Mayoría de sindicatos del sector público está en manos de kirchneristas. Privados más fuertes los conducen allegados al gobernador. Presencia de Massa y Moyano.
Aunque los alineamientos políticos en Córdoba son más difusos que a nivel nacional, los principales gremios estatales en la provincia están en manos de dirigentes kirchneristas, mientras que los delasotistas prevalecen en la conducciones de los sindicatos privados.
La Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC), el Sindicato Unión Obreros y Empleados Municipales (Suoem) y la Asociación Gremial de Empleados del Poder Judicial (Agepj) –a partir del próximo 17– son sindicatos de envergadura dentro del sector público provincial y que apoyan al Gobierno nacional.
Juan Monserrat, titular de la UEPC, sigue firme en su apoyo al kirchnerismo, pero también mantiene una muy buena relación con el gobernador José Manuel de la Sota y, en particular, con el ministro de Educación, Walter Grahovac, quien fue secretario General del gremio.
Rubén Daniele (Suoem), quien fue diputado por el delasotismo en la década de 1980, respalda desde 2003 la gestión K. Pero tanto Monserrat como Daniele no ocultan sus críticas al cobro del Impuesto a las Ganancias, un punto en el que coinciden casi todos los gremios.
Federico Cortelletti, que asumirá el próximo viernes 17 al frente del gremio de los judiciales, militó únicamente en el kirchnerismo.
Dentro del sector estatal, también están conducidos por dirigentes K el Sindicato de Trabajadores Aeronáuticos (gremio propio de la Fábrica Argentina de Aviones), a cargo de Marcelo Bertorello; la Asociación de Docentes e Investigadores Universitarios Cordobeses, que conduce Pablo Carro, y el Regional de Luz y Fuerza, que encabeza Eduardo Brandolín.
En el sector privado, el kirchnerismo conduce la seccional Córdoba de la Asociación Bancaria, la delegación local de la Unión Obrera de la Construcción, el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación, el sindicato de recolección de residuos (Surrbac), el sindicato de trabajadores de empresas de limpieza (Soelsac) y la Asociación de Trabajadores de Centros de Contactos y Afines.
Pero dentro del propio arco sindical K hay fuertes diferencias que se evidenciaron durante el acto que realizó hace dos semanas el Surrbac, que comanda Mauricio Saillén, en contra de los fondos buitre.
El Sindicato de Empleados Públicos (SEP) es el principal gremio estatal en manos del delasotismo. No obstante, su titular, José Pihen –a cargo también de la CGT Regional Córdoba– fue defensor del modelo nacional.
La pelea entre De la Sota y Cristina –que arrancó por la millonaria deuda de la Nación a la Provincia–, alejó al gremialista de su adhesión al kirchnerismo. Pihen también es legislador del bloque oficialista.
Bastión delasotista
El principal bastión del delasotismo está en sindicatos de trabajadores de la actividad privada. Los dos principales industriales, como el Smata –que agrupa a los trabajadores de automotrices y concesionarias– y la Unión Obrera Metalúrgica, están en manos de los delasotistas Omar Dragún y Rubén Urbano, respectivamente.
También dos gremios clave en la prestación de servicios están manejados por dirigentes que se reconocen como delasotistas: la seccional Córdoba de la UTA, que preside Alfredo Peñaloza, y el sindicato que agrupa a los choferes del transporte interurbano (Aoita), que lidera Miguel Herrera.
Tanto Smata como la UOM son gremios que a nivel nacional están conducidos por kirchneristas. La UTA nacional también está dentro de la CGT oficialista que preside el dirigente metalúrgico Antonio Caló.
Como dato nuevo, está la adhesión de la Asociación Gremial de Empleados de Comercio, que encabeza Pablo Chacón, como principal referente sindical en Córdoba de Sergio Massa.
Por otra parte, cobró fuerza el moyanismo a través del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, que encabeza Gabriel Suárez, amigo personal del titular de la CGT opositora, Hugo Moyano. Antes sólo estaba representado en el Sindicato de Camioneros de Córdoba.
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