De la 9 de Julio a la Casa Rosada, por las diagonales y la Avenida de Mayo, la fiesta incluyó a las Fuerzas Armadas, los artistas, los artesanos y muchos más, en un corte de la cultura del país.
Miles de personas –sobre todo parejas o familias enteras– se volcaron ayer a las tres avenidas porteñas que unen la 9 de Julio con la Plaza de Mayo, para recorrer la muestra de historia, ciencia, tecnología y producción montada por el gobierno nacional para festejar un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo de 1810. Sobre Diagonal Norte al 900, las Fuerzas Armadas han copado todo, pero esta vez en son de paz. La gente se apiña y comenta las historias de militares que fueron “pioneros de la ciencia y la tecnología”, según señalan los afiches con el sello del Ministerio de Defensa. “Estos militares eran ingenieros, no mataban a nadie ni hacían desaparecer personas”, le explica Amalia a sus hijos, Enrique y Agostina, de 9 y 7 años, que tienen más o menos claro lo que pasó en marzo de 1976 y que parecen dudar si es bueno o no que se les rinda honores a los generales Jorge Leal y Enrique Mosconi, y al almirante Segundo Rosa Storni.
Los militares homenajeados están representados en unos paneles de madera de gran tamaño, que pueden ser girados por los curiosos para ver primero una caricatura de sus rostros y al reverso, un fragmento de la obra de cada uno de ellos. Un veterano observa las imágenes que rememoran a Jorge Newbery, pionero de la aviación, y al cabo Pablo Teodoro Fels, que a los 21 años cruzó en avión el Río de la Plata, uniendo Buenos Aires con Montevideo. Como lo hizo sin permiso de sus jefes fue sancionado, pero enseguida fue indultado por el presidente Roque Sáenz Peña.
Como si se tratara de un paseo familiar donde los mayores oficiaban de guías, Mario Alberto Rojas, abuelo de profesión, le cuenta a sus nietos preadolescentes Patricio y Magalí: “Jorge Newbery era un tipo pintón, de la aristocracia, que además de ser piloto de avión fue esgrimista y boxeador”. Les cuenta, incluso, que un letrista de tango llamado Celedonio Flores lo menciona en un poema que se llama “Corrientes y Esmeralda”. Les aclara que las versiones “más conocidas” del tango, mencionan a Newbery sólo como el “elegante que trompeaba a los patoteros que había en esa esquina de la ciudad, pero eso fue obra de la censura porque el autor le llamaba ‘cajetilla’ y no ‘elegante’”.
En Diagonal al 900, es notorio que las mujeres están mucho más interesadas que los hombres en leer las historias de heroínas como Macacha Güemes, la hermana de Miguel Martín de Güemes, y las menos conocidas María Remedios del Valle, La Capitana, de destacada actuación en la defensa de Buenos Aires durante la segunda invasión inglesa, o Pancha Hernández, una de las cuatro mujeres que acompañaron a las tropas del general San Martín en su campaña a Chile y Perú. Josefina y María Luisa, amigas y feministas, se quejan porque “a las heroínas las pusieron sobre la vereda y se ven menos”.
El paseo muestra también avances tecnológicos en materia de energía nuclear o el Proyecto Tronador II, un vehículo experimental que está desarrollando la Comisión Nacional de Actividades Espaciales. Sin embargo, hay cola frente a una locomotora a vapor de 1890 que perteneció al Ferrocarril del Noreste Argentino, propiedad del Ferroclub Argentino, integrado por un grupo de coleccionistas instalados en la estación Villa Lynch, cerca de Chacarita, que realizan viajes cortos para grandes y chicos. Ante decenas de personas que lo rodean, uno de los miembros del club, Rodolfo Hauser, critica largamente las privatizaciones de Menem.
Llegando a la Plaza de Mayo, la música es la que concentra la atención y en la jornada de ayer predominó el rock. En otros momentos del paseo, sin embargo, la música fue folklórica y no faltaron las alusiones a los pueblos originarios y a las organizaciones campesinas, algunas de las cuales mostraron sus productos en la feria sobre Diagonal Sur.
Un joven con remera de La Cámpora lamenta que no haya un lugar para los Qom instalados desde hace largo tiempo en 9 de Julio y avenida de Mayo, o para los que ayer hicieron “un escrache a Monsanto y al glifosato en la plaza San Martín”. El comentario genera un debate, en general amable, mientras en uno de los puestos del Ministerio de Acción Social se escucha una versión de “El Antigal”, ese poema del jujeño Ariel Petrocelli hecho canción en la voz de Zamba Quipildor y que recrea el drama del indígena expulsado de su tierra.
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