La carrera a la Casa Blanca. El último estudio le da a la demócrata 12 puntos de ventaja. El magnate retruca: “Son encuestas falsas”.
Afianzada en las encuestas y con la sensación de un triunfo al alcance de la mano el 8 de noviembre, Hillary Clinton no se conforma ya sólo con la Casa Blanca y mira aún más allá: busca también que en las próximas elecciones los demócratas recuperen el Senado y aumenten su presencia en la Cámara de Representantes.
Desde la campaña no lo admite públicamente y dice que aún no pueden cantar victoria en las presidenciales. Pero, arropados en las recientes encuestas, han comenzado a hacer movimientos en ese sentido. Un sondeo de ABC News y The Washington Post publicado el domingo otorga a Hillary un 50% de la intención de voto contra 38% para su contrincante, es decir 12 puntos de ventaja cuando hace 20 días apenas le llevaba 4.
El equipo de campaña de Trump incluso reconoció que están “abajo en las encuestas”, pero dicen que es muy pronto para dar por segura la derrota del magnate. Trump tuitéo hoy que “la verdad es que estamos ganando” y que las “encuestas falsas” intentan deslegitimarlos. Ellos aseguran que los sondeos están manipulados en favor de la candidata demócrata y confían en que hay un “voto oculto” de muchos estadounidenses que no admiten a los encuestadores que van a votar por el republicano.
Pero el prestigioso sitio RealClearPolitics, que recopila y hace un promedio de los sondeos más importantes a nivel nacional, le da a Hillary una ventaja más reducida, que ronda los 6 puntos. Pero también le asigna a la ex secretaria de Estado la delantera en distritos clave como Florida, Pennsylvania, Carolina del Norte y Nevada. En Ohio, donde Trump ganaba cómodamente hace unas semanas, ahora están empatados. Y también tienen chances en lugares impensados –donde los demócratas no ganan hace mucho tiempo– como Arizona, Utah y hasta Texas.
Por eso Hillary ya ha dicho que ya “no responderá más” las acusaciones de Trump –que suele calificarla de “corrupta”– y que se dedicará en estos últimos días de campaña a “enfatizar la importancia de que sean elegidos los candidatos demócratas que están en las papeletas”. El jefe de campaña, Robert Mook, ha dicho que estaban llevando a cabo “una campaña coordinada, trabajando arduamente con candidatos a gobernadores, senadores y representantes”.
Hillary necesita un triunfo contundente. En primera medida, para que sea irrefutable y frenar una posible catarata de recursos judiciales que Trump amenaza con impulsar si pierde y si considera que en los comicios hubo “fraude” en su contra. Pero también porque, si triunfa, necesitará un Congreso que respalde sus medidas sin maniobras obstruccionistas, como las que tuvo que enfrentar el presidente Barack Obama en su último período, donde no pudo concretar el nombramiento de un juez de la Corte Suprema o una reforma migratoria, entre otros temas, porque ambas cámaras del Congreso están en manos de los republicanos.
Pero Hillary busca al menos revertir el balance en el Senado, una alternativa que parece posible dado que algunos baluartes republicanos de mucho tiempo como Utah o Arizona parecen estar ahora al alcance de la mano de los demócratas y hacia allí ahora dedican sus esfuerzos. Necesitan obtener cuatro bancas más para recuperar la mayoría de la cámara alta. Ellos estiman que podrían recuperarlas también en Pennsylvania, Florida o New Hampshire.
También apuntan a conseguir más bancas en Representantes porque ahora la oposición tiene una inmensa mayoría. Necesitarían unos 30 escaños para revertir la tendencia, un resultado que sería más bien un milagro electoral para los demócratas. Pero al menos intentarán achicar la diferencia.
Hillary hará campaña esta semana en Florida y volverá a Carolina del Norte con Michelle Obama, su carta ganadora para intentar sellar una victoria en esos dos estados. Su rival republicano sigue batallando en Florida, un distrito que necesita ganar sí o sí para tener chances de llegar a la Casa Blanca, algo que cada vez parece más lejano. The Washington Post publicó ayer un pormenorizado mapa electoral y concluye que “las chances que Trump tiene para ganar se acercan a cero”.
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