En cada nota, Guillermo Sáenz Saralegui recuerda que tiene una amistad de años con el intendente Carlos Arroyo. Sin embargo, aclara que desde que llegó al poder el diálogo se cortó.
Varias veces le apuntó al entorno y no tuvo pudor en cuestionar la gestión del hombre que le permitió ser presidente del Concejo Deliberante, pese a su discreta trayectoria legislativa. Por eso, a principios de este año su continuidad al frente del cuerpo legislativo se puso en duda. Pero resistió. Ahora, nuevamente, se discute la presidencia del HCD. Y, otra vez, parece que Sáenz Saralegui sobrevivirá.
En 1996, Sáenz Saralegui se sumó al Partido Popular de la Reconstrucción, liderado por el carapintada Gustavo Breide Obeid. Allí comenzó a recorrer el mismo camino con Arroyo y juntos fundaron la Agrupación Atlántica. Unidos por una doctrina nacionalista y de centro derecha, rápidamente congeniaron y avanzaron juntos en la política doméstica, siempre con el actual intendente como cara visible.
En 2011 ganaron la Paso del Frente Popular que llevaba como candidato presidencial a Eduardo Duhalde e ingresaron juntos al Concejo Deliberante. Aquella lista estaba integrada por otro actual funcionario: Hernán Alcolea. Sin embargo, rápidamente Alcolea se separó de los dos dirigentes veteranos y armó su propio bloque. A partir de ese entonces, Arroyo lo tachó de su lista de amigos hasta hace pocas semanas, cuando lo convocó para hacerse cargo del área de cooperativas. Pero esa es otra historia.
En aquellos 4 años de mandato como concejales, Arroyo y Sáenz Saralegui profundizaron sus posturas de centro derecha (no asistieron jamás a las sesiones especiales por el 24 de marzo, por citar un ejemplo) y fortalecieron su vínculo. Así fue hasta 2015, cuando Arroyo encabezó la lista de Cambiemos, derrotó a Vilma Baragiola y se convirtió en el intendente de General Pueyrredon.
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A partir de ese momento, comenzaron las desavenencias con Sáenz Saralegui. “Es mi amigo”, repetía el presidente del Concejo Deliberante, para luego criticarlo por la conformación del gabinete, por su entorno, por no consultarlo a la hora de tomar decisiones o afirmar que lo veía “perdido” al frente del municipio.
Sáenz Saralegui se sintió desplazado por su (¿ex?) amigo. Y, sin demasiado tacto político, comenzó a castigarlo cada vez que tenía un micrófono delante. Así transcurrió su primer año al frente del cuerpo legislativo: con más roces internos que méritos en la conducción. Tal es así, que comenzó a circular el nombre de Patricia Leniz, como su reemplazante. Sin embargo, golpeado por las posturas opositoras que asumieron José Reinaldo Cano y Eduardo Abud luego de salir del Ejecutivo y volver al HCD, el arroyismo respaldó la continuidad de Saénz Saralegui.
Advertida de las diferencias internas, la UCR intentó sacar provecho y lanzó dos nombres al ruedo: Cristina Coria y Eduardo Abud. Pese a los esfuerzos hasta último momento, Sáenz Saralegui logró conservar su puesto.
En las últimas elecciones, redobló la apuesta. No sólo cuestionó a Arroyo, sino que impulsó una lista por fuera de Cambiemos. Su rotundo fracaso (no pasó el 1,5% de los votos en las Paso) aminoró el puñal por la espalda. Y hasta hace algunas semanas esa acción hacía suponer a todos que su salida de la presidencia del HCD era un hecho consumado.
Desde el arroyismo el primer candidato que había sonado fue Mauricio Loria, yerno del jefe comunal. Sin embargo, rápidamente desecharon la idea: ni propios ni extraños estaban dispuestos a elegir al actual subsecretario de Relaciones Institucionales como presidente del HCD. Y tras barajar otras opciones volvieron al inicio: “Vamos a apoyar a Guillermo (Sánez Saralegui), es el mejor representante que tenemos”.
Pero esa posición, dentro de Cambiemos, solo la tiene la Agrupación Atlántica. El resto de los sectores promueve un cambio de aire en la presidencia. El principal nombre que se oye por estas horas es el de Cristina Coria que tiene el apoyo del radicalismo (de casi todo), de Crear y del Pro.
La traba de Coria, en cambio, está en la oposición. Sáenz Saralegui representa para varios sectores de la oposición el viejo refrán de “malo conocido”. “Pasa inadvertido, cada tanto mete la pata y se pelea que con Arroyo. ¿Para qué lo vamos a sacar y darle un lugar de poder al radicalismo?”, razonó un operador de la oposición.
Otros también mencionaron a Vilma Baragiola, rotunda ganadora de las últimas elecciones, con Nicolás Maiorano como secretario. Pero los más allegados a la exsecretaria de Desarrollo Social creen que volver a ocupar la presidencia sería exponerla y que la estrategia más adecuada para ella si quiere llegar a la Intendencia es cultivar el bajo perfil por los próximos dos años. La secretaría del HCD sería un buen refugio para Maiorano, que termina su mandato como concejal. Aunque tampoco sería su destino: algunos lo ubican como funcionario en Nación o Provincia y otros dirigentes cercanos al jefe comunal lo promueven como jefe de Gabinete de Arroyo, un cargo muchas veces anunciado, pero que jamás concretado.
En medio de esas internas y la disputa de intereses, con esa sonrisa bonachona y sin demasiados méritos, Guillermo Sáenz Saralegui se apresta a revalidar su cargo como máxima autoridad del Concejo Deliberante. Más vale malo conocido…
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