Infobae estuvo Washington, durante el Congreso Estadounidense de Enfermedades del Hígado 2017 y habló con los médicos que están a la vanguardia de esta enfermedad que afecta a un millón de argentinos
Una epidemia silenciosa crece en la población argentina sin que suenen las alarmas y pueda ser detectada, tratada y finalmente curada. Se trata de las hepatitis virales que afectan alrededor de 424 millones de personas en el mundo, de las cuales 1,4 millones mueren cada año como consecuencia de la infección, que puede derivar en falla hepática aguda, cirrosis y cáncer de hígado.
¿Pero por qué silenciosa? Porque la mayoría de quienes la padecen no saben que están infectados y si bien en el país hay más de 400.000 infectados, se estima que dado el desconocimiento general y la falta de prevención, análisis y diagnósticos, cómodamente se duplicarían los casos totales.
"La hepatitis es una inflamación del hígado causada generalmente por una infección vírica. Se conocen cinco tipos principales de virus de la hepatitis: A, B, C, D y E, los que pueden transmitirse a través de una variedad de vías", explicó a Infobae Ezequiel Ridruejo, presidente de la Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (AAEEH) durante su paso por el Congreso Americano de Enfermedades del Hígado que tuvo lugar recientemente en Washington.
Más de 700.000 personas son diagnosticadas cada año con cáncer de hígado, en el mundo
"Este congreso internacional, que reúne a los médicos más destacados en enfermedades hepáticas busca difundir los últimos resultados y avances médicos contra la hepatitis, la cirrosis y el cáncer de hígado. Pero ejemplo, se destaca hoy que las hepatitis crónicas B y C son la primera causa de cáncer de hígado, pero es esperable que la enfermedad por hígado graso no alcohólico se transforme en pocos años en el principal responsable de esta compleja enfermedad oncológica", advirtió el experto.
Tal como lo describe el especialista, los virus que causan las hepatitis A, B y C, o la enfermedad del hígado graso, son padecimientos silenciosos, ocultos en el organismo durante años sin dar señales de malestar, hasta que se convierten en una cuestión seria y sintomática que muchas veces deviene en un tumor hepático o la necesidad de un trasplante de hígado.
El primer desafío es lograr el acceso a la medicación por parte de los pacientes ya diagnosticados. Y el segundo, es poder diagnosticar a pacientes infectados
Su colega, Adrián Gadano, médico hepatólogo y jefe Sección Hepatología del Hospital Italianotambién resaltó la importancia del evento: "Es un Congreso que termina de consolidar la eficacia de los tratamientos contra las enfermedades del hígado en busca de la simplificación de los tratamientos que se tornan cada vez más simples de administrar y seguir; son bien tolerados, y pueden alzanzar a todos los pacientes con insuficiencia renal, cirrosis y cáncer de hígado, sin mayores eventos adversos".
Y agregó: "El primer desafío es lograr el acceso a la medicación por parte de los pacientes ya diagnosticados. Y el segundo, es poder diagnosticar a pacientes infectados, en muchos casos con enfermedad avanzada. Se debe pesar que la hepatitis es una enfermedad sistémica que produce enfermedades extrahepáticas, cardiovasculares y diabetes".
Argentina cuenta dentro de su Calendario Nacional de Vacunación con las inmunizaciones contra la hepatitis A y B. Incluso, la estrategia de vacunación de la hepatitis A, con una única dosis a los 12 meses, fue avalada por el Grupo Técnico Asesor en Vacunas (SAGE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) luego de lograr reducir en más de un 88% el número de casos de esta enfermedad y eliminar los trasplantes hepáticos por esta causa.
Los cánceres de hígado afectan principalmente a personas con cirrosis, hepatitis C, alcoholismo o hígado graso no alcohólico
Respecto a la vacuna contra el serotipo B, se aplica una dosis dentro de las 12 horas posteriores al nacimiento y luego como parte de la vacuna pentavalente a los 2,4 y 6 meses; el esquema también está contemplado para adultos. Y respecto a la hepatitis C, no se puede prevenir con vacunas por su propia característica. El contagio sucede por el contacto con la sangre de una persona infectada (también por vía sexual, aunque la incidencia es menor que en el caso de la B).
"La hepatitis C afecta a más de 400 mil argentinos, y si bien no disponemos de ninguna vacuna, contamos con tratamientos efectivos que pueden curar a prácticamente todos los pacientes. Se estima que entre 6 y 7 de cada 10 personas que la padecen no lo saben y puede afectar a cualquiera sin importar edad, sexo ni nivel socioeconómico", apuntó el doctor Ridruejo.
Y agregó: "Es importante que los jóvenes adultos se hagan un test para detectarla, con un simple análisis de sangre ordenado por cualquier médico. Apuntamos a quienes son mayores de 35 años, sobre todo aquellos que se haya sometido a transfusiones sanguíneas o de hemoderivados antes de 1992, tratamientos médicos u odontológicos, tatuajes o piercings sin los recaudos adecuados, quien haya compartido elementos cortantes como afeitadoras o jeringas, o quien haya mantenido relaciones sexuales -sin protección- con alguien infectado".
Los signos de un cuadro avanzado de hepatitis pueden ser muchos
"En la Argentina contamos con distintos medicamentos por vía oral que demostraron poder curar a más del 95% de los pacientes, lo que representa un verdadero hito en la medicina moderna. Cuanto más pronto administremos los nuevos medicamentos y curemos esta enfermedad, más pacientes tendrán un hígado dañado o con necesidad de trasplante", precisó el experto.
"Así como Tita Merello urgía a las señoras a hacerse el papanicolao, necesitamos una campaña masiva que destaque la importancia de controlar la salud hepática mediante un análisis de los anticuerpos para hepatitis ABC y serologías de hepatitis. Para impactar en la salud publica hay que ampliar la base de pacientes diagnosticados con el fin de reducir la tasa de traspalaste y los casos de cirrosis y cáncer", concluyó Ridruejo.
Peligro de muerte
"El número de defunciones por causas asociadas con la hepatitis que se produce cada año en el mundo es aproximadamente igual al de personas que mueren en las rutas por accidentes de tránsito, o sea, más de dos fallecimientos por minuto", comparó el asesor principal en VIH, enfermedades de transmisión sexual y hepatitis de la OPS/OMS, Rafael Mazin.
La cantidad de muertes ocasionadas por la hepatitis C podría verse incrementada en un 90% con respecto a lo registrado en 2013, siendo la única forma de prevenirlo el aumento pronunciado en la tasa de pacientes diagnosticados.
Estados de la hepatitis
Así lo señala una investigación médica publicada recientemente en el World Journal of Hepatology de la que participó Marcelo Silva, jefe de Hepatología y Trasplante Hepático del Hospital Universitario Austral. No obstante, paradójicamente cada vez habrá menos nuevos casos de la enfermedad en el país. Se trata de la primera investigación en evaluar el impacto y alcance de esta enfermedad en el país.
En la misma se utilizó un modelo matemático denominado Markov, que permite estimar la mortalidad de una enfermedad a partir del conocimiento de su prevalencia, historia natural e intervenciones posibles para prevenir su progresión.
Respecto a las conclusiones del trabajo, Silva señaló que "la mortalidad seguiría creciendo a pesar de la caída en la incidencia y prevalencia porque se trata de una enfermedad con una historia natural muy prolongada, de 20-30 años aproximadamente".
"Por lo tanto, a pesar de que va a haber una caída de casos nuevos, los viejos van a seguir progresando silenciosamente hasta llegar a la cirrosis y el cáncer, llegando a la necesidad del trasplante y/o a la muerte", indicó el especialista, a menos que se logre una efectiva concientización en la sociedad que prevenga el deterioro del hígado de las personas.
Silva destacó además que "la tasa de diagnóstico en la Argentina es muy baja y más baja aún la tasa de tratamiento y cura", por lo que, consideró que "de nada sirve desarrollar tecnologías terapéuticas con altísimo porcentaje de cura, si las mismas no llegan a la base de la población infectada, que en nuestro país se estima es de alrededor de 400.000 individuos".
Los pacientes con hepatitis C suelen desarrollar cirrosis, que sucede cuando las células del hígado se mueren, surge una fibrosis y se ve afectada la función y estructura del hígado. La investigación indica que en 2013 había 42.910 pacientes con cirrosis compensada – una etapa inicial de la cirrosis – en Argentina y se calculó que habrá 69.600 casos en 2030.
Nuevos tratamientos efectivos
El desarrollo tecnológico vinculado a la salud ha tenido una curva explosiva en los últimos 8 años para la investigación y tratamiento de distintas enfermedades. "Hoy en día existen nuevas moléculas que curan una infección viral crónica como la Hepatitis C. Este salto tecnológico sanitario viene creciendo en los últimos años y la premisa está puesta ahora en cómo ese desarrollo tecnológico pueda llegar cada vez a más gente. Es decir, se tiene una visión más sanitaria respecto al problema hepático", explicó el doctor Silva a Infobae.
Los nuevos medicamentos de toma oral revolucionaron las armas contra la hepatitis C (IStock)
Andrew Campbell, médico hepatólogo de reconocimiento mundial precisó a Infobae la importancia de las nuevas drogas contra la hepatitis C: "El arsenal terapéutico para combatir el virus de la hepatitis C ha vivido una importante revolución en los últimos años con la llegada de los antivirales de acción directa (AAD). Fármacos que alcanzan tasas de curación superiores al 95 por ciento, algo impensable hace unos años".
En esa línea se encuentra por ejemplo la reciente droga glecaprevir/pibrentasvir, que ha logrado una respuesta virológica sostenida (SVR) del 99 por ciento en pacientes con hepatitis C crónica y cirrosis compensada (genotipos 1, 2, 4, 5 y 6) y del 95 por ciento tras ocho semanas en pacientes con genotipo 3 sin cirrosis.
También se destaca el desarrollo de Sofosbuvir, un triple producto de ingesta de pocas semanas, que también rescata a los que no responden en una primera línea de tratamiento.
"Son drogas pangenotípicas que permitirán curar a muchísimas personas, incluso a aquellas que hasta ahora no han respondido a los primeros tratamientos. Y también lograr la meta ambiciosa de la OMS, de erradicar la hepatitis C para 2030″, señaló en Washington a Infobaeel médico hepatólogo Hugo Tanno, director del posgrado de Gastroenterología de la Universidad Nacional de Rosario.
La prevención de las enfermedades hepáticas debe ser tomada en cuenta por el Estado
Y respecto a lo increíble de los nuevos tratamientos, indicó: "Antes, cada médico tenía que elaborar la medicación para cada genotipo. Esto salva desde evitar equívocos o dar una droga que no resultaba y luego probar otra, con las demoras del bienestar final del paciente. También significa un ahorro inmenso en cuanto a los costos de la medicación a comprar".
"Es importante que el Estado argentino coordine la compra de las nuevas drogas, ya que el costo sigue siendo muy elevado para los pacientes. La contracara es Brasil, que compra los medicamentos a la mitad o un tercio de lo que cuestan en Argentina porque los adquiere gracias al sistema de salud integrado que tiene. Acá llegan a través de obras sociales, institutos de salud provinciales, medicinas prepagas y otros. Es una demanda fraccionada, y más cara. Es como comprar en un mayorista o en un kiosco. En Egipto también lo compra el Estado y el tratamiento cuesta sólo 1000 dólares", destacó Tanno.
"Las hepatitis víricas constituyen un importante problema mundial de salud y exigen una respuesta urgente", indicó la OMS en julio último, con motivo del Día Mundial de la Hepatitis. La entidad sanitaria precisó que a finales de 2015 había aproximadamente 325 millones de personas con hepatitis crónicas.
Se estima que en 2015 había en el ámbito mundial 257 millones de personas infectadas por el virus de la hepatitis B (VHB) y 71 millones de personas infectadas por el virus de la hepatitis C (VHC).
Las hepatitis víricas provocaron 1,34 millones de muertes en 2015 – una cifra comparable a la de las muertes por tuberculosis y superior a la de las muertes por VIH. "Las muertes por hepatitis van en aumento", concluyó en su informe.
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