Es numerosa la cantidad de beneficiarios, que semana tras semana peregrinan en la casa central y delegaciones del PAMI, para poder obtener sillas de ruedas.
La falta de respuesta a los reclamos es constante en todas las dependencias de la obra social de jubilados y pensionados de Tucumán; y ni el personal, ni las autoridades de la institución salen a informar lo que sucede con la entrega de este elemento imprescindible para el desplazamiento de personas de la tercera edad con dificultades de locomoción o movilidad reducida. Según fuentes bien informadas, el PAMI presenta este problema desde abril último y las gestiones para normalizar la situación siguen dilatándose, porque no hay un compromiso tácito para dar respuestas a los pasivos de la provincia.Similar situación registra la provisión de otros insumos y la atención en los distintos servicios sanitarios y sociales del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Penisonados (INSSJP). La burocracia de PAMI, genera estrés, aumentando sustancialmente el deterioro de la salud física y psíquica del adulto mayor, que está obligado a realizar reclamos constantes: primero porque, PAMI, tiene serias falencias en aplicar las medidas de prevención, asistencia, promoción y protección del afiliado y segundo porque la obra social no cuenta con un número apropiado de médicos auditores, encargados de fiscalizar el normal cumplimiento de las prestaciones y tampoco tiene personal administrativo calificado para atender a las personas de la tercera edad, que en su mayoría no retienen la información que se les brinda para abrir un expediente. Otra realidad que no se admite es que los médicos de cabecera que tienen cada uno cápitas excesivas (cantidad de pacientes), para poder cumplir con todas consultas, dedican poco tiempo a la atención del afiliado, por lo que para dar un diagnóstico generalizado (porque la mayoría no profundiza en la problemática del enfermo), emiten órdenes médicas indiscriminadamente, saturando los servicios que brinda el INSSJP.
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