Omar Gutiérrez no solo inauguró las sesiones de la Legislatura este primero de marzo: inauguró también una etapa renovada, un enfoque distinto de la función pública desde el MPN. Con cierto candor (¿genuino o impostado?); y con el sello de búsqueda insaciable de gobernabilidad que ha caracterizado a este partido único en Argentina.
El gobernador neuquino aseguró que se da vuelta la página de las confrontaciones, para entrar en la del diálogo y los acuerdos; anunció que respaldará el fin de pícaras formas de hacer política practicadas por su propio partido, como las listas espejo o colectoras; reafirmó que no concederá un sistema de balotaje (sin mencionarlo) al destacar que no propiciará una reforma de la Constitución; y mostró su prepotencia de trabajo al presentar y firmar 11 proyectos de ley, durante la ceremonia de inauguración de sesiones de la Legislatura provincial.
Como para evidenciar lo del fin de las confrontaciones, no mencionó el paro de los maestros, vigente a la hora de su discurso, con movilización a las puertas de la sede legislativa; y se permitió anunciar que este miércoles firmará el acuerdo salarial por el escalafón general de la administración pública con los gremios ATE y UPCN.
Sí dejó en claro que propiciará, mediante el proyecto de ley concretamente presentado, las “paritarias pedagógicas”, porque es necesario “hablar de todos los temas en educación” y no solamente de los salarios de los maestros, que reconoció, no obstante, deben ser jerarquizados. La educación fue mostrada como una prioridad, no solo fundamental socialmente, sino como motor del desarrollo económico. Ubicada, junto con la cultura y el deporte, como parte central de su propuesta de gobierno.
“Vengo a pedir que pongan en funcionamiento el Defensor del Pueblo de la Provincia”, comenzó Gutiérrez su enumeración de iniciativas aperturistas desde la política, marcando un camino de renovación que el MPN no transitaba desde aquellas iniciativas impulsadas por Jorge Sobisch en la década del ’90, con la autarquía judicial y legislativa, el sistema D’hont. Sobisch estuvo presente en la sala, junto a los ex vicegobernadores Ricardo Corradi, Federico Brollo y Ana Pechen. No estuvo, en cambio, Jorge Sapag. Tampoco Pedro Salvatori, disculpado por un problema de salud.
Gutiérrez arremetió con fuerza en ese tramo inicial de apertura política en su discurso. Habló de concretar los mecanismos de participación directa, como las audiencias públicas; de velar por “el acceso a la información” (presentó un proyecto de ley para regular este tema), la “transparencia” de los actos de gobierno, ordenar los calendarios electorales, acotar el tiempo de las campañas, eliminar las listas espejo y las colectoras.
“No propiciamos ninguna reforma de la Constitución” aseguró en cambio. Esta afirmación, se interpreta, tiene que ver con el proyecto, ya presentado, de instalar el sistema de segunda vuelta electoral en la provincia, que la oposición no tardó nada en insinuar dentro de la reforma política llamada por el propio gobierno.
Vale destacar como importante dentro del discurso algunas cuestiones marcadas por Gutiérrez, que tienen que ver con lo económico desde la política. Por ejemplo, modificar el sistema de recupero económico en los hospitales, a través de un proyecto de ley, para tornarlo “más ágil” y que permita una “recuperación total y eficaz del recurso”. Esto, traducido, implica que se intentará cerrar la canilla por la que se fugan inversiones hechas en salud desde el presupuesto por una mala utilización del concepto de salud pública “para todos”, también para quienes tienen obra social y no la usan o no pagan el servicio prestado.
También fue importante la alusión al ISSN, aunque en este caso no concedió Gutiérrez detalles, tal vez teniendo en cuenta que todavía no hay consenso con los gremios en el cómo hacer. Pero prometió que la situación económica de déficit en el Instituto sería corregida “este año”, a través de tres ejes: optimizar prestaciones, mejorar el control, y fortalecer el sistema de recaudación.
Lo demás no fue tan importante, tal vez por ser más repetido en la realidad político-económica neuquina. Habló del petróleo mencionando la baja en el precio internacional, pero sin desarrollar el concepto de grave crisis que atraviesa la industria, que obligó a la aplicación de un plan de ajuste con suspensiones de personal y jubilaciones más o menos forzadas. Prefirió, en este punto, tirar la carga de la expectativa sobre las energías renovables, limpias.
Así, cargó las tintas de su discurso en las muchas represas que están diseñadas para construir sobre el río Neuquén, complementarias de Chihuido I y II, y les asignó a todas las misma posibilidad de concreción, en función, evidentemente, de lo que ha hablado al respecto con el gobierno de Mauricio Macri. Llamó, en este contexto, a respaldar la negociación del gobierno nacional con los fondos buitres, pues “permitirá reinsertarnos en el mundo”; y destacó sorpresivamente que Neuquén se integrará a un plan nacional contra la caída del poder adquisitivo, en una lucha palmo a palmo contra la inflación, una actitud activa que el MPN había, hasta ahora, eludido como responsabilidad.
Por supuesto que mencionó el tema del precio del gas, sin dramatizar demasiado: “el gobierno nacional tiene la decisión de acompañarnos”, dijo, en la solicitud de mejorar los precios que se pagan por el gas “viejo”, es decir, el que se extrae de yacimientos convencionales. Y habló, claro, de la diversificación económica, del agro y el turismo, mencionando las acciones que se están concretando en este rubro, que conduce desde el ministerio correspondiente, José Brillo.
De tan singular discurso, vale resaltar por último el párrafo dedicado a la “territorialidad”, que comprende, fundamentalmente, el tema de la coparticipación, el desarrollo vinculado a este concepto, y la relación con los intendentes, a quienes reiteró la invitación a formar parte activa del equipo de gobierno. Como para confirmar esta convicción, aseguró que “intendente que no es atendido, ministro que cesa en su cargo”. Así de firme, así de admonitorio.
Fue, pues, un discurso inaugural en muchos aspectos. Promete una gestión cuanto menos interesante, en medio del frenesí argentino. Se verá hasta qué punto la intención coincide con la realidad de los hechos. Todavía es temprano para juzgar esto.
Comentá la nota