Hace más de 80 años, en una pequeña ciudad del norte del país, nació Concordia, un grupo corporativo que inicialmente se dedicó al rubro de los vinos y licores, pero que con el paso del tiempo, y gracias a un crecimiento continuo, logró reunir una gran cantidad de capital y cambiar de enfoque comercial: pasó de fabricar bebidas alcohólicas a producir gaseosas.

Su primer producto fue lanzado bajo la marca Concordia y en los sabores de cola, fresa, limón, piña y soda; todos ellos contaron con gran aceptación entre el público consumidor. Esta acogida hizo necesaria la ampliación de las instalaciones de su fábrica y permitió que su comercialización se extendiera por la costa, hasta Chimbote, y por la sierra, hasta Caraz.

La historia de Concordia

Esta marca originaria del norte del Perú siguió creciendo tanto económicamente como en prestigio, por lo que, en 1952, la empresa decidió dar el siguiente gran paso e inaugurar una fábrica en la ciudad de Chiclayo. Esta nueva planta requirió de la importación de nueva tecnología y de la compra de unidades de transporte con el fin de ampliar su alcance.

Dos año después, el grupo consiguió la franquicia para el embotellado y el desarrollo de las marcas de Pepsi Cola Internacional con sus productos Pepsi y Teem (a partir de 1980), y Seven Up (a partir de 1989), así como la franquicia de Cadbury Beverages con sus productos Crush y Canada Dry.

Es así como, a inicios de la década de los 70, Concordia S.A. se consagró como la más grande embotelladora de bebidas gaseosas en el norte del país. Además, se desempeñó muy bien en ventas, pues lanzó su producto Triple Kola, que logró posicionarse satisfactoriamente en el segmento amarillo en algunas ciudades del país.

Las diferentes presentaciones de la gaseosa Concordia. Foto: Facebook Concordia.

Para continuar con su estrategia comercial, en 1998, la empresa decidió incursionar en el mercado limeño con sus productos Concordia y San Carlos, que al igual que la Triple Kola logró tener una gran acojida entre los peruanos. Esta popularidad sigue persistiendo hasta la actualidad.