El gobierno nacional debería asumir el fracaso de la política de desendeudamiento y abandonar la soberbia y el autoritarismo, actitudes que lo llevaron a negociar en soledad acciones de tanta trascendencia para el país, ya que el fallo adverso de la Corte Suprema de Estados Unidos tendrá consecuencias directas en la economía y la calidad de vida de todos los argentinos.
Hoy no hay margen para desatender los compromisos internacionales, ya que esto tendrá un impacto directo en la actividad económica. Como sucederá con otros sectores, el fallo de la Corte de Estados Unidos afectará al campo, que percibirá un perjuicio en su nivel de productividad y actividad, especialmente por el aumento del costo de financiamiento, como consecuencia del incremento del Riesgo País.
Para afrontar nuestros compromisos externos se requerirán dólares y el agro es el mayor generador de divisas del país. La lógica diría que se deberían aumentar las exportaciones. Consecuentemente, se deberían eliminar las retenciones y las trabas a las exportaciones.
Esta lógica que le sirvió a la Argentina para superar todas las crisis de su historia, demanda un cambio de política que difícilmente se implemente. Es una lástima que el Gobierno no se dé cuenta que el campo es parte de la solución y no reconozca su papel protagónico.
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