La frentista, que en las últimas horas se contactó con eldia.com para dar cuenta de su problema, manifestó que "desde hace varios meses vienen reclamando que se lleven adelante las obras para ponerle fin a este asunto" pero que " ABSA y el Municipio sólo le han hecho promesas". 

Según explicó, el olor que se apodera de las casas cuando desbordan las aguas servidas por las rejillas ya pasó a un segundo plano. Para quienes residen en la zona el principal factor de preocupación hoy en día es la posibilidad de que la familia pueda contraer alguna enfermedad derivada de esta situación. 

Para la señora, la infraestructura de la Ciudad está colapsando debido a la gran cantidad de construcciones que están surgiendo. 

Con similares argumentos pero con la misma indignación se comunicó esta tarde una lectora a través de Whatsapp. Además de mandar fotos, la frentista, que vive en 529 y 17, expresó que la situación se ha vuelto insostenible y desesperante.

En este sentido, pidió a la Municipalidad que "si no se pueden realizar las obras necesarias para terminar con este calvario al menos pongan en marcha un plan de evacuación de estos líquidos con camiones sépticos".