Guillermo Francos, el presidente de la casta

Guillermo Francos, el presidente de la casta

Destrabó la ley ómnibus en el Senado. Es el nexo entre Javier Milei y la política. Pliegos de la Corte y rosca en Diputados, sus próximos desafíos.

Por Mauricio Cantando.

Con su negociación final en el Senado, Guillermo Francos allanó la hoja de ruta para sancionar la ley ómnibus XS y el paquete fiscal, y, tal vez más relevante en el largo plazo, se consolidó como interlocutor válido entre Javier Milei y cada estamento de la política, que incluye a gobernadores, líderes legislativos y sindicatos. La casta, la llamaría el presidente.

El camino que sigue para el jefe de Gabinete no está exento de espinas. Si bien habría una mayoría consolidada para aprobar los proyectos en general en el Senado, Francos necesita evitar que se caiga algún capítulo en el recinto. Si eso sucede, deberá conseguir que en Diputados se ratifique la versión aprobada en esa cámara. La baja de los mínimos imponibles al impuesto a las Ganancias es el ítem más complicado de sostener, pero no el único: delegaciones, privatizaciones y la eliminación de la moratoria previsisonal no tienen garantizada la sanción.

En la cámara baja surgió un problema: Martín Menem recibe presión de propios y ajenos para actualizar las dietas. Además, el riojano observa cómo la oposición dialoguista cierra filas para aprobar leyes que ponen en riesgo el déficit fiscal, como la movilidad previsional y la suba del presupuesto educativo.

El PRO es el otro frente opositor que crece a fuego lento en Diputados. Con Mauricio Macri de jefe y Patricia Bullrich marginada, la bancada presidida por Cristian Ritondo arma una agenda republicana para empezar a marcar diferencias sutiles con Milei. En el Senado, los pliegos para cubrir las vacantes de la Corte Suprema definirán los nuevos alineamientos.

El juego de Guillermo Francos

Antes de convertirse en ministro coordinador, Francos tomó el control de la negociación legislativa, harto de los tropiezos del vicejefe de Gabinete José Rolandi, quien continúa en el cargo pese a la salida de Nicolás Posse.

Desde que puso un pie en política, Milei cree y confía en Francos. En campaña, tomó su consejo para sumar colaboradores y, después de ganar las elecciones primarias, logró que el exlegislador abandonara el confort del BID para sumarlo a su equipo de campaña, con más jerarquía que nadie.

Guadalupe Tagliaferri (PRO) y Anabel Fernández Sagasti (UP), presidente y vice de la Comisión de Acuerdos.

En este mes de negociación en el Senado, Francos mostró un poder sobre Milei que lo consagra como interlocutor privilegiado. Consiguió que el Presidente no agrediera en las redes sociales a referentes de la cámara alta y que aceptara modificaciones para conseguir los votos que faltaban.

El miércoles, el jefe de Gabinete necesitó media hora en el Senado para sumar las firmas que se habían esperado durante todo el día. A Guadalupe Tagliaferri (PRO), cercana a Horacio Rodríguez Larreta, le prometió mantener las modificaciones en Diputados, lo que no le será muy difícil: la oposición dialoguista de la cámara baja no tiene motivos para rechazar condiciones más duras para acceder al RIGI o al blanqueo. La senadora necesitaba que alguien creíble del oficialismo se lo dijera.

¿Se suman aliados?

Francos consiguió algunos cambios pedidos por el senador Edgardo Kueider (Unidad Federal) y, sobre todo, dejó abierta la chance de permitir la venta de energía de la Represa Salto Grande, como pide el entrerriano, sin pasar por la mayorista Cammesa. Para lograr la adhesión del santacruceño José María Carambia, el ministro coordinador jugó a fondo: llevó escrito el artículo 112 de la reforma fiscal, con el aumento de 3 a 5% de las regalías mineras. Sólo para Santa Cruz, significan $ 20 mil millones anuales. Más recursos sumarían San Juan, Catamarca y Salta, que ostentan potenciales aliados en ambas cámaras.

Para ablandar a Carambia, el jefe de Gabinete tuvo ayuda de Santiago Caputo y Karina Milei, las personas que más influyen en el Presidente.

Francos tratará de acelerar otro de sus objetivos a mediano plazo: sumar aliados fijos en el Congreso para no depender en el futuro de variables complejas, como la interna radical y los intereses de jugadores libres.

Estas semanas tuvo como nexo al senador Juan Carlos Romero, jefe de Cambia Federal, convertido en un aliado clave para dictaminar. También mantuvo contacto con el diputado Miguel Pichetto, presidente del bloque Hacemos Coalición Federal, para ponerlo al tanto de las modificaciones.

Francos y Pichetto fueron, además, los garantes que evitaron que la UCR incorporara un artículo para quitar la cuota sindical obligatoria. En la CGT lo agradecen.

Este viernes, con la chapa de su triunfo en el Senado, el jefe de Gabinete promovió una reunión de los diputados Pichetto y Florencio Randazzo (HCF) con el senador provincial de LLA Carlos Kikuchi, quien el año pasado tuvo la tarea de armar listas en todo el país. Francos fue quien se lo presentó a Milei. Luego se distanciaron, pero no es un problema: el jefe de Gabinete no es rencoroso.

Se viene Lijo

La sesión por la ley ómnibus y la reforma fiscal será recién el 12 o 13 de junio. El Gobierno la quería el jueves 6, pero para esa fecha varios miembros del Senado no habrán retornado de su viaje a México, donde estarán este domingo como veedores de las elecciones presidenciales. Se ve que no había pasajes para volver el lunes o el martes.

Cuando pasen estos dos proyectos, el plato fuerte del Senado será el tratamiento de los pliegos de los candidatos a jueces de la Corte Suprema Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla.

Los expedientes ingresaron a la cámara alta y la citación está en manos de la larretista Tagliaferri, presidenta de la comisión de Acuerdos. La senadora debe publicar los edictos en diarios impresos de circulación nacional, una trámite vetusto que cuesta millones de pesos.

Su antecesora, la kirchnerista Anabel Fernández Sagasti, que ahora es vice de la comisión, no enviaba a publicar los edictos cuando las propuestas de Alberto Fernández no le agradaban a Cristina Fernández de Kirchner. El caso más recordado es el del juez Daniel Rafecas, excandidato a la Procuración.

Por ahora, la Coalición Cívica batalla en soledad contra el pliego de Lijo. Sólo tuvo un guiño de Victoria Villarruel, quien respaldó el proyecto de la cordobesa Alejandra Vigo para sumar a una mujer. El PRO todavía no se pronunció. Esta semana hubo versiones en el Congreso de gestiones de Macri ante Francos para que se recompongan los fondos de coparticipación a la Ciudad, dispuestos en un fallo de la Corte. Se hablaba hasta de una intervención de Larreta, quien se habría reencontrado con el titular del PRO. Lo une el desprecio a Bullrich.

El pliego de Lijo divide a republicanos y rosqueros en la UCR. Estos últimos se hacen una pregunta: ¿Qué pasa si LLA consigue dos tercios sin ayuda radical y reparte con los aliados las vacantes de la justicia federal? Se calcula que un tercio de juzgados y fiscalías están vacíos.

Podría ser parte de ese acuerdo Unión por la Patria, que sigue con un respaldo tácito a Lijo. A este sector lo entusiasma que el juez pueda romper la mayoría automática de la Corte que integran Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda. Las senadoras del bloque están dispuestas a reclamar el cupo de género, pero en ese caso pedirán desplazar a García-Mansilla, un catedrático con abiertas posiciones contra el aborto y la equidad de género. Les parece lo más razonable.

Rebelión en Diputados

El plato fuerte de la semana en el Congreso estará en Diputados, donde hay dos sesiones convocadas por la oposición para el martes con un tema en común: la movilidad previsional. Si prosperan las iniciativas dictaminadas, le darían a Milei menos chances de mantener el superávit fiscal que lo obsesiona.

La UCR y HCF citaron a la sesión con ese tema a las 11 y Unión por la Patria, a las 14, cuando también pide debatir los dictámenes sobre el aumento del presupuesto universitario (con una fórmula de movilidad) y el restablecimiento del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID).

UP buscará un acuerdo con el resto de la oposición, que se dirime entre el costo político de mostrarse cerca del kirchnerismo y el de ser acusados de bloquear aumentos del presupuesto educativo. El jefe del bloque de la UCR, Rodrigo De Loredo, promueve tratar sólo proyectos de movilidad y choca con varios de sus pares. El cordobés es presionado por rectores universitarios y gobernadores, que piden no enfrentarse al Gobierno para continuar negociando, pero tampoco quieren dar la cara.

En HCF, Nicolás Massot y Emilio Monzó aceptan dar cuórum en las dos sesiones, mientras que Pichetto, Randazzo y el bloque de Córdoba son reacios a jugar con UP.

Menem sólo cuenta con respaldo del PRO, aunque por poco tiempo: Bullrich no pesa en el bloque y Macri lo quiere convertir en una usina de propuestas republicanas ignoradas por Milei. La ley de ficha limpia y la reforma electoral están en primera fila. No está claro si trasladará esa postura al Senado, para oponerse al pliego de Lijo. Sería lo más lógico.

Rodrigo De Loredo, jefe del bloque UCR.

Menem, además, debe resolver un rápido aumento de dietas para calmar a todas las tropas, inclusive la propia: en una de las últimas reuniones del bloque LLA, en el salón blanco, le mostraron un recibo de sueldo que era de $1,3 millón. Ocurre que el descuento de Ganancias es progresivo y, con los haberes congelados, los miembros de Diputados cada vez ganan menos.

Aun así, el jefe de la bancada oficialista, Gabriel Bornoroni, se resiste a firmar una nota para aceptar un aumento escalonado propuesto por Menem. El radical De Loredo tampoco quiere estampar su firma. Teme que el documento se filtre. El costo sería muy alto. El riojano está apurado, porque hay amenazas de bloquear la ley ómnibus si el tema no se resuelve.

En el Senado las dietas son cuatro veces más altas que en Diputados y se ajustan por paritaria legislativa. Villarruel no aplicará descuentos pedidos por los jefes de bloque para no recibir el aumento que corresponde por la suba salarial de la última paritaria, que curiosamente se filtró en los medios mientras se debatía la ley ómnibus en comisiones de la cámara alta.

La vicepresidenta pide que cualquier rebaja solicitada por los jefes de bloque sea votada en el recinto. De lo contrario, para ganar menos, deberán donar parte de sus dietas. Como hacía Milei cuando era diputado.

Comentá la nota