La lista Azul cerró su campaña en el Oeste, sin la presencia de Sapag.
Sin la presencia del gobernador Jorge Sapag pero con el apoyo de funcionarios, legisladores y dirigentes históricos del Movimiento Popular Neuquino (MPN), la lista Azul cerró ayer su campaña de cara a las elecciones partidarias del domingo.
En un clima festivo, el gimnasio de la Fundación Cristiana del Deporte, en el Oeste de la ciudad, lució casi a pleno para escuchar a los candidatos de este sector, encabezados por el actual ministro Omar Gutiérrez, quien fue el encargado de cerrar el encuentro.
El hilo conductor de los discursos se centró en la discusión con el gobierno nacional por la ley de hidrocarburos y la defensa de los intereses provinciales.
Discursos
El primer orador fue el diputado provincial José Russo, le siguió su par de bancada Luis Sapag, quien luego le dio paso a Pedro Salvatori. El ex gobernador -que irá como candidato a vicepresidente de la Convención, detrás de Rolando Figueroa, que ayer se encontraba en el Norte y no asistió a este acto- recordó que el MPN fue el único partido provincial que logró vencer a las grandes fuerzas políticas nacionales.
“Tenemos un humilde partido pero gobernamos hace 53 años, el MPN es el que señala el rumbo de la provincia”, dijo, y advirtió: “Estamos sufriendo embates de verdaderos adversarios que no son los compañeros de la otra lista”. Aseguró que después del 24, cuando “se llenen de votos azules las urnas, debemos celebrar todos juntos la unidad del Movimiento Popular Neuquino”.
Después de Salvatori tomó la palabra la candidata a presidenta de la seccional Primera, la ex sobischista Gloria Sifuentes, quien dijo que su función será “levantar las banderas de la justicia social” y agregó que “la militancia no se mancha”.
A su turno y para concluir el acto, Gutiérrez, candidato a presiente del MPN, resaltó que el cierre se estaba realizando en el Oeste porque estaba convencido de que esa zona le va a dar un triunfo a su sector en estos comicios y destacó que eso será posible con la “dignidad y la lealtad” de los afiliados. “Sapag nos dejó esta responsabilidad”, dijo.
“Vamos a hacer una revolución en el MPN, en cada calle, en cada casa, en cada pueblo”, enfatizó
A su vez, se refirió a quienes le criticaban el no haber contestado las acusaciones que desde el sector de Guillermo Pereyra se le formularon a la lista Azul. “Para un compañero del MPN no hay nada mejor que otro compañero del MPN, por eso nunca responderé a un agravio”, explicó.
OPINIÓN
En la Patagonia hay más partidos provincialistas
Gabriel Rafart
Desde 1983 la Patagonia es la región del país con el mayor número de gobernadores pertenecientes a fórmulas provincialistas. Sin duda, Neuquén se destaca con el MPN. Su continuidad en el poder es única, no solo en la región sino en el país; solo comparable a varios peronismos de provincia. Esa permanencia alteró las motivaciones de muchos actores que, aun pensando la política nacional, creyeron que su único camino era la territorialización de sus estructuras y expectativas. Los menos tuvieron desempeños modestos. Hace diez años UNE, de Mariano Mansilla, ocupó ese lugar. Los más simplemente quedaron muchas veces enredados en los armados que propuso el MPN, para que de manera indirecta sirvieran de listas colectoras. Luego fueron actores deslucidos, de reparto, en los consejos deliberantes y en las últimas legislaturas de la provincia. Las escenas municipales suelen ser los lugares desde donde arrancan muchas biografías para el desarrollo de fuerzas provincialistas. Los candidatos no emepenistas que asoman para la contienda de 2015 provienen de ese mundo. Lo cierto es que en Neuquén hay una suerte de balance, de equilibrio, entre una alta tasa de natalidad y otra de mortandad de esos partidos localistas.
Hasta la provincia más nueva de la región, Tierra del Fuego, fue para dos partidos provinciales, ya sean en solitario o en coaliciones. Actualmente, desde que arribara al Ejecutivo provincial Fabiana Ríos, alejada de la entidad nacional que la vio nacer, el ARI fundado por la mesiánica Elisa Carrió, se vio obligada a crear su propio partido provincialista. Chubut y Santa Cruz tuvieron entidades de menor protagonismo, aunque varios de sus gobernadores se comportaran como cabeza de estructuras locales. Ocurrió aún con los peronistas, incluyendo el largo gobierno de Néstor Kirchner en Santa Cruz que, si bien conservó el sello del PJ, tuvo “estilos” provincialistas. Otros como Mario Das Neves en Chubut se colgaron de un viejo partido como el PACH.
En cambio, Río Negro pasó de contar con una UCR provincializada, gobernante por tres décadas, a que un “gobernador por accidente”, ligado a un Frente Grande rionegrino, se vea obligado a producir en muy poco tiempo un nuevo partido provincial. Por ello, la ruptura de la coalición gobernante en Río Negro, por decisión de Alberto Weretilneck, no resulta una novedad. Su gobierno, si quiere sobrevivir, seguramente verá como suelda restos de la vieja coalición radical y otros actores de raíces locales. En eso cuenta con antecedentes en su primer padrino, también hombre de Cipolletti, Julio Arriaga. Antes, ese lugar lo ocupó Julio Salto.
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