El sector del radicalismo que lidera el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, busca alinearse con la extitular de Pro y cuestiona la alianza del presidente de partido con Lousteau
Gustavo Ybarra
En sordina y todavía de manera subterránea, avanza en el interior del radicalismo una corriente crítica que cuestiona la figura del presidente del partido y gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, tanto por su estilo de conducción como por los acuerdos políticos electorales que ha tejido en los últimos tiempos.
Este grupo está liderado por el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, y cuenta entre sus filas al otro gobernador radical, Rodolfo Suarez (Mendoza) y a líderes parlamentarios como los senadores Alfredo Cornejo (Mendoza), Luis Naidenoff (Formosa) y Carolina Losada (Santa Fe). Es lo que desde el sector de Morales señalan como el “Grupo Malbec”, aunque a ellos les guste más definirse como “Grupo Vendimia”.
En este segundo nombre está otra de las causas que aglutina a estos dirigentes. Fue en la última fiesta de la Vendimia donde se sacaron una sugestiva foto con Patricia Bullrich, por entonces presidenta de Pro. Nadie lo va a decir de manera pública todavía, aunque saben que los tiempos se acortan y tendrán que definirse, pero al grupo le gusta más la precandidatura presidencial de Bullrich que la de Horacio Rodríguez Larreta.
Es que dan por descontado que Morales no va a competir en las primarias con la escudería de la UCR. Están convencidos que la aspiración del jujeño es ser compañero de fórmula del jefe de gobierno porteño.
“Morales y (Martín) Lousteau le venden a Larreta que con ellos está todo el radicalismo y no es así”, afirma un diputado del norte que integra la corriente crítica al presidente del más que centenario partido. “Tener el aparato partidario no significa tener los votos”, agregó.
Morales y Lousteau, durante la cumbre de la UCR
Para los “Vendimia”, la alianza táctica que sellaron el jujeño y el senador Lousteau no alcanza para arrogarse la representación del centenario partido a nivel nacional.
De hecho, uno de los referentes del grupo dice que no es tal como aseguran los seguidores de Morales que Maximiliano Abad, precandidato radical a la gobernación bonaerense, juega de neutral en la disputa a nivel nacional. Por el contrario, lo cuentan entre los propios.
Más duro aún es un dirigente del interior bonaerense, que acusa al gobernador jujeño de jugar en varios tableros al mismo tiempo. “El problema de Gerardo es que no se puede tener tres sombreros puestos”, afirmó el hombre, quien asegura que el presidente de la UCR mantiene también acuerdos políticos subterráneos con Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires y con la Casa Rosada, con la que ha establecido una excelente relación que nació en la época de la pandemia de coronavirus. “Esto explica por qué le pega más a Macri que a Alberto [Fernández]”, se suma un legislador, con sus aspiraciones asentadas en el centro del país, que comparte las quejas y la mesa de la charla con LA NACION que mantiene su correligionario.
Los cuestionamientos a Morales llegan hasta su estilo de conducción. “Se maneja como un patrón de estancia”, le dijo a este diario un diputado nacional. “Parece que los ocho años de gobernador lo cambiaron”, dice el legislador, que supo llevarse bien con el jujeño en otros tiempos.
Las críticas no se agotan acá. Muchos de los dirigentes consultados señalaron las últimas movidas políticas de Morales como una serie de errores tácticos. Por ejemplo, el apoyo a la decisión de Larreta de convocar a elecciones concurrentes (con urnas y boletas separadas) en la ciudad de Buenos Aires. “Se pegó un tiro en el pie y de paso lo complicó a Manes, porque ahora ninguno de los dos podrá llevar pegada a su boleta presidencial la de un candidato como Lousteau, que podría haberles aportado una buena cantidad de votos en las primarias en uno de los distritos más populosos del país”, destacan.
Esta situación es vista entre sus críticos como una clara señal de que la precandidatura de Morales no tiene demasiado futuro, que en realidad la apuesta es a compartir la fórmula de las primarias con el jefe de gobierno porteño.
Sin embargo, por los pasillos del Senado corrió hace menos de dos semanas un fuerte rumor de que los planes del jujeño no apuntarían tan alto, que su mira esta puesta en otro lugar. La idea de Morales, según se le escuchó decir a una persona de su círculo íntimo político, es ir como candidato a senador nacional, Jujuy renueva este año su representación, y una vez alcanzada la banca convertirse en un presidente provisional que maneje el Senado y sea uno de los líderes de Juntos por el Cambio en un eventual regreso a su condición de partido de gobierno.
Entre el “Grupo Vendimia” también analizan de manera negativa lo ocurrido en el primer fin de semana electoral del año, con las elecciones de Neuquén y Rio Negro de hace una semana atrás.
“Cervi sacó tres puntos y quedó quinto en Neuquén”, destaca un dirigente cercano al gobernador Valdés. “Y en Río Negro su sector del radicalismo habrá salido triunfante, pero al costo de terminar asociado con un kirchnerista como Martín Doñate; un horror”, completó.
La pelea de fondo es por las fórmulas para las primarias. La convención nacional de la UCR está convocada para el 12 de junio, pero lo críticos prometen dar el zarpazo antes. Saben que cuánto más tarden en subirse al tren de la carrera presidencial, peor será la ubicación que recibirán.
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