTE EN EZEIZA
Cuando arribaron a Ezeiza el gesto del plantel hacia un puñado de funcionarios nacionales liderados por el ministro del interior Wado de Pedro fue elocuente de lo que sería una jornada de contrapuntos entre la Selección y el Gobierno. Los jugadores no siquiera se acercaron a saludar a De Pedro, la Directora Nacional de Migraciones Florencia Carignano, y el director de la PSA Jose Glinsky que esperaron en vano en la alfombra roja.
A diferencia de la era Maradona en que la política y el fútbol se mezclaban, esta vez, la Selección optó por marcar diferencias, eludir al poder y entablar un vínculo directo con el pueblo aunque ese abrazo tuviera que darse desde el aire.
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