Silvia Villamagna es la actual presidente de la Junta de Estudios Históricos. Intenta inculcarles la identidad local a los chicos de escuela. Pero rechaza estancarse en la nostalgia.
Por Alejandro Lafourcade
a.lafourcade@pilaradiario.com
Desde que tenía 4 años, Silvia Villamagna supo que lo suyo sería ocuparse de los hechos pasados. Cuando escuchaba, en el Manzanares todavía rural, los mitos y leyendas que relataba su abuelo, se encendió una llama que aún hoy perdura.
En pleno desarrollo de las Fiestas Patronales, que siempre invitan a un reencuentro con la "pilaridad”, la presidente de la Junta de Estudios Históricos del Partido de Pilar dialogó con El Diario acerca de la identidad y la siempre vigente polémica entre lo viejo y lo nuevo.
"Siempre me interesaron esos relatos que hace la gente, siempre me atraparon. Mi patria chica es Manzanares, antes de recibirme ya estaba entrevistando y grabando a personas mayores, para rescatar esa historia no escrita”, afirma. Villamagna estudió Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, complementando con la carrera docente y de investigación. Actualmente, luego de pasar por varios establecimientos, es docente en la Universidad del Salvador.
-¿Pilar atraviesa una crisis de identidad?
-Todas las generaciones tienen lecturas algo apocalípticas, como que nos devoró el progreso... Yo no lo veo antagónico. Pilar nació como un lugar de inmigración permanente, desde el Pilar Viejo, con María Cabezas. Y el milagro de la Virgen en Villa Rosa ocurrió porque era un camino de paso, el Camino Real. El hecho de recibir gente está en la genética de Pilar. San Antonio de Areco, Luján, Escobar, entre otros, no tienen esa característica.
-Ya que lo ha nombrado, ¿por qué Areco sí pudo mantener su fisonomía, su patrimonio cultural?
-Tuvieron la suerte de tener determinados gobernantes que se preocuparon por nombrar lugares significativos. Pero eran lugares que económicamente no eran redituables, por eso fue más fácil preservarlos. En Pilar, que ha sido sometido a un crecimiento tan vertiginoso, hubo particulares a los que no se les ocurrió ni remotamente cuidar su patrimonio, les importó recibir el dinero.
-Todavía quedan algunas casas históricas a las que hay que apurarse a sacarles fotos, porque van a durar poco…
-Sí, y muchas fueron desapareciendo. Es un debate: ¿Qué hacemos? ¿Congelamos todo? Quizás los nuevos edificios sean patrimonio dentro de 100 años… Y en cuanto a esa política de no tocar nada, hay gente en Areco que me dice que en Pilar tenemos suerte por contar con shoppings, cines… Algunos no quieren vivir en el siglo XIX.
Desde cero
Junto a la profesora María Rotondi, Villamagna dejó estructurado en el Instituto Madre de Divino Pastor un proyecto en el cual los alumnos entrevistas a personalidades y vecinos emblemáticos. "Le hicieron a Guillermo Dolera (pionero de la radio), el Gallego Fernández (peluquero), Pocho Ghiglione (de la panadería La Espiga de Oro), por ejemplo. Ese diálogo intergeneracional enriquece un montón”.
Sin embargo, la historiadora comenta que hace unos años "tratamos de extenderlo a otras escuelas de Pilar, pero nos encontramos con la reticencia de los docentes… Una de las claves de los problemas identitarios de Pilar radica en que el 60% o 70% de los docentes no son de acá. No es por ser chauvinista, pero si vos no conocés algo, no ayudás a difundirlo. Sí, en cambio, estamos en un proyecto con Juan Pablo Ferreyra para rescatar la historia de los músicos locales”.
-¿Qué ocurre cuando, además de los docentes, los gobernantes o funcionarios no son de Pilar?
-Hubo NyC ("Nacidos y Criados”) que también se mandaron sus macanas, desde el punto de vista patrimonial. Por eso creo que la labor está en las escuelas, sobre todo en Jardines y Primarias, mientras más rápido se haga mejor. Incorporar la identidad es como aprender a andar en bicicleta, hay que hacerlo desde chico.
Por lo pronto, junto al Departamento de Modernización del Municipio Villamagna está elaborando una página web, "para generar identidad. Hay que completar con la historia de las localidades”.
No obstante, asegura que "la proyección de lo identitario está en crisis a nivel mundial. En Pilar tenemos un debate, pero en todas las jornadas de historia y congresos que hice, comprobé que muchísimos lugares abordan el mismo tema. Pensamos que somos sólo los pilarenses, pero en todos lados está pasando lo mismo”.
-¿Los historiadores locales son siempre los mismos, o se va sumando gente nueva?
-Por ejemplo Marcos Gómez, de Zelaya, tiene la inquietud. Hernán Asturiano es otro joven que presentó un trabajo en una Jornada de Historia. Después, como vecinos que colaboran, los dos hermanos (Armando y Fernando) D´Auría no son profesionales de la historia, pero aportan datos. También Alberto Marzano, Sonia Lembeye y otros.
-Precisamente, la Biblioteca Popular y Sonia Lembeye lanzaron una convocatoria para las instituciones y su historia, y muy pocos respondieron…
-Yo también les ofrecí a algunas instituciones ayudarlas a escribir su historia. Hoy con las nuevas tecnologías alcanza con un teléfono para grabar a alguien. Pero insisto en que esta crisis no es única de Pilar.
-¿Una clave sería recordar el pasado pero sin quedarse en la nostalgia?
-Para mí siempre lo importante es tratar de avanzar, conocer lo que pasó pero no quedarse todo el tiempo hurgando en el pasado. Yo en Manzanares buscaba la leche recién ordeñada, pero ahora tengo una farmacia, el colectivo pasa cada 15 minutos… Si uno se queda rezongando contra ese futuro que se viene, se estanca en el pasado, deja de crecer. La infancia nuestra seguramente fue muy feliz, pero nadie querría quedarse siendo siempre un chico. ¿Cómo voy a rezongar contra el avance? Hay que mirar el pasado con la luz del presente.
Archivo oral
Voces que se atesoran
En forma simultánea con su carrera docente, Silvia Villamagna hizo un posgrado en historia oral. Con el tiempo, fue recogiendo testimonios de vecinos emblemáticos, un verdadero tesoro que espera para salir a la luz.
"En 1992 –recuerda- José Sánchez me convocó a la Junta de Estudios Históricos, y yo notaba que para completar la historia de Pilar necesitaba sí o sí el testimonio de vecinos”.
La profesora asegura que "lamentablemente Pilar no goza de buen prestigio en cuanto a sus archivos, entonces decidí crear un archivo de historia oral, que insume mucho trabajo. Me ayudan un montón de vecinos desinteresadamente que van aportando datos”.
Hace alrededor de 20 años, el Banco Provincia comenzó el diseño de un banco de voces "y lo grabé a Paco Felis, un tambero que me enseñó a andar a caballo, así su voz quedó inmortalizada. Era un inmigrante sirio libanés, personaje de Manzanares”.
Él fue el primero de una larga lista, compuesta por ejemplo de voces de exintendentes como BetoPonce de León, Sergio Bivort, Alberto Alberini y Jorge Telmo Pérez, o bien docentes históricos como Edith Chichita Fortez. "Las tengo en un disco rígido, algunas lamentablemente se perdieron por accidente, como la del padre José Ramón De la Villa. La idea es plasmar aquello que no estaba escrito”.
Material tan valioso merece ser compartido hacia la comunidad: "Mi idea es que se aproveche en el museo, o que a través de las nuevas tecnologías esté accesible a todos. Yo no quiero que en Pilar no se pierdan los testimonios”.
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