La historia circular, el FMI y la impunidad de los endeudadores seriales

La historia circular, el FMI y la impunidad de los endeudadores seriales

Si Milei consigue que Trump cambie otra vez las reglas, la deuda de Argentina se volverá ingobernable. Caputo y el negocio de un primer gran desembolso para la campaña. Dilema opositor: impedir una nueva hipoteca o sufrir las consecuencias. 

Por: Diego Genoud.

Fallaron los cálculos y los dólares se acabaron antes. La campaña electoral se inició justo cuando los fondos de inversión dejaron de apostar y el esquema de Javier Milei se confirmó inviable. Cada día es más largo para el gobierno de La Libertad Avanza: dólar arriba de 1300 pesos, quema de reservas, suba del riesgo país, traslado a precios de alimentos y bebidas, caída de la imagen del presidente; todas las caras de la inestabilidad. Por eso, 27 días después de que el presidente anunciara ante el Congreso un acuerdo que no estaba cerrado, Luis Caputo se adelantó el jueves pasado a dar la cifra del préstamo que espera. El ex jefe de Trading del JP Morgan suplica para que el FMI anuncie cuanto antes que la nueva deuda está aprobada a nivel del staff. 

Como parte de una historia circular, el ministro de Economía quiere aprovechar el vínculo de Milei con Donald Trump para lograr que el Fondo vuelva a comportarse de manera irregular con Argentina. Caputo no tiene espalda para aguantar mucho más y su sillón en el quinto piso corre peligro. La urgencia determina que para Milei lo más importante sea el monto del primer desembolso. Aunque sería una decisión inédita, Caputo quiere que el prestamista de última instancia le entregue ahora 15 mil millones de dólares en concepto de libre disponibilidad. Detrás del discurso gastado que repite que esta vez es distinto, el gobierno los necesita ahora y los quiere usar para la campaña electoral. 

El pedido de socorro de la extrema derecha se discutió en la reunión informal del FMI el martes último y encontró la resistencia de algunos países de Europa que no aceptan darle un cheque en blanco a Caputo y exigen una devaluación como garantía de que los dólares no se van a esfumar, otra vez, en tiempo récord. Milei insiste en que no habrá devaluación antes de las elecciones, pero el antecedente que pesa sobre el ministro es el de su antecesor, Sergio Massa, forzado a devaluar un 22% al día siguiente de las primarias de 2023. 

Después del préstamo demencial que le dio el Fondo a Macri, el organismo se lavó la cara con Kristalina Georgieva y no se hizo cargo de nada. Una impunidad sintomática. Pese al límite que Argentina tiene ahora para volver a endeudarse, Caputo siempre encuentra la forma de violar las reglas. Lo que pretende ahora el ministro de Milei es, en un aspecto muy preciso, todavía peor que lo que hizo la gestión económica de Cambiemos.

El 26 de junio de 2018, el directorio del FMI aprobó un préstamo inicial de 50 mil millones de dólares para Cambiemos y decidió entregarle con el primer desembolso el equivalente a U$ 15 mil millones, el 30% del total. Ocho años después, Caputo quiere que el organismo le transfiera con el primer tramo 15 mil millones pero de un crédito de 20 mil, el 75% del total. Nunca nadie pidió tanto. Lo muestra  un informe reciente de la consultora 1816:“De los 311 programas aprobados por el FMI desde el 2000, en el 59% de los casos el primer desembolso no llegó al 20% del monto total del programa y en el 92% de los casos, no llegó al 50% del total”. 

El Fondo no solo es socio de la aventura de Milei. Además, presionado por el secretario del Tesoro de Trump, opera para que la Argentina le pague con nueva deuda a Wall Street los vencimientos de julio. El resto Caputo lo va a usar para sostener la ficción electoral del dólar barato y la inflación a la baja.  Es lo que se discute en este momento. Después de que el trader anunciara en la Bolsa de Comercio el monto del nuevo crédito, la vocera del FMI, Julie  Kozack, dijo que los desembolsos van a ser en tramos: lo que no dijo es si los tramos iban a ser del mismo monto. 

A casi 15 meses de haber asumido la presidencia, los miles de millones de dólares que el candidato Milei decía tener para financiar su proyecto de dolarización no aparecieron y el encargado de pedirle socorro al Fondo es el mismo al que el presidente acusaba de fugar irresponsablemente U$ 15 mil millones bajo la aventura de Macri en el poder. El loop que combina hipoteca y dependencia repite métodos y protagonistas. Un informe de la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia indica que con el nuevo crédito Argentina le va a deber al FMI casi la mitad de lo que tiene prestado. Hoy el país debe 41.400 millones porque quedaron pendientes dos desembolsos que sumaban unos 3 mil millones del acuerdo que firmó Martín Guzmán. Para igualar lo que un solo país, Argentina, le pasaría a deber al organismo sería necesario sumar la deuda que tienen con el FMI los nueve deudores que le siguen en importancia: Ucrania, Egipto, Ecuador, Pakistán, Kenya, Angola, Costa de Perfil, Ghana y Bangladesh. 

La consigna de sanear el Banco Central con deuda en dólares es insostenible porque los intereses que va a pagar la Argentina están muy por encima de lo que debería en el mercado local. Pero además, según señala la consultora Epyca, la tasa de interés que al principio estaría por debajo del 6% anual va a ser más alta cuando Argentina no pueda repagar esta deuda. Lo mismo que pasó con el monumental pagadios que dejaron Macri, Caputo y Nicolas Dujovne. 

Que el gobierno está en una situación límite lo muestran tanto la quema de reservas y el índice de riesgo país como el raid mediático del vengador Carlos Melconian. Humillado por Milei en público, el fugaz candidato a ministro de la Fundación Mediterránea advirtió que se cebaron con el placebo del blanqueo y ahora tienen que devaluar. Los informes de Melconian los reciben en forma periódica los pesados del Círculo Rojo, entre ellos algunos muy importantes que lo tuvieron contratado a Milei.

El ultimátum al presidente se puede advertir en otro dato de los últimos días que puso de relieve el informe coordinado por Matías Rajnerman. Desde el 13 de marzo, cuando aumentó la presión devaluatoria, las grandes empresas dejaron de endeudarse en dólares y frenaron el boom de Obligaciones Negociables que entre junio 2024 y enero 2025 -había llegado al récord de casi USD 16.000 millones. El endeudamiento privado fue la razón más importante que le permitió a Santiago Bausili comprar U$  6.100 millones en ese mismo período.

Incluso si Milei consigue el respirador artificial, su futuro no estará exento de dificultades. A una economía que rebota y demanda más dólares para el crecimiento, se le suma el peso de los intereses de la deuda con el Fondo, un ancla que puede hundir todas las proyecciones optimistas. Según los datos que la Oficina de Presupuesto del Congreso difundió el viernes 28 de marzo, solo en febrero el gobierno de Milei le pagó 592 millones de dólares al FMI en concepto de intereses. Es una partida destinada a crecer y convertirse en una montaña de vencimientos que pueden tornarse impagables. Otro dato que preocupa es que la inestabilidad eleve el retiro de depósitos en dólares de particulares.

Para el crédito de acceso excepcional que le va a dar a LLA, el Fondo se tiene que basar en sus cuatro criterios: 1) que el país enfrente una crisis de balanza de pagos, 2) que tenga probabilidad de repago en el mediano plazo, 3) que pueda volver a tomar deuda en los mercados y 4) el criterio clave, que el gobierno tenga “capacidad institucional y política para llevar” adelante el programa. 

En su beneficio, Milei y Caputo pueden exhibir la cabeza de los 129 diputados que votaron a ciegas el DNU de la nueva deuda. Sin embargo, el peronismo opositor dio señales de que no va a reconocer la deuda, un acto reflejo que busca evitar que la película de 2018 se repita y condicione a futuros gobiernos. Lo hizo el PJ de Cristina y el interbloque de senadores de Unión por la Patria. La carta firmada por Juliana Di Tullio, José Mayans y Anabel Fernandez Sagasti, el 18 de marzo pasado, remarcó que con el DNU 179/25 Milei se autorizó a si mismo a violar el articulo 75 de la Constitución y la Ley 27.612, sancionada bajo el gobierno del FDT. El documento lo recibieron Kristalina Georgieva, los 24 miembros del directorio del FMI, el staff y el representante del FMI en Argentina. Hasta el momento, fracasaron los intentos por lograr que los gobernadores del peronismo opositor se pronuncien en forma conjunta en un sentido similar. “No más deuda de la Argentina con el FMI”, la consigna de la movilización que distintas organizaciones evaluaron, tampoco prosperó. Pero “la capacidad institucional y política” del gobierno es tan discutible como la viabilidad del plan Milei. 

Denunciada penalmente por la represión que terminó con Pablo Grillo gravemente herido, Patricia Bullrich reeditó el miércoles pasado la represión sobre los jubilados que son el blanco principal del ajuste más grande de la historia. Si lo hizo porque le volvieron a soltar la cadena o como una ofrenda al FMI que reclama una reforma previsional, puede discutirse. Lo que está sobre la mesa, aunque Georgieva no quiera verlo, es que la apuesta de la extrema derecha es riesgosa. Si un préstamo nuevo llega, solo será porque Trump le hizo pagar al Fondo su apoyo político a un presidente argentino que se candidatea para groupie.

En este contexto, la campaña electoral hace explícito el contraste entre la deriva de la Argentina y los ritmos de la dirigencia política. El electorado histórico del PRO y la extinta alianza Cambiemos tendrá en la ciudad de Buenos Aires cuatro o cinco ofertas distintas. La competencia de los Macri con los Milei no se limita a las boletas propias: a eso hay que sumarle las que financian unos y otros para robarle votos al contrario. Horacio Rodriguez Larreta, Ramiro Marra y Lula Levy, la candidata de Martin Lousteau y Emiliano Yacobitti, están entre las opciones del electorado no peronista. 

Detrás de la tensión en el peronismo bonaerense por la suspensión de las PASO y el desdoblamiento, está la pelea por la jefatura de lo que fue el kirchnerismo. Mientras algunos todavía repiten que la sangre no va a llegar al río, el espectáculo de las diferencias que ya terminó con dos sesiones frustradas para suspender las primarias ubica a Axel Kicillof en una disputa con Maximo Kirchner y Sergio Massa. Todo está sobre la mesa y la tensión es indisimulable.

A la famosa reunión del domingo 23, de la cual surgieron y se publicaron versiones opuestas, le siguieron negociaciones en las que cada sector envió dos representantes para discutir lugares en las listas. Según dicen entre los intendentes, Massa y Máximo pedían 5 de cada 8 lugares para su sector y Kicillof pretende 4 para él y 4 para el resto. El proyecto de Teresa García para impedir el desdoblamiento que el gobernador tiene a tiro de decreto fue dinamita. Salvo a Milei, a nadie le conviene la división, pero está claro que hay dos liderazgos en pugna: el de Cristina y el de Kicillof.  

No es fácil convencer al electorado opositor de que lo que se discute es algo más que el poder por el poder mismo. A Cristina, que enfrenta una nueva ofensiva de actores del poder para asfixiarla en el frente judicial, no le sirve tener al peronismo fracturado en su provincia, pero la ex presidenta no quiere ceder en el territorio madre de todas las batallas, el que siempre pensó como la retaguardia de su proyecto. ¿Es posible resolver en una o dos semanas lo que se quebró en el último año y medio? Si el acuerdo todavía puede llegar, como juran algunos celestinos, nada garantiza que una tregua resuelva las diferencias de fondo. Siempre las heridas dejan cicatrices.

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