Fernanda Raverta, actual diputada nacional, es número puesto para ocupar el estratégico cargo bonaerense, aunque los negocios de su padre con Daniel Hadad y su vinculación con el caso D'Alessio debilitaron su candidatura. Otra mujer busca arrebatarle el lugar.
A menos de un mes de asumir como gobernador de la provincia de Buenos Aires, el ex ministro de Economía Axel Kicillof comienza a delinear el armado de su gabinete, entre las presiones de diferentes sectores políticos que buscan colocar hombres de confianza.
El dilema para Kicillof lo plantea, hoy por hoy, la cartera que maneja uno de los presupuestos más holgados: Desarrollo Social. Desde la última etapa de la campaña que lo llevó a la victoria, el nombre elegido para ocupar el cargo fue para la diputada nacional de La Cámpora Fernanda Raverta. Aún hoy, muchos creen que es número puesto.
Por su cargo en el Congreso Nacional, Raverta desembolsa mes a mes algo más de 130 mil pesos. Nada mal para una licenciada en Trabajo Social. El inconveniente de Raverta pareciera plantearlo su propio ADN. Su padre es el controvertido líder de Montoneros y ex secretario de Mario Firmenich, Mario Montoto.
Montoto es el propietario de Codesur, una empresa dedicada a la vigilancia, los productos bélicos y los cuerpos de seguridad. De pletóricos vínculos con el ministerio de Seguridad que dirige hasta el mes de diciembre Patricia Bullrich, fue parte de la causa que sacudió al fiscal Carlos Stornelli, cuando un empresario agropecuario llamado Pedro Etchebest denunció que el falso abogado Marcelo D’Alessio lo extorsionó en nombre del fiscal. El acusado, quien actualmente enfrenta una causa por demás mediática y controvertida, aseguró que quien lo hizo entrar al ministerio de Seguridad “fue Mario Montoto, que es el dueño de todas las cámaras de seguridad que hay en la Argentina, es socio de Daniel Hadad y tiene el 50 por ciento de Infobae”.
La polémica candidatura al ministerio de Desarrollo Social bonaerense de Raverta sólo tiene, hasta el momento, una contrincante: María Laura Ramírez, quien viene de oficiar como secretaria de Desarrollo de Verónica Magario en La Matanza y de tomar distancia con el intendente electo Fernando Espinoza.
Ramírez es una pieza más en el “vacío” que Magario y Cristina Fernández de Kirchner le practican a Espinoza, quien aún no logró dejar atrás su intentona a la gobernación en el año 2015 junto a Julián Domínguez, que debilitó notablemente la figura de Aníbal Fernández.
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