Ante la saliente reina Beatriz, las princesitas, miembros de la realeza y parlamentarios, el flamante rey jura fidelidad a la Constitución. Momentos antes, los nuevos soberanos saludaron a cientos de miles de personas en la Plaza Dam.
La reina Máxima estaba espléndida, con una tiara histórica de la reina Emma y un vestido de encaje azul eléctrico de diseñador holandés y capa con amplias hombreras, del mismo color que los vestidos de sus hijas. Ambos entraron de la mano a la iglesia, con aire solemne ante las decenas de representantes de las casas reales del mundo y jefes de Estado y gobierno.
La entrada a la ceremonia fue espectacular. En medio de las hurras de su pueblo, la procesión fue iniciada por Catharina Amalia, Alexia y Arianne, vestidas con azul eléctrico y moños al tono. Las seguía su abuela Beatriz, ahora princesa de Orange, de azul oscuro y con sombrero y una roseta en su banda y el resto de la familia real, con sus príncipes y princesas. Cada uno de ellos posaba para los fotógrafos. Todos entraron a la iglesia para esperar a los nuevos soberanos, en un protocolo milimetrado pero funcional. Las princesitas se sentaron junto a su abuela, que les hablaba con ternura después de que las chiquitas ensayaran ayer la ceremonia.
A lo largo de la ceremonia, la ahora princesa Beatriz explicaba paso a paso lo que estaba pasando a Amalia Caterina, que algún repetirá la misma experiencia que sus padres en estos momentos.
Entre los invitados reales desplegaron sus más espectaculares uniformes militares los hombres y los vestidos más elegantes las mujeres. El príncipe Carlos de Inglaterra, que presencia la Asunción de la reina Beatriz en 1980 sin poder llegar aun al trono británico, estaba en su uniforme naval y triste, como siempre. Camilla, su esposa, repitió el tocado de laureles de su casamiento en un vestido largo lila. Philipe y Matilde de Bélgica lucían esplendorosos .
Las recomendaciones de no usar sombreros fueron abandonadas. Laurentine, la esposa del príncipe Constantino, lucía una espectacular pamela. Letizia de España estaba de gris y con un “fascinator” de plumas acompañada por el príncipe Felipe, con barba rala. El beige en la pamela y el vestido fue elegido por Victoria de Suecia, la futura heredera y madrina de Catharina Amalia. La esposa del heredero de Brunei estaba cubierta por su velo islámico.
La ceremonia va a ser recordada por la reaparición de la princesa Masako y su esposo, los herederos de Japón, después de su larga depresión. Con un vestido beige largo y un sombrero, la ex graduada de Harvard y ex diplomática, sonreía con calma. El príncipe de Mónaco, Alberto, llegó sin Charlene, su esposa sudafricana.
Europa estaba representando por el presidente de la Comisión Europea, José Barroso. No demasiado lejos estaba Kofi Annan, ex secretario de las Naciones Unidas y su esposa finlandesa.
Así como la transferencia del reino de su mamá a su hijo se selló temprano en la mañana con un emocionado beso en el balcón, la formalidad y la constitucionalidad fue el marco para la ceremonia de investidura del más joven soberano holandés en la Iglesia Nueva, a menos de 50 metros del palacio real en Amsterdam. Máxima, una economista argentina, será la reina consorte pero sin un rol constitucional. Una soberana de cortesía, que será llamada Su Majestad o simplemente Máxima, como la llaman la mayoría de los holandeses.
La plaza Dam, colmada de holandeses disfrazados de naranja, los colores de la Casa de Orange, los vivó cuando caminaron desde el palacio real hasta la Iglesia Nueva. Un rato antes fue la ex reina Beatriz la que recibió la ovación y el reconocimiento.
Lía Taman era una de sus súbditos, que celebraba con una corona inflable naranja. “Es un día histórico para Holanda y Máxima es simplemente una “prima donna”. Buena persona, abierta. La reina que necesitábamos”, dijo.
Los antinomarquistas también estaban en la plaza, aunque representan el 10 por ciento del país. Reclaman que les reduzcan los 800.000 euros de sueldo del soberana y se imponga la democracia y la transparencia.
En la ceremonia de investidura, Guillermo Alejandro juró su compromiso a la Constitución holandesa y prometió ser fiel a sus obligaciones con el pueblo de su reino. Fue investido por los Estados Generales, como se llama en Holanda a los dos cámaras legislativas de una monarquía constitucional. Primero el presidente del senado, que preside las sesiones conjuntas de ambas cámaras en a Iglesia Nueva, para una declaración solemne. Los representantes de ambas cámaras juraran aprobar esta declaración junto a los miembros de los estados de Aruba, Curazao y St Marteen.
Guillermo Alejandro, Máxima, la heredera Catharina Amalia y sus hermanas, las princesas Alexia y Arianne están presentes. Una extraordinaria experiencia para un príncipe de Orange, que es el soberano más joven de Europa y que diez años atrás prefería no ser rey. Soñaba con ser una persona normal. Hasta que descubrió a una economista argentina, que le enseño a disfrutar de la vida y de sus atributos, sin mayores contradicciones.
Guillermo y la nueva reina Máxima ya investidos regresarán al Palacio real, donde ofrecerán una recepción a las 18 miembros de las familias reales que asistieron a la ceremonia, a los legisladores, el Consejo de Estado, gobernadores, y primeros ministros de Aruba, Curazao y St Marteen, a las delegaciones extranjeras más el personal diplomático y otros dignatarios.
Luego irán hasta el Eye Amsterdam, un espectacular museo inaugurado por la ahora ex reina Beatriz en el puerto, para partir después en un paseo marítimo junto a sus hijas, escoltado por una caravana de barcos, para saludar a sus súbditos. Los holandeses bailarán hasta la medianoche para celebrar en la plaza de Dam la llegada de los nuevos reyes.
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