Emigró a España hace diez años y allí se convirtió al islam. Esta semana lo detuvieron como sospechoso de integrar un grupo yihadista para combatir en Irak. “Fui víctima de una caza de brujas”.
Cuando abandonó Santiago del Estero para buscar trabajo como albañil en España, César Rodríguez no imaginó que una década más tarde lo acusarían de integrar una célula terrorista preparada para combatir en Irak y Siria. El argentino de 25 años fue detenido esta semana en Madrid como sospechoso de pertenecer a una brigada del grupo yihadista Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés). Tres días después, la Justicia española lo liberó sin fianza.
“Lo que me hicieron a mí y a mi familia no se lo deseo ni a mi peor enemigo: de un momento a otro pasé de ser un ciudadano normal a un terrorista”, dijo César a PERFIL unas horas después de que lo liberaran. Como tantos otros argentinos, el joven emigró junto a su familia hace diez años en busca de un futuro mejor. Sus padres y hermanos se volvieron a su Santiago natal. Pero él se quedó en España, se casó con su novia de ascendencia marroquí y tuvo dos hijas. Se convirtió al islam y se relacionó con los vecinos del barrio que iban a rezar a la misma mezquita.
Según la policía española, Rodríguez pertenecía a una célula semiautónoma denominada Brigada Al Andalus, que suministraba combatientes al ISIS, una organización vinculada en sus orígenes a Al Qaeda. En la investigación policial, el argentino figuraba bajo el rótulo de “Reclutados, adoctrinados y preparados para combatir en las filas del ISIS” en Irak o Siria, junto a otros ocho supuestos integrantes del grupo, la mayoría de procedencia marroquí.
Pero el juez que lo interrogó no halló elementos para dictarle la prisión preventiva, como sí lo hizo con seis de los nueve detenidos. César afirma que fue víctima de una “caza de brujas, una inquisición contra los musulmanes”.
—¿Conocías a los demás detenidos?
—A algunos de ellos, sí. Ibamos a rezar a la misma mezquita y nos juntábamos a comer o a jugar al fútbol. Son padres de familia, buena gente, pero no los conozco más allá de eso ni en su intimidad.
—¿Alguna vez dijeron algo que te hiciera sospechar?
—Yo ni siquiera hablo árabe, cuando querían comunicarse conmigo lo hacían en español. Los conozco, pero no como para saber lo que piensan.
—¿Tenías contacto con el supuesto líder del grupo?
—Ese chico vive a doscientos metros de la mezquita. Conozco a mucha gente, pasé muchos años yendo a rezar, pero nunca se me pasó por la cabeza que me acusarían de terrorista. Suponer que hay un campo de entrenamiento en un lugar donde nos juntamos a comer asado con familias amigas… es algo de locos, parece una película de Hollywood.
—¿Cómo fue el arresto?
—Me tiraron la puerta abajo a las cuatro de la mañana, me echaron al suelo y a la media hora me llevaron detenido. Una de mis hijas quedó traumada, ahora se despierta en mitad de la noche.
—¿Qué te preguntó el juez cuando te interrogó?
—Si conocía a los demás, si sabía lo que está pasando en Irak y Siria. Yo le dije que sí, como cualquier persona, pero que eso no me convierte en terrorista. No tengo nada que temer, porque tengo la conciencia limpia. Ahora hay secreto de sumario hasta que haya sentencia firme y tengo que ir a declarar si me lo piden.
—¿Te llamaron de la embajada argentina?
—No, nadie se comunicó. Pero cuando te acusan de algo tan grave, ni el Papa puede interceder.
—¿Te dan ganas de volver a Santiago del Estero?
—Antes de esto tenía planes de volver, porque mi abuela está mal. No puedo quedarme en un país donde me persiguen por ser musulmán. Quiero llevarme a mi mujer y a mis hijas a la Argentina.
—¿Te molestó que algunos medios dieran por hecho que sos un terrorista?
—Estoy muy mal por eso, se han publicado cosas sin antes contrastarlas. Hubo un sensacionalismo muy dañino, así que presentaremos demandas contra la prensa.
—¿Por qué y cuándo te convertiste al islam?
—Lo empecé a buscar aquí en España. Siempre tuve una preocupación por indagar sobre la verdad en las escrituras. Estudié varias religiones y elegí el islam como la mejor forma de vida interior y exterior.
—¿Te molestan los prejuicios contra los musulmanes?
—Tengo un blog para refutar las mentiras sobre el islam y un grupo de debate interreligioso. Antes yo pensaba lo mismo que millones de personas: que el islamismo está asociado al terrorismo, a la opresión de la mujer. Pero hoy me considero un practicante: rezo cinco veces al día, hago Ramadán, tengo mi barba.
—¿Creés en la idea de la Yihad como “guerra santa”?
—No, ésa es una interpretación antigua y de los cruzados. El islam es una forma de vivir, y yihad significa esfuerzo para cambiar lo malo e injusto con la palabra y el corazón.
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