La industria local, tanto en sus rubros metalmecánicos como en la manufactura de alimentos y otros artículos de consumo, atraviesa un excelente panorama en el distrito. Una parte importante de las empresas evidencia un sólido crecimiento, muchas se animan a vender sus productos en el exterior y otras se consolidan en el mercado local y regional. Sus referentes están en “El Periodista”
Seguramente hay una rica historia para desgranar en tanto tiempo de trabajo en el Parque…
Hace 32 años que funcionamos aquí, y si contamos que un tiempo antes iniciamos todo el trabajo previo para radicarnos, ya sumamos 33 de historia relacionada con este lugar. En ese recorrido, hemos librado “muchas guerras” tratando de avanzar, de hacer las cosas bien, de manera honesta. Ese proceder nos ha llevado a tener vigencia en el mercado, luego de más de tres décadas de existencia, atravesando momentos buenos y malos.
Esta coyuntura particular del país y del desarrollo industrial, ¿cómo la calificaría?
Este es un tiempo muy particular, distinto creo yo al de crisis anteriores. En otros momentos advertíamos que si se recomponía algún aspecto puntual que estaba desacomodado, las cosas podían mejorar. Actualmente me parece ver que hay un desbarajuste tan grande que no se sabe qué arreglar primero para enderezar un poco el rumbo. Nuestra industria depende muchísimo de la actividad rural, y en ese sentido considero que se advierte un empecinamiento en contra del campo que no logro entender, y que por consecuencia termina afectándonos. Desenvolverse en ese contexto no resulta sencillo.
Otro de los aspectos negativos lo representa el hecho de que para industrias como la que yo dirijo no existe financiación. La Argentina está muy bien para viajar y divertirse, porque en ese aspecto se manejan plazos flexibles de pago que no están disponibles para actividades como la nuestra, en donde debemos cumplir con las obligaciones al día para poder continuar con la operatoria. Creo que se apoyan más en el turismo que en el trabajo, es algo que no logro comprender.
METFER ha logrado desarrollar y poner en funcionamiento una novedosa máquina; ¿de qué se trata?
Recientemente hemos conseguido poner en marcha una máquina que trabaja con banda lineal en cepillos. La empezamos hace algunos años, y nos costó muchas horas de trabajo para que comience a funcionar. Será una de las pocas existentes en el país para fabricar cepillos, desde aquellos hogareños hasta los que son utilizados en siderurgia. Se diseñó y ensambló en METFER, y recibimos por ese trabajo los elogios de profesionales universitarios de Bahía Blanca. Consiste en una especie de réplica de otra similar desarrollada en Estados Unidos. Con esto quiero ejemplificar la capacidad y el esmero de la gente que trabaja en nuestra empresa, que realizó una tarea impecable para lograr reproducirla. Esta máquina no se pondrá a la venta, ni siquiera se hará otra nueva, solamente se utilizará para la fabricación de los productos que antes mencionaba. Imagínese que si en su momento pretendíamos comprarla a través de la importación, nos hubiera costado 300 mil dólares. Eso habla del empeño que hubo que poner para buscarle la vuelta y armarla con el personal de nuestra empresa.
A propósito del personal, ¿cuántos empleados componen la firma?
Lamentablemente, las épocas cambiaron y de un total de 25 empleados que METFER tuvo en su momento hoy el plantel se redujo a la mitad.
¿Hubo que bajar los costos de producción?
En este momento estamos en la disyuntiva entre bajar el volumen de ventas y recortar los gastos, porque si se achica demasiado la producción no se concretan operaciones, y eso a la larga repercute negativamente en la empresa. Por eso hemos optado por tratar de darle salida a los productos que ya sabemos que puedan ser de sencilla colocación en el mercado. En ese sentido, hay aceptable demanda de los cargadores de sembradoras o fertilizadoras. De cualquier manera, el hombre de campo se muestra muy cauto en este momento a la hora de concretar compras. Esa cautela hace que toda la cadena de comercialización se frene.
¿Recuerda particularmente una época de esplendor para la firma?
En el primer gobierno kirchnerista se trabajó muy bien, con un nivel importante de ventas, y en general la gente se animaba a invertir. Habitualmente las temporadas fructíferas duran un año y medio o dos, no mucho más que eso.
Mencionó la etapa actual de crisis; con tantos años de experiencia en la actividad, ¿cómo piensa que se puede salir de ella?
Tiene que existir siempre un incentivo desde afuera para poder salir a flote, solo no se puede. Toda recesión muestra un costado positivo: a veces en esos momentos uno logra sacar a relucir el mayor esfuerzo, la creatividad, aquello de “buscarle la vuelta” para continuar. Yo no sé si este gobierno tomará las decisiones necesarias para cambiar el panorama actual. Ellos deberían evaluar que en definitiva es el empleado de las fábricas quien termina sufriendo las consecuencias del ‘parate’ actual, toda vez que al empresario se le dificulta mantener la estructura ya armada. Los costos han subido mucho, y no se pueden reflejar en el producto final.
Dentro de ese contexto, ¿la industria metalmecánica ha perdido terreno con respecto a la agroalimenticia en el Parque Industrial?
Creo que sí, se han perdido algunas fábricas importantes, y el perfil del Parque Industrial de Tres Arroyos hoy es primeramente agroalimenticio antes que metalmecánico, si bien coexisten las dos fuentes de producción. En otros lados sucede distinto, como por ejemplo en Santa Fe, en donde se le ha dado preeminencia al rubro que nosotros manejamos en METFER u otros similares. Y en ese sentido entiendo que hay responsabilidades políticas que determinaron que así ocurra.
Pese a todo, la idea es seguir adelante y remontar este momento adverso…
Tengo 76 años, 33 de ellos funcionando en el Parque Industrial con METFER, y si no creyera que esto se puede mejorar, si no hubiera apostado por el trabajo, ya me habría ido a mi casa hace rato. Permanecemos porque siempre vemos la esperanza de salir adelante, de tratar de ganarles a todos estos momentos duros con la constancia, la honestidad. Y en ese sentido, también hay que valorar el respaldo de la línea de comercialización con la que operamos (proveedores, agentes de ventas) con la que ya hemos entablado una relación de confianza.
Comentá la nota