En los próximos días tendrán un encuentro tripartito entre sindicalistas y empresarios; el teléfono de Lugones, la confianza en que más sectores se unirán a los dialoguistas y el factor Moyano.
Por: Cecilia Devanna.
Tras una semana caliente en materia sindical, en la que se sumó un nuevo paro de los gremios del transporte y se logró levantar otro de la UTA previsto para el día siguiente, el Gobierno ratificó la idea de que con un sector del sindicalismo “no hay diálogo posible” y otro con el que sí. En ese escenario también creen que “a la corta o la larga”, el diálogo con los moderados y la posición de no ceder ante “los aprietes” de los duros podría terminar acercando a varios de ellos al sector dialoguista.
Mientras que entre los duros están a la cabeza nombres como los de Pablo Moyano o Pablo Biró, en el otro ubican a representantes “dialoguistas” y ”moderados” como los de Héctor Daer, José Luis Lingieri, o Gerardo Martínez y hasta representantes de la UTA, como Roberto Fernández, con quienes esta semana llegaron a un entendimiento que permitió levantar el paro del jueves. “Fernández no quiso quedar pegado a los violentos”, dicen en Casa Rosada en referencia a que primero no adhirió al paro del miércoles y luego llegaron al entendimiento para levantar el del jueves.
Es con este último sector, el de los “moderados”, con el gobierno promueve el diálogo y profundiza las diferencias entre los sectores gremiales. De hecho, con los “moderados” o “dialoguistas” iban a verse este último lunes, en la antesala del paro de Moyano, para dar el puntapié inicial a la “mesa tripartita” de gremios, empresarios y gobierno. Con la Casa Rosada como sede de encuentro, la reunión se postergó para los próximos días por el viaje de varios de los sindicalistas convocados a un encuentro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Ginebra, Suiza.
Desde Balcarce 50 también admiten que la postergación contempló un pedido de algunos sindicalistas por la cercanía con el paro, buscando evitar “herir susceptibilidades” dentro de sus propias filas.
Para el Gobierno, la “grieta” entre uno y otro sector del sindicalismo se da por lo que hacen los más duros. “Son ellos los que no buscan dialogar. El Gobierno no tiene un mandato de avanzar contra ellos, o amenazar con poner preso a nadie, como capaz se hizo en otra gestión”, dicen. Tras lo que señalan a Juan Pablo Brey, del sindicato de Aero navegantes, como alguien que “quedó en una encerrona” cerca de Biró y Moyano hijo, a quien a su vez le achacan que “siempre decide ser “anti-algo”.
En Casa Rosada sostienen que “con ellos no se puede hablar” al tiempo que sostienen que Biro les hizo llegar que quería hablar con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, de diálogo con todos los sectores. Pero de momento no hubo mayores novedades y en el Gobierno sostienen que esos eventuales diálogos se complican si del otro lado luego salen con declaraciones de alto voltaje. “No se puede hablar si salen a decir cualquier barbaridad”, resumen.
A la par de eso confían en que las conversaciones que ya tienen con los dialoguistas o moderados puedan servir para acercar posiciones con algunos de los que hoy están en el ala dura, pero no ven tan claro seguir bajo esas condiciones.
“Algunos están en una encerrona”, insisten y completan sosteniendo que en casos como el de Aerolíneas, donde el Gobierno busca avanzar con la privatización y a la par de las amenazas gremiales y desregulación mediante, garantizan vuelos para que la gente siga viajando en otras aerolíneas, podría terminar llevando a que “los que hoy no quieran sentarse vayan a tener que hacerlo”.
A eso suman que sienten que se suma “que el Gobierno al que no le daban ni tres meses, sigue adelante” y que “de la vereda de enfrente no hay nadie más que Cristina Kirchner”, acorte las opciones del sindicalismo.
Además, buena parte del oficialismo, considera que en el denominado sector duro “no hay musculatura. Son ellos y sus satélites. No es que hay dos bandos. Acá no hay dos bandos de la CGT. No es 50 y 50. Los “duros”, del universo de los trabajadores, representan muy poco, solo un par de sectores bastante chicos. Salvo Camioneros, los demás son muy chicos”, describen. En el Gobierno también admiten que este sector es también “claramente ganancia” para la posición del Gobierno. “Es bueno tener a alguien de las características de ellos del lado de enfrente”, reconocen sobre Pablo Moyano y sus aliados.
El encuentro de los próximos días y el otro puente Ejecutivo- Sindicatos
Aunque sin fecha definida aún, en el encuentro que podría darse entre la semana que empieza o la próxima, estarán el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el estratega presidencial, Santiago Caputo, el titular de Trabajo, Julio Cordero y el ministro de Desregulación y Transformación, Federico Sturzenegger. La idea de ese encuentro, y los que le sigan, es poner los puntos sobre los cuales están más interesados en profundizar y “escuchar lo que tienen para decir”. Con empresarios y gremialistas sentados a la mesa, y con la reforma laboral como uno de los principales temas de fondo, el Ejecutivo también será en la práctica una suerte de “mediador” entre ambos sectores.
La última vez que todos se vieron las caras fue a fines de septiembre pasado, en la previa a la asunción de Mario Lugones en el área de Salud. Con Lugones, los diálogos también se suceden. “Lo llamas a Mario y siempre te atiende”, dijo a LA NACION uno de los históricos de la Central de trabajadores. “Ellos te anticipan las cosas, después las anuncian ellos, pero antes te las anticiparon”, agradece otro. “Mario y la Superintendencia (de Servicios de Salud), siempre atienden”, completan.
Desde el Ejecutivo aseguran que “todos los cambios que se están haciendo están validados por la CGT” en referencia a los de salud y discapacidad, dos de las áreas que más preocupan. El último, señalan, fue el que establece que solos los profesionales en cartilla quedan habilitados a prescribir medicamentos y tratamientos para que los pacientes puedan solicitar la cobertura, subsidio o reintegro de prácticas médicas y medicamentos. “Es todo en favor en los que han administrado bien las obras sociales. No de los otros, los que se la han choreado toda se van a terminar ahogando. Pero con los que hicieron bien, las conversaciones constantes”, sostienen.
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