Con el inicio del torneo a la vuelta de la esquina, el balance futbolístico de la pretemporada de Godoy Cruz no fue el mejor. Los ensayos dejaron más dudas que certezas y el equipo no mostró una línea de juego. A continuación, algunas conclusiones para tener en cuenta.
1- El éxodo masivo de futbolistas que conformaban la columna vertebral del equipo, la superpoblación de jóvenes que todavía ni siquiera han disputado un sólo partido en Primera División y la tardía llegada de los refuerzos, atentan con los desafíos que encara Godoy Cruz y la idea de su entrenador para llevarla a cabo. En consecuencia, por ahora, el Tomba carece de una línea clara de juego. Es un equipo que todavía no ha demostrado si le interesa tener la pelota o ser vertiginoso, si quiere presionar o esperar y salir a toda velocidad. Daniel Oldrá aún no termina de delinear cuál es el equipo al que aspira, ese estilo que viene antes que nombres y módulos. Y eso se ha reflejado en el campo de juego, en el puñado de ensayos que el Tomba llevó a cabo durante la pretemporada que acaba de concluir.
2- El cambio de dibujo táctico por ahora no es una opción. Con el 3-5-2 (5-3-2 cuando el equipo defiende), la idea de Oldrá es tener la cancha abierta y quedar mejor parado en defensa cuando se pierde la pelota. Sin embargo, el desorden y la confusión de roles, en muchos pasajes de los dos partidos jugados aquí en Bahía Blanca, dejó al equipo partido facilmente. Hubo superposición de volantes interiores, laterales desbordados y cada pelota cruzada fue un drama porque los carrileros tienen que hacer un desdoble enorme. Falta rodaje, ritmo, coordinación y cohesión. Todo está a tiempo de arreglarse y aceitarse, pero también Oldrá tiene la chance de cambiar: será imperioso que aparezcan pequeñas sociedades que le den un orden y equilibrio tanto en ataque como en defensa.
3- En los amistosos que disputó en la pretemporada, la falta de un conductor fue uno de los elementos más notables. El equipo logró establecer momentos de dominio a partir de arrestos individuales, no de un plan de ataque ni de un armador de juego. La ausencia de un hombre de referencia para manejar los hilos se hizo manifiesta y dependió excesivamente de los arrestos individuales de Leandro Fernández o las corridas de Ángel González. A falta de Diego Rodríguez, José Fernández y Claudio Aquino, tres de los que conllevaban la misión de la gestación, Oldrá pidió al Mago Ramírez, también pensó en Mariano Donda, pero Mansur terminó cerrando a Agustín Díaz, una joven promesa de Talleres de Córdoba que, para Oldrá, es un doble cinco con buen manejo. También sumó a Iván Bella, aunque el ex Vélez y Lanús no cambia para nada la carencia de un 10: es un futbolista zurdo, de buen pie y con buena pegada, que puede hacer cualquiera de las dos bandas.
4- El aprovechamiento de la pelotas paradas por ahora es otro déficit notable. Es evidente la falta de un ejecutor nato. En las pruebas de verano, el encargado de las ejecuciones fue Leandro Fernández, quien le marcó un golazo de tiro libre a Sarmiento de Junín. Y en el amistoso de suplentes frente a Olimpo en el predio de Teléfonos, quien apareció mostrando su interesante pegada de zurda fue Gastón Giménez. También el Turco Angileri se animó en el duelo ante Chicago y casi convierte el empate agónico con un remate que se cerró y el "1" de Mataderos alcanzó a manotear al córner. Demasiado poco para estos tiempos donde el 70% de los partidos se definen vía aérea. Ante la falta de un ejecutor "mágico", es necesario que el equipo innove con jugadas preparadas, cortinas o remates de afuera, como en los tiempos de Jorge Almirón.
5- La consolidación de Sebastián Olivares y Fernando Zuqui es una realidad. No por nada, el Gato le dio a "Cebo" la enorme responsabilidad de ser el líbero del equipo, y a Fernando Zuqui, quien todavía no cumplió ni siquiera 40 partidos en Primera, el rol de capitán del equipo, dejando afuera a jugadores experimentados como Rubén Ramírez y Lucas Ceballos. Está claro que, en la medida que pueda, el Gato seguirá apostando por los pibes. Es uno de los motivos por los cuales decidió aceptar el desafío de dejar de ser coordinador del fútbol a ser DT. Así, bajo el ala de un hombre que ha dado muestras de tener un ojo clínico en la captación de talentos, Ángel González apareció como una alternativa interesante para el puesto de extremo derecho y Emmanuel García se perfila como un jugador que merece titularidad: nadie como él siente el puesto de volante tapón con tanta convicción. Además, el zurdo Fabrizio Angileri viene de romperla el año anterior en reserva y es otra válida alternativa para el puesto de carrilero por ese sector. Un poco más atrás viene un piberío que ilusiona: Luis De Faría, Fernando Brico, Federico Illanes, Ezequiel Bonacorso, Matías Contreras, Lucas Rodríguez...
6- ¿Dónde quedó el poder de fuego de los delanteros? Si había algo para ponderar durante la temporada pasada era la dupla ofensiva que componían Ramírez y Ayoví. En este caso, la dilatada llegada del ecuatoriano hizo que todavía no esté en óptimas condiciones para jugar. Una fiel muestra de ello es que en los minutos que estuvo en cancha jamás pudo desequilibrar. Para colmo, Tito Ramírez no sólo no marcó en ninguno de los juegos que disputó, sino que pasó totalmente desapercibido. Demasiado estático, se dejó absorber por la marca y no gravitó. A razón de los rendimientos, el mejor delantero de la pretemporada fue Leandro Fernández, quien sí tuvo movilidad, gol y hasta dio una gran asistencia a Daniel González en el empate transitorio ante Chicago.
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