Los jefes provinciales de Juntos por el Cambio no se presentarán hoy en la Casa Rosada, pero enviarán representantes. Por su parte Horacio Rodríguez Larreta evalúa asistir. Así el Ejecutivo deberá esperar hasta la tercera semana de enero para mostrar a Washington diálogo con los opositores
A pesar de los proclamados esfuerzos para mostrar al Fondo Monetario Internacional cierta cohesión en la política doméstica, el Gobierno no logrará la foto que planeaba tomar hoy con todos los gobernadores en la Casa Rosada en el marco de una reunión informativa sobre el refinanciamiento de la deuda externo. El Ejecutivo deberá esperar hasta la tercera semana de enero para mostrar a Washington diálogo con los jefes provinciales opositores sobre los últimos lineamientos de la negociación que lleva a cabo hace un año y medio con el Fondo.
En el encuentro que encabezan hoy a las 17 en el Museo del Bicentenario el presidente Alberto Fernández y el Ministro de Economía, Martín Guzmán, sólo estarán algunos titulares de las las oficialistas, mientras que los gobiernos radicales se limitarán a mandar a sus vicegobernadores o ministros de Economía. Horacio Rodríguez Larreta, el líder opositor con cargo ejecutivo que se encuentra más alejado del Gobierno, no enviará a nadie.
El escenario, de todas formas, estuvo cerca de ser bastante peor para la administración del Frente de Todos. El primer día hábil del año, los tres gobernadores radicales -Gerardo Morales (Jujuy), Gustavo Valdes (Corrientes), y Rodolfo Suárez (Mendoza)- y el jefe de gobierno porteño, Rodríguez Larreta habían avisado que no participarían de la exposición anunciada la semana pasada por Guzmán para hoy. Alegaban que el único ámbito donde deberían coincidir para debatir al acuerdo con el Fondo era el Congreso. Así lo había definido, meses atrás, la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio. “Los gobernadores de Juntos no van a ir a un acto que va a servir para hablar mal de la gestión de Macri por la toma de la deuda. No quieren quedar pegados a eso y piden que se haga en el Congreso”, decían ayer desde la oposición.
La negativa ante la invitación oficial preocupaba sobremanera al Presidente que, decidido a exhibir consenso interno, insistió a los radicales. Y el día previo al encuentro, después de múltiples conversaciones telefónicas con Morales, a última hora de la tarde logró un cambio de rumbo. Para alivio del jefe de Estado, los gobernadores radicales aceptaron enviar hoy a funcionarios de su confianza a la Casa Rosada, y accedieron a participar de un nuevo encuentro con Alberto Fernández y Guzmán, previsto en principio para el lunes o el martes de la semana que viene, y poco después postergado para la tercera semana de enero. “Gerardo cree que con el Fondo hay que mostrar diálogo”, dijeron a Infobae, desde Jujuy, ante una consulta sobre el cambio de opinión luego de la insistencia presidencial.
Morales y Valdés enviarán a sus vicegobernadores, Carlos Haquin y Pedro Braillard Poccard; mientras que Suárez mandará al ministro Enrique Vaquié.
El revés que representaría la foto “trunca” de hoy fue subsanado sobre la hora, a duras penas, por la confirmación de la presencia de funcionarios de los gobiernos radicales. El Presidente quiso evitar un escenario similar al que presenció con desesperación hace dos semanas por el rechazo que sufrió el Gobierno al Presupuesto para 2022.
El freno de ese proyecto no sólo obligó al Primer Mandatario a prorrogar la ley de 2021 y redactar una serie de Decisiones Administrativas -a cargo de la jefatura de Gabinete- para otorgar los fondos para las obras que tenían previstas las provincias en 2022. Sino que constituyó, sobre todo, una pésima señal para Fondo, expectante sobre las relaciones entre oficialismo y oposición.
En la reunión de la semana que comienza el 17, además de los gobernadores, también estarán presentes los titulares de los bloques de Juntos por el Cambio en el Congreso. Según dijeron en las filas opositoras, la asistencia de los referentes legislativos fue un pedido que le hicieron llegar ellos mismos a Morales para que se lo transmitiera a Alberto Fernández, quien aceptó. El encuentro entre Guzmán y los presidentes del interbloque opositor ya se venía gestando. Pero tomará mayor peso político con la presencia del Presidente y los gobernadores.
Con todo, ya se avizora la chispa de un nuevo debate. Desde el bloque de Juntos por el Cambio transmitieron su intención de que el cónclave se celebre en el Palacio Legislativo. Pero la idea original de Guzmán era ser el anfitrión. Por ahora el punto, no menor, sobre la locación, se perfila como una discusión.
El único líder que no enviará emisarios al encuentro de hoy será el jefe de gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta. Pero no descartó participar en el encuentro de la otra semana. “Siempre dijimos que el lugar de discusión y debate de temas institucionales, como por ejemplo, la negociación con el FMI, debe darse en el Congreso. Por eso el cuestionamiento sobre la convocatoria a los jefes de bloque parlamentarios de JxC”, argumentaron desde la sede gubernamental porteña de Parque Patricios.
Es la segunda vez que Rodríguez Larreta decide quedar al margen de una reunión con el Gobierno en el actual contexto político económico, atravesado por la negociación por la deuda. La primera fue la semana pasada, durante la firma del Consenso Fiscal en la Casa Rosada, a la cual asistieron todos los gobernadores, incluidos los opositores. Morales, Valdes y Suárez le habían avisado al referente de Pro que participarían: se veían compelidos por la necesidad de formar parte del nuevo esquema impositivo, que los beneficia, pero sobre todo por la eterna obligación de mantener un vínculo cordial con la administración nacional.
El alcalde porteño lo entendió, pero mantuvo su postura reticente. Públicamente se refugió bajo el argumento de que no tenía planeado aumentar las alícuotas actuales. Pero en declaraciones off the record, en la Ciudad admitieron que se debió a su estrategia ante la Corte Suprema en la causa que mantiene contra la Nación por la quita de fondos coparticipables.
Ayer, hasta que obtuvieron una aceptación, en el Gobierno se mostraban indignados por la negativa de los gobernadores. “De mínima hay una incomprensión de la oposición. Sobre todo en relación con un tema derivado de la decisión de hiper-endeudarse con el FMI en plazos cortos e impagables. Se quejan de que no hay diálogo con el Gobierno, y cuando se los convoca no van. Dicen que es politiquería y no estadismo. ¿Es estadismo lo que están haciendo? Pensando en 2023, la decisión de extremar estos modos, a repetición en las últimas semanas, les juega más en contra de lo que creen”, decían en Economía.
Mientras tanto, en la Casa Rosada desestimaban el argumento opositor sobre el ámbito de discusión y atribuían el faltazo a la interna opositora: “El encuentro es con gobernadores, no con legisladores. Es lo mismo que con el Presupuesto. Si uno viene, el otro no viene. Es por la lógica que tienen adentro”, sostuvo un hombre cercano a Alberto Fernández.
Según pudo saber Infobae, Sergio Massa no estará presente en el encuentro de hoy. Desde su entorno dijeron no estará porque se tomó unos días de vacaciones fuera de Buenos Aires. Pero algunas versiones indicaban que había malestar de parte del presidente de la Cámara de Diputados con la decisión de Guzmán y el Presidente realizar el acto informativo en la sede del Ejecutivo. “El propio Massa estaba sorprendido de que no involucraran al Congreso. Después es él quien tiene que conseguir los votos”, se rumoreaba en los pasillos del Palacio del Congreso. Cerca del titular del Frente Renovador lo negaron: “Esa es la opinión de la oposición, Massa no opina”.
A pesar de que decidieron asistir, en las filas de Juntos por el Cambio se preguntaban ayer si Guzmán “se pasa de vivo o se equivoca”. “Era obvio que los gobernadores opositores no iban a querer ir. ¿No se le pasó por la cabeza que tuviera que ser en el Congreso, para convocar a las fuerzas legislativas? Su primer diseño del acto fue con filminas en el Bicentenario”, opinó un legislador radical.
El Gobierno esperaba repetir hoy una foto similar a la que había logrado días antes de Año Nuevo con todos los gobernadores -excepto Rodríguez Larreta- en la Casa Rosada con motivo de la firma del nuevo Consenso Fiscal. Aquel acto, aunque se trataba de cuestiones impositivas, fue exhibido por Alberto Fernández como una señal de cohesión ante el FMI en el marco de la sinuosa negociación por la deuda de 44 mil millones de dólares que contrajo el gobierno de Mauricio Macri. Al menos por el momento, no podrá reproducir la escena, y deberá conformarse con una reunión aparte con los opositores, organizada a contrarreloj.
Mientras tanto, como reconocen en la Casa Rosada, la negociación por la deuda continúa empantanada y hay poca expectativa en que la foto de la otra semana con los gobernadores baste para acercar las posiciones entre el Gobierno y el directorio del FMI.
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