Tras el "supermartes", quedaron más cerca de ser rivales
Por Rafael Mathus Ruiz
EVA YORK.- Hillary Clinton subió al escenario, envuelta por el calor de la gente que se reunió para verla en Nueva York, su ciudad, con la mente puesta en la elección presidencial de noviembre y disparó la nueva frase de cabecera de su campaña: "Tenemos trabajo por hacer, pero no hacer grande a Estados Unidos de nuevo. Estados Unidos nunca dejó de ser grande, ¡tenemos que unir a Estados Unidos de nuevo!", bramó, con voz ronca, flanqueada por una multitud y por seis gigantescas banderas norteamericanas. "¡En vez de construir paredes, tenemos que derrumbar barreras!", continuó.
La referencia al controvertido Donald Trump , el candidato republicano que quiere construir un muro en la frontera con México, fue más que obvia. Envalentonada luego del victorioso "supermartes" que le dejó la candidatura demócrata en el bolsillo, Hillary comenzó a desplegar su ofensiva para derrotar al magnate republicano, el otro gran ganador del día más importante de las primarias de Estados Unidos. Ambos se quedaron con siete de los once estados en disputa, ampliaron su ventaja y están más cerca de ser rivales en la elección general de noviembre.
Trump no sólo ganó. Su principal amenaza, Marco Rubio, redondeó una mala noche -sólo ganó en Minnesota y sumó menos delegados que Ted Cruz-, que desinfló las esperanzas de que pudiera llegar a descarrilarlo. El balance final muestra que Trump se impuso en siete estados y sumó 237 delegados, Cruz venció en tres estados y sumó 209 delegados, mientras que Rubio apenas incorporó 90.
"Va a ser una batalla", anticipó Enthon, un obrero de la construcción corpulento de 50 años, mientras entraba junto a sus compañeros, todos con remeras naranjas con la leyenda "la salud y la seguridad son nuestra prioridad", al acto de Hillary.
Una por una, todas las figuras que hablaron antes de ella atacaron al magnate. El alcalde de Nueva York, Bill De Blasio, y el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, lo deshilacharon. Cuomo incluso se dio el gusto de imitarlo, voz y estilo incluidos: "Voy a construir una pared. No se preocupen, la pared va a ser una pared hermosa". Se ganó una carcajada del público.
De concretarse, la pelea entre Hillary y Trump por la Casa Blanca apunta a ser reñida y muy dura. Una clave: la movilización de votantes.
"Me preocupa la participación", dijo Brian Rooney, de 36 años, mientras le daba la mamadera a su bebe de siete meses. "Espero que la gente salga a votar en la elección. Tiene que hacerlo. Ella podría ganar por paliza, pero depende de cuánta gente vote", completó.
Encuestas
El promedio de encuestas RealClearPolitics le da a Hillary una muy leve ventaja de 46,5% a 43,5% sobre Trump en el voto popular. En los papeles, Clinton parece mejor posicionada para ganar el colegio electoral, que se define en un puñado de estados, como Florida, Ohio, Colorado, Virginia y Carolina del Norte. Allí, los votantes latinos son determinantes, pero suelen votar en una proporción inferior a otros grupos demográficos.
Además, Trump ha logrado algo que otros republicanos no consiguieron: impulsar a más gente blanca a votar. En 2012, "el votante blanco ausente" fue uno de los motivos por los que Mitt Romney perdió la elección presidencial a manos de Barack Obama.
"La participación puede favorecer a los republicanos", dijo Julian Zelizer, profesor de la Universidad Princeton. "Aunque a muchas personas no les gusta Trump, les gusta verlo, y al menos por ahora les gusta de lo que se trata su candidatura. Le ha ido bien con la participación, a diferencia de los demócratas, que han tenido inconvenientes para llevar votantes a las urnas", agregó.
Juan Carlos Hidalgo, analista del Instituto Cato, un centro de estudios libertario, recordó que Trump ya ha sido subestimado en las primarias, "que hoy ven con horror cómo se desmarca y se enfila hacia la nominación del partido".
"Vemos un fenómeno de una Clinton que no despierta pasiones dentro de un electorado clave demócrata, los jóvenes, mientras que Trump está llevando a las urnas a mucha gente que antes no participaba de la política o que incluso tenía tradición de votar demócrata", redondeó.
Eso, concluyó, puede terminar de llevar a una situación en la que Trump sí tendría posibilidades de derrotar a Hillary, especialmente si continúa atrayendo el voto de la clase media baja blanca.
Lizette A., especialista en marketing de 45 años, se declaraba ayer seguidora de Hillary desde sus inicios en política. Respalda sus políticas a favor de los chicos, los derechos humanos y las mujeres. Confía en que puede vencer a Trump, si es que llega a eso. "Con él, es todo sobre su ego", fustigó. "Espero que los norteamericanos entren en razón", continuó.
La pelea queda abierta.
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