Aunque pasa poco tiempo en Buenos Aires, Guillermo Vilas (60) tiene sus lugares favoritos. Como el bar de la esquina de Báez y Chenaut, en Las Cañitas, un lugar que visita con frecuencia y donde el último domingo almorzó en familia con su mujer, Phiangphathu Khumueang (30), Andanín (9), su hija mayor y heredera de su talento, y una amiga de la pareja. Feliz y distendido, Guillermo eligió una mesa en la vereda, pidió una ensalada y aceptó con gusto firmar autógrafos y sacarse focos con varios admiradores. Este año, el tenista más importante en la historia argentina tiene varios motivos para celebrar, ya que se cumplen 35 años de su primer Grand Slam y el próximo 20 de noviembre se presentará en el Club Náutico de Mar del Plata una escultura de hierro a escala natural con su figura, obra del artista cordobés Daniel Masi. La estatua, que representa el mítico revés con top spin del zurdo, será emplazada en los jardines del club en el que Vilas se inició como tenista. Además, Guillermo protagonizará junto con José Luis Batata Clerc una previa de lujo de la exhibición entre el suizo Roger Federer y Juan Martín del Potro, a jugarse en Tigre el 12 y 13 de diciembre.