Fernández y Biden hablaron el 30 de noviembre pasado; el Presidente se ilusiona con un salto de calidad en el vínculo bilateral a diferencia de lo que fue con Trump.
"Felicitamos al pueblo de EE.UU, al presidente @JoeBiden y a la vicepresidenta @KamalaHarris. Argentina desea fortalecer las relaciones y que se respete a los organismos multilaterales. Espera también que no se apueste a la desunión de nuestras naciones como en la etapa anterior". Este fue el mensaje que hoy emitió la Cancillería para saludar la llegada de la nueva administración a la Casa Blanca. Una mezcla de felicitaciones y advertencias sobre política exterior.
En el gobierno de Alberto Fernández nadie espera que la Argentina sea prioridad para los Estados Unidos con Joe Biden en la Casa Blanca. "One president at a time (un presidente a la vez)", era el latiguillo que, hasta hoy, escuchaba el embajador Jorge Arguello cuando intentaba avanzar en el vínculo con la flamante administración, respetuosa del mandato de su derrotado Donald Trump hasta el último minuto.
De todos modos, Fernández, la cancillería y la embajada en Washington ven con "alta expectativa" el cambio de mando. La certeza de que Biden abandonará el "aislacionismo de Estados Unidos" durante la gestión Trump y retornará al "multilateralismo" ilusiona al Presidente, que espera una ayuda extra de Estados Unidos en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la recuperación de las exportaciones de biodísel, frenadas en 2017.
Fernández y el canciller Felipe Solá también creen que la charla entre ambos (fue a fines de noviembre, duró 35 minutos y se habló de un "amigo" en común, el papa Francisco) ayudará no sólo a las relaciones bilaterales, sino También a "distender" las relaciones entre los países de la región, y colaborará en la resolución pacífica y "democrática" del dilema venezolano, en el que el Presidente-como adelantó LA NACION el lunes- se ofrece como "puente" entre el chavismo, la oposición y Washington. "La relación puede mejorar en todo, porque Trump estaba fuera de lógica", afirmó uno de los funcionarios que comparte la cotidianeidad del Presidente.
"Biden ha anunciado la voluntad de que Estados Unidos reingrese plenamente al multilateralismo y esa es la política de Argentina y es lo que queríamos escuchar del presidente de Estados Unidos. Celebramos la repotenciación del diálogo y la negociación en los espacios multilaterales", dijo Arguello ayer en una conferencia de prensa organizada por la Asociación de Periodistas de la República Argentina (APeRA). En esa extensa entrevista, el embajador dijo además que "ya se está trabajando" para un eventual encuentro cara a cara entre ambos presidentes, y se mostró confiado en que el "significativo" papel de Estados Unidos y su influencia en el directorio del FMI decanten en un acuerdo con el país. "Vamos a tener acuerdos, va a ser dentro de pocos meses y ese acuerdo va a marcar el fin de esa situación de extremo endeudamiento con el que el gobierno de Alberto Fernández asumió", dijo Arguello, que hasta calificó de "excelente timonel a bordo del barco" al ministro Martin Guzmán, encargado de la negociación con el FMI. "Aspiramos a que haya un cambio de mirada sobre la región, en la importancia que Biden le va a dar a la lucha contra la pandemia, otra actitud más afín a nosotros en la política migratoria, ambiental y de derechos humanos", afirmó a La Nación el jefe de gabinete de la cancillería, Guillermo Justo Chaves.
Fuentes oficiales destacan un detalle no menor: Biden es el segundo presidente católico en los Estados Unidos -el anterior fue John Kennedy- y tiene una relación de afecto con el Papa argentino. "El Papa es nuestro gran aliado en la política internacional", aseguró una fuente diplomática, y dio como ejemplos de la sigilosa diplomacia papal la reunión de Fernández con la canciller alemana Angela Merkel, y la de Guzmán con la titular del FMI, Kristalina Gueorguieva, en junio pasado, cuando comenzaron a esbozarse las condiciones para la renegociación de la deuda argentina.
En cuanto a la región, Arguello y Solá acordaron vía conferencia virtual ayer que la llegada de Biden "distiende" relaciones clave y tensiones como la que existe entre entre la Argentina y Brasil, "porque (Jair) Bolsonaro nunca se podía llevar bien con nosotros estando Trump en el poder". Las reuniones del Presidente con su par de Uruguay, Luis Lacalle Pou; su encuentro con el colombiano Iván Duque durante la asunción de Luis Arce en Bolivia y la proyectada visita presidencia al Chile de Sebastián Piñera la semana que viene "son productos indirectos de la salida de Trump del poder", afirman desde Cancillería.
Con Biden, Fernández ansía a constituirse como "puente" para lograr "elecciones democráticas" en Venezuela y a la vez el fin del embargo norteamericano al país caribeño, en una tarea conjunta con el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, Suecia y Noruega. "Si consigue eso y el ingreso de Bolivia al Mercosur, Alberto está para el Nobel", se entusiasma una fuente diplomática alineada con el Presidente.
Para la "nueva" relación con el país más poderoso del planeta, Fernández confía en Arguello, su viejo amigo del PJ porteño, quien "coordina" a los representantes argentinos en el Banco Mundial (Cecilia Nahón), FMI (Sergio Chodos), BID (Guillermo Francos) y la OEA (Carlos Raimundi). Más allá de que su estilo no es del agrado de Cristina Kirchner y el cristinismo duro, Arguello sonó como eventual reemplazo de Solá luego de la controversia alrededor del canciller por divulgar parte de la conversación presidencial con Biden y de que la vicepresidenta pidiera a los ministros "que no se animan" que "se busquen otro laburo". "Alberto lo necesita en Washington, y más ahora", responden desde el Gobierno, ansiosos por ver resultados en el vínculo bilateral, ahora que los demócratas regresaron al poder en Estados Unidos.
Por: Jaime Rosemberg
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