Tras dos mandatos (2015-2023), el intendente de Bahía Blanca dejará el cargo el venidero 10 de diciembre. La visión de un periodista político que sigue caminando por la calle como cualquier vecino.
Por Mario Minervino
Héctor Gay era el periodista local más conocido y prestigioso de la ciudad y la región cuando decidió dejar “el oficio más hermoso del mundo” —según lo definió Gabriel García Márquez— para pasar a ejercer “uno de los más tristes que puede tener el ser humano” —según consideró Jorge Luis Borges a la política.
Hace diez años, con 57 años cumplidos, Gay renunció a su cargo de jefe de Noticias de LU2 Radio Bahía Blanca luego de 30 años de trabajo.
Sin una perspectiva laboral certera y a una edad compleja para conseguir trabajo, la vida le tenía preparado un futuro que no sólo no estaba en sus planes sino, también, alejado de cualquier especulación o ambición.
Fue convocado —y resultó electo— como candidato a diputado provincial por el Frente para la Libertad y el Trabajo, que lideraba el empresario Francisco De Narváez. Fue un pequeño paso en su presente, pero un gran paso para su futuro. Un año después, 2014, se convertía en candidato a intendente municipal por Unión Pro, el partido de Mauricio Macri y, finalmente, en 2015, asumía como el primer jefe comunal que rompió el bipartidismo radicalismo-justicialismo que, desde 1947, marcaba las elecciones locales.
Luego de dos mandatos consecutivos y convencido de que es un ciclo cumplido, hace un balance de su trabajo; cuenta su experiencia de haber estado “del otro lado del mostrador”; asegura no tener definido su futuro laboral, pero sí la voluntad de seguir trabajando, sea dentro de la política o en el sector privado.
—Héctor, a poco de dejar el cargo, ¿qué te ha dejado satisfecho?
—En lo político, creo que el logro más gratificante es haber devuelto la institucionalidad a la ciudad, logro conseguido con el acompañamiento del Concejo Deliberante y de otras fuerzas políticas. Hay que recordar que en 2015 había una situación de absoluta anomalía, siendo intendente Gustavo Bevilacqua (NdR: asumió luego de la renuncia de Cristian Breitenstein).
—¿Entre las obras realizadas hay algunas que consideres emblemáticas de tu gestión?
—Haber concretado una importante cantidad de intervenciones estructurales, claves para acompañar el desarrollo de muchos sectores con severos problemas de conectividad. Es el caso de la pavimentación del bulevar Juan B. Justo, una obra magnífica, y de la avenida Dasso en Ingeniero White. También de Cambaceres, avenida 14 de Julio, Gambartes, Parera, Tres Sargentos, Salliqueló, Don Bosco y Necochea, todas arterias troncales que han servido para mejorar el funcionamiento de la ciudad. Otro gran aporte es el lumínico, colocando 15 mil artefactos de tecnología led que cambiaron la fisonomía urbana nocturna.
—¿Y qué ha quedado en el tintero?
—Dentro de nuestra planificación hay gestiones y obras que quedaron pendientes, máxime cuando en nuestra segunda etapa de gobierno hubo una pandemia que nos paralizó dos años en materia de obras porque todos los recursos fueron al área de salud. Después hay intervenciones que exceden los recursos municipales y para las cuales se necesita ayuda de Provincia o Nación. Un ejemplo es la calle Rafael Obligado, una arteria de ingreso que hay que refuncionalizar, pero que exige un presupuesto muy alto.
—¿Complicó la segunda gestión el hecho de tener gobierno provincial de otro color político?
—No. No creo que perjudique a la ciudad tener gobiernos de otros signos. En eso creo que hay bastante madurez y yo he tenido buena relación, tanto con funcionarios de Provincia como de Nación. Por supuesto que el trato resulta más simple y fluido cuando es con gente de tu propio partido. Pero tampoco puedo decir que lo que no se hizo, o no se puedo avanzar, fue por una mala intención de un gobierno de otro signo político.
—En la campaña de 2015 mencionaste como diagnóstico que la ciudad necesitaba un shock de pavimentación. ¿Es complejo llevarlo adelante?
—Es cierto. Se hizo mucho en pavimentación, pero queda mucho por hacer. La cantidad de calles de tierra es muy grande y la ciudad sigue creciendo en extensión. Esto lo habíamos acotado un poco, pero desde 2021 la gente retomó la preferencia por irse a vivir lejos, a lo que se suman nuevos planes de urbanización alejados del centro. Esta modalidad es una complicación, porque hay que dar servicios y genera cada vez más calles de tierra.
—-¿No hay alguna herramienta que permita ir avanzando en el tema?
—-Es muy complejo. La primera cuadra de pavimento la pagan los vecinos y hoy no hay herramientas para que puedan conseguir los recursos económicos. El sistema de consorcio funciona muy bien, pero mucha gente no puede pagar su parte de una cuadra de vale 1,2 millones de pesos. Hoy, las constructoras no financian, ni tampoco hay créditos bancarios accesibles. El panorama es muy complejo y las alternativas implementadas dieron parcialmente resultado en los sectores de mayor poder adquisitivo.
“Si volviera al periodismo tendría una visión distinta. Me di cuenta de que casi nunca tenemos todos los elementos y herramientas para opinar, criticar o elogiar”.
“Tenemos cerca de 100 consorcios en marcha, todos en el sector Norte, en barrios como Altos de la Bahía, Palos Verdes, Molina Campos y Las Acacias. Pero resulta muy complejo implementarlos en otros espacios de menos recursos, al menos hasta que no mejore la situación económica en general”.
Un futuro abierto
Lejos de considerar un retiro, Gay se siente preparado y con fuerzas para seguir trabajando, sea dentro de la política o sea en el ámbito privado. No se arrepiente de haber dejado el periodismo para ser parte de la política; asegura que puede caminar por la calle de la misma manera que lo hacía antes de ser intendente y siente tranquilidad de haber hecho las cosas lo mejor posible.
—¿Cuál es el panorama que va a encontrar el próximo intendente? ¿Cuáles debieran ser sus prioridades?
—Le va a tocar preparar la ciudad para el bicentenario, ya que en 2028 cumplirá 200 años. Tendrá que trabajar en su planificación, algo que ya se está haciendo con el nuevo código urbano, casi terminado, pensado con un concepto moderno. También habrá que pensar lo que viene en función de las inversiones a llegar, planificar en materia de tierras, viviendas y accesos. En eso hay que trabajar con Nación y Provincia porque hay una necesidad de infraestructura básica que no se puede asumir desde el municipio.
“También hay que mantener un diálogo permanente con el Puerto y con las empresas que van a impulsar todo el desarrollo, algo que se está haciendo pero el desafío es continuarlo y mejorarlo” .
—¿Cuál es tu visión del ámbito político desde adentro en relación a la mirada que tenías desde el periodismo?
—Es diferente y resulta enriquecedor estar de los dos lados del mostrador. Si tuviera que volver a ejercer el periodismo tendría una visión distinta, porque me di cuenta que casi nunca el periodismo tiene todos los elementos y herramientas para opinar, criticar o elogiar determinadas medidas que toma el gobierno. Desde ese punto de vista la experiencia ha sido muy buena.
“Tengo alguna candidatura en el Parlasur, pero también hay alternativas de ocupar algún cargo si Patricia Bullrich es elegida presidenta”.
—¿Nunca te cuestionaste el cambio?
—En lo personal estoy absolutamente satisfecho y para nada arrepentido de haber dado el paso a la política. Por supuesto que cuando empecé en esto ni soñaba con ser intendente. En eso mi mayor satisfacción no fue haber sido elegido en 2015 con el 43 % de los votos, sino ser reelegido cuatro años después con el 51 %. Eso fue una enorme satisfacción.
—¿Es complicado ser político?
—En la Argentina, en los tiempos que vivimos, todo es complicado. No sólo hacer política, sino también ser empresario, comerciante o un ciudadano común. Si bien uno sabe lo que implica meterse en política, la verdad es que no es ni más ni menos que como la vida cotidiana de cada argentino.
—¿Cómo vivís el día a día en la calle en contacto con la gente?
—Satisfecho por la repercusión que tuvo mi paso por la intendencia. Mi objetivo sería terminar la gestión y poder transitar por las calles con tranquilidad, cosa que no siempre ocurre con los políticos; ni hablar en lugares donde no pueden ir ni a un restorán. Yo no lo siento así. De hecho estoy haciendo cosas siempre, trámites, nunca tuve seguridad personal para recorrer los barrios, hablo con todo el mundo y voy a reuniones sociales.
“Es cierto que mucha gente me reclama cosas, pero no lo hace desde un lugar exacerbado. Vivo el día a día casi de la misma manera que 10 años atrás y eso me pone muy tranquilo. También es uno de los motivos por el cual consideré que ocho años al frente del municipio local estaba bien, que ya era suficiente” .
—¿Qué se viene ahora? ¿Seguir en la política o ya es tiempo de descansar?
—Mi futuro no es algo decidido. Tengo alguna candidatura dando vuelta para ingresar al Parlasur, pero también hay alternativas de ocupar algún cargo si Patricia Bullrich es elegida presidenta y hasta tengo alguna oferta del sector privado.
—¿La idea de estar más cerca de los hijos?
—Tengo a mis tres hijos viviendo en Europa, con tres nietos y un cuarto en camino. La posibilidad de estar más cerca de ellos es importante. Porque, además, diez años en la política me ha requerido mucho tiempo que no pude dedicar a la familia.
—La idea es seguir trabajando entonces…
—He aprendido mucho en este tiempo, he cultivado relaciones y en la medida de que pueda ser útil en el espacio político que integro, bienvenido sea. Me siento muy bien desde lo físico e intelectual. Pero también estoy preparado para no seguir en política y comenzar otra etapa de mi vida.
Milei: un fenómeno que marca un descontento
—¿Te sorprendió la elección de Javier Milei?
—Sí, como a todo el mundo, no tanto por (Javier) Milei en sí, sino por la magnitud que ha tenido. Era impensado que pudiera ganar en provincias como Tucumán o La Rioja, históricamente peronistas y con un voto cautivo muy arraigado. Y todo lo logró sin estructura y sin representantes locales. En nuestra ciudad se podía esperar una buena elección, porque hace dos años los libertarios lograron dos concejales y un diputado seccional, lo cual ya anticipaba la fuerza que iba teniendo Libertad avanza.
—¿Creés que votan sus propuestas?
—En gran parte es un rechazo o un castigo a las políticas tradicionales, que no han respondido a las expectativas y necesidades de la gente. Es algo que ha ocurrido en países como Italia, Chile y Perú. Sobre todo hay una gran insatisfacción en los jóvenes, desde los que viven en los barrios más vulnerables hasta en los más pudientes, todos han brindado su apoyo a Milei.
—¿Cómo ves el panorama de acá a las elecciones?
—Las experiencias de las últimas elecciones demuestran que entre las PASO y las elecciones generales suele haber diferencias, empezando porque vota más gente. Recuerdo que en 2019 nuestra lista le ganó a Federico Susbielles por 2,5 puntos en agosto y en octubre terminó 10 puntos arriba. Son elecciones diferentes pero, además, esta será muy particular porque hay tres candidatos; no es una polarización de dos como en 2019. Existen muchos interrogantes y todavía es temprano para despejarlos. Por nuestra parte estamos trabajando con De Leo y Nidia Moirano para visibilizar los votos que permitieron a nuestro espacio ser de los más votados y a la espera de las pautas nacionales y provinciales de nuestros candidatos.
—Será una elección muy particular…
—Sí claro, diferente, en la que seguramente estará todo abierto. Nosotros vamos a trabajar en distintos segmentos y trataremos de recuperar a la gente que no fue a las PASO pero que sí lo hará en octubre. Siempre teniendo en claro que son tres los contendientes con aspiraciones de triunfar, situación que hace mucho tiempo no se daba en la ciudad.
Un poco de historia
Desde hace 76 años, cuando en 1946 irrumpió el peronismo como fuerza política, la pelea por el sillón de Bordeu ha sido disputada entre radicales y peronistas.
Hasta el golpe militar de septiembre de 1955, en nuestra ciudad hubo cuatro elecciones, todas ganadas por los candidatos peronistas: Rafael Laplaza, Norberto Arecco (2) y Santiago Bergé Vila.
Teófilo Bordeu.
El radicalismo se impuso cuando el peronismo estuvo proscripto (Haroldo Casanova, Federico Baeza); el peronismo volvió a ganar en 1973 (Eugenio Martínez) y desde 1983 a la fecha el radicalismo ocupó cinco períodos, el peronismo tres y finalmente, con Héctor Gay, apareció una fuerza que quebró ese bipartidismo, más allá de que el radicalismo es parte de la coalición ganadora.
Este año el reparto de votos es tripartito, con lo cual el panorama aparece complicado, tanto para los partidos políticos como para los propios votantes.
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