La remontada por la provincia y victorias en Salta y La Rioja le permitieron mejorar la performance en las primarias. Los partidos provinciales, la izquierda y la derecha, serán árbitros del quórum.
Por: Mauricio Cantando.
El Frente de Todos seguirá siendo la primera minoría de la Cámara de Diputados desde diciembre por encima de Juntos por el Cambio, lo que le permitiría mantener el control de las comisiones y la presidencia de la Cámara para Sergio Massa.
Si bien esas decisiones se toman por una una mayoría del recinto, María Eugenia Vidal había anticipado después de las primarias que si Juntos por el Cambio era el bloque más numeroso reclamaría el sillón de Massa. Y hasta habían empezado a gestionar aliados para llegar una mayoría y dejar al oficialismo sin nada.
Pero con el bajón del frente opositor en Buenos Aires y las derrotas en Salta y La Rioja, donde perdió la banca que ponía en juego, quedó lejos de poder prevalecer en el recinto.
El propio Massa lo festejó en el bunker.
"Mucho se habló de la composición de la Cámara: les cuento que seguimos siendo primera minoría", celebró.
Es que si bien mantener la primera minoría era para el Frente de Todos un objetivo menor meses atrás, cuando en el gobierno aún se ilusionaba con una mayoría propia. Pero después de la dura derrota en las primarias, se convirtió en el anhelo mayor.
Con los cómputos de esta madrugada lo conseguía: tendría 118 votos, pero confiaba en sumar al sindicalista de Santa Cruz Claudio Vidal, quien le robó una banca a Juntos. Sería sólo uno menos que la composición actual, que alcanzó a 120 recién en junio, con la incorporación de Eduardo Bucca.
Juntos sólo sumaba uno y se quedaba con 116. Era clave para su retroceso el empate de Buenos Aires, donde repartían 15 bancas cada uno, los libertarios se quedaban con 3 y la izquierda con 2. Con los números de las primarias, Diego Santilli hubiera garantizado un piso de 16.
Juntos apenas sumó un diputado desde las primarias y se quedaba con 116 bancas, dos menos que el Frente de Todos. La apuesta de la oposición era ganar Salta, sumar una banca en La Rioja, estirar la ventaja en Buenos Aires e imponerse con comodidad en Neuquén y Santa Cruz.
Vidal había pedido llegar a 120 diputados pero quedó lejos, pese a la ajustada victoria en San Luis, a la sexta banca obtenida en Córdoba y al segundo puesto obtenido con lo justo en Río Negro, suficiente para mantener al representante por la minoría.
La apuesta de máxima era ganar Salta, sumar una banca en La Rioja, estirar la ventaja en Buenos Aires e imponerse en Neuquén y Santa Cruz, donde se conformaron con una sola banca. Otro dato que retumbó fue que perdieron una banca en dos provincias gobernadas por Juntos: Jujuy y la Ciudad de Buenos Aires.
Con sus pronósticos, la ex gobernadora hasta imaginaba improvisar una mayoría con los 5 liberales, los 3 cordobeses y algún aliado suelto como el riojano Felipe Álvarez, un peronista que llegó con Juntos y luego armó un monobloque. Todavía no se sabe cómo se moverá.
Mantener la primera minoría le permite al oficialismo no ceder espacios de poder como el control de las bicamerales, que definen el contralor de las cuentas públicas, la inteligencia, los decretos presidenciales y el Ministerio Públicos Fiscal.
Si bien las autoridades de la Cámara y de las comisiones se definen en una votación simple, en una sesión celebrada la primera semana de diciembre, el reglamento exige que el reparto sea proporcional a la composición del recinto.
De esta manera, si la oposición no reúne una mayoría para repartir casilleros a gusto, el oficialismo puede mantener sus espacios. Apunta a negociar con los partidos provinciales, que tienen como principales exponentes a Misiones y Río Negro, provincias que también serán árbitros del Senado.
En Diputados ya armaron un bloque de 4 miembros, 2 por cada provincia, presididos por el rionegrino Luis Di Giácomo. Estos años fueron fieles aliados del Gobierno en estos dos años y buscarán sumar al neuquino Rolando Figueroa, quien reemplazará a Alma Sapag.
También a los dos socialistas santafesinos y a la dupla de lavagnistas: Graciela Camaño y Alejandro "Topo" Rodríguez, quienes estos dos años convivieron en un interbloque con los cuatro diputados de Córdoba Federal, dirigidos por el gobernador Juan Schiaretti.
Con los resultados de este domingo se quedará con una banca menos y, como adelantó LPO, ensayará una fuerza nacional alejada de la grita. Nadie le pediría sus votos.
Una primera minoría le permitiría al oficialismo no ceder otros espacios de poder como el control de las bicamerales, que definen el contralor de las cuentas públicas, la inteligencia, los decretos presidenciales y el Ministerio Públicos Fiscal, entre otras cosas.
Sus miembros no se votan, pero con la primera minoría en su poder, Massa podrá nombrar a la mayoría de los suyos. O coordinar con Cristina para prevalecer en las más importantes, porque en ninguna Cámara Juntos será el bloque más grande. Otro poroteo feroz será el año que viene para definir a los miembros del consejo de la magistratura: habrá 2 para el que junte una mayoría en cada cámara.
La rosca por el reparto de poder empieza este mismo lunes y seguirá hasta diciembre, cuando además llegará la propuesta del Gobierno de un gran acuerdo nacional. Diputados no será un lugar tan hostil como se esperaba.
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