Dos comisiones de la Cámara de Diputados empezaron a analizar el proyecto de ley que abre la posibilidad de operar en el mercado de capitales y termina con su autocontrol. El ministro de Economía destacó que se sigue la tendencia internacional.
“En el mundo no existen regulaciones del mercado de capitales que tengan más de 15 años de antigüedad, incluso en muchos países recibieron modificaciones importantes como consecuencia de la crisis financiera internacional. Nuestra legislación está desfasada en el tiempo, data de 1968”, explicó Lorenzino, acompañado por el secretario de Finanzas, Adrián Cosentino, y Vanoli. La reunión que se celebró en el nuevo anexo de la Cámara de Diputados comenzó con un aplauso en homenaje a Leonardo Favio.
“Los mercados deben ser controlados por un organismo autónomo que cuente con las facultades necesarias”, advirtió Lorenzino. El proyecto establece como único organismo de control a la CNV. Este ente será el encargado de “registrar, inspeccionar, regular, supervisar y sancionar a los actores”, para lo cual asumirá funciones que actualmente están en manos de entidades privadas e incrementará su poder de policía. “Este proyecto es una asignatura pendiente de la democracia y está en línea con las regulaciones de la mayoría de los países del mundo”, sostuvo Vanoli.
“Las calificadoras de riesgo no están a la altura de las circunstancias a la hora de analizar la deuda soberana argentina ni tampoco la griega o portuguesa. La opinión de esas empresas no puede ser el único elemento disponible para tomar decisiones”, cuestionó el titular de Economía. Para agilizar las inversiones, el proyecto establece la “no obligatoriedad de que las emisiones de deuda cuenten con una calificación de riesgo previa como condición para que coticen en Bolsa”. A su vez, abre la puerta para que nuevos jugadores –como las universidades– participen dentro del segmento de las calificaciones.
A diferencia de otras leyes recientes, los legisladores Alfonso Prat Gay (Coalición Cívica) y Claudio Lozano (Frente Amplio Progresista) se mostraron a favor del espíritu general de la reforma al destacar como un avance el fin de la autoregulación y la desmutualización del mercado. Actualmente, sólo pueden operar de forma directa en los distintos mercados de valores sus socios/accionistas, creando una suerte de “club cerrado” de difícil acceso. Según precisó Vanoli ayer, para ser socio del Merval era necesario desembolsar más de cuatro millones de pesos.
“Queremos que el mercado sea más grande, con más instrumentos para que las empresas puedan acceder al financiamiento y que las herramientas para canalizar el ahorro sean más simples”, apuntó Lorenzino. “Tenemos que lograr que más agentes participen del mercado, que deje de ser un lugar donde dos o tres pueden hacer un negocio”, sostuvo el funcionario.
El titular de Economía y el responsable de la CNV coincidieron al señalar que, a diferencia del conjunto de la economía, el mercado de capitales no mostró un dinamismo acorde con el proceso de sostenido crecimiento iniciado en 2003. “El mercado de capitales tiene que funcionar como el canalizador natural del ahorro al financiamiento productivo que ayude a preservar la dinámica de la economía, hoy la legislación no ofrece la posiblidad de guiar al mercado hacia allí”, apuntó el ministro de Economía. En ese sentido, Vanoli destacó las posibilidades que ofrece la ley para ofrecer un tratamiento diferenciado hacia las pequeñas y medianas empresas, así como el impulso que recibirán las economías regionales a partir de la creación de nuevos instrumentos financieros.
En su intervención, el legislador Federico Pinedo (PRO) advirtió que no tenía una opinión formada sobre la ley, pero cuestionó el carácter “abierto” y las amplias facultades otorgadas a la CNV. En ese sentido, los funcionarios destacaron la necesidad de que el organismo regulador disponga de un amplio margen de maniobra para responder con eficiencia a las innovaciones del mercado. Por su parte, Lozano reclamó la participación de las minorías parlamentarias en la conducción de la CNV.
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