El oficialismo logró consolidar una base de entre 80 y 90 diputados fieles, que no le alcanzan para avanzar con el resto de la agenda, centrada en el Presupuesto, para lo que queda del año. Allí vuelve a depender de los bloques dialoguistas que colaboraron con la aprobación de la ley Bases y que no están referenciados de manera directa en los gobernadores. Las universidades y el financiamiento volverán a tratarse en la discusión. Cómo es el esquema de obras que plantean los libertarios y cuál fue la reacción de las provincias ante la propuesta para el año que viene.
Pablo Varela
Amedida que corren los días y quede atrás la sensación de alivio por haber alcanzado el trabajoso blindaje al veto a la ley de financiamiento universitario, el gobierno de Javier Milei se verá obligado a dejar de lado la etapa defensiva e ir a buscar nuevos acuerdos y consensos para tratar y aprobar el Presupuesto 2025, primera hoja de ruta “libertaria”.
El blindaje a los dos vetos (jubilaciones y universidades) les permitió al Gobierno y a Milei configurar un piso de entre 80 y 90 diputados, cercano al tercio del recinto de la Cámara baja. Sin embargo, ese número es insuficiente a la hora de aprobar nuevas leyes, mucho más en un tema clave como la ley de leyes y de cara al año electoral, en el que los distintos espacios querrán ver garantizadas sus partidas.
Una vez más la llave estará en los bloques dialoguistas, como el encabezado por Miguel Pichetto (con quien el Gobierno acumula cada vez más inquina). La mayoría de los diputados no tienen referencia en ningún gobernador, lo que les permitirá negociar con mayor soltura.
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Es por ello que en el bloque presidido por el rionegrino (quien el miércoles tuvo durísimas palabras para con la Casa Rosada) aclaran que presentará un dictamen propio, que mejore la propuesta inicial del oficialismo, por ejemplo el artículo N° 1 del proyecto que le otorga “discrecionalidad” al Ejecutivo.
Además, son varios los bloques que elevaron quejas por la desindexación de las asignaciones familiares. En Gobierno señalan que, en principio, no están dispuestos a volver a engancharlas al IPC, con el objetivo de continuar desacelerando la inflación.
La obra pública será la principal moneda de cambio con los mandatarios aliados
Javier Milei. Foto: AFP
Por otra parte, el radicalismo, que volvió a quedar en llamas por los “radicales con peluca”, también será clave. Muchos legisladores están referenciados en mandatarios y podrían ser la llave para que la Casa Rosada tenga las manos necesarias. Las universidades y sus fondos volverán a colarse en la discusión. Con todo, en el Gobierno reconocen que el “déficit cero” es innegociable. “Si la oposición quiere subir los fondos para universidades y bajar los de seguridad, no hay problema. Que lo digan”, chicanean en Gobierno.
A su vez, hay bloques referenciados en mandatarios, como Innovación Federal, cuyos votos también serán aportes sustanciales. La obra pública y el reclamo de fondos será la clave.
En la Casa Rosada dan por sentado que contarán con los votos del PRO, pese a la relación siempre oscilante del MID, con el monobloque Creo, de Tucumán, y con algunos bloques como Independencia, que responden al gobernador Osvaldo Jaldo. También suman a los radicales que fueron recibidos por Milei en Casa Rosada.
El Gobierno viene avanzando en una serie de reuniones en paralelo para coordinar el trabajo legislativo. Por parte del Ejecutivo, Carlos Guberman, el secretario de Hacienda, y José Rolandi, vicejefe de Gabinete Ejecutivo. En el Congreso los enlaces son José Luis Espert y Ezequiel Atauche, los dos titulares de las comisiones de Presupuesto (Diputados y Senado respectivamente), además de Victoria Villarruel, Martín Menem y el presidente provisional, Bartolomé Abdala.
Las primeras reuniones con los bloques ya comenzaron a suceder y empezaron a puntearse los primeros pedidos. Villarruel recibió a Lisandro Catalán y a Rolandi días atrás en su despacho para la coordinación. En la Casa Rosada sostienen que no quieren repetir errores del pasado y esperan que las conversaciones en ambas cámaras vayan en paralelo. Por ello hubo una reunión de Guillermo Francos y Santiago Caputo con el nuevo bloque federal en el Senado, para que comiencen a hacer la recopilación de sugerencias.
Karina Milei junto a Guillermo Francos. Foto: HCDN
Pese a ello, asoman algunas viejas-nuevas descoordinaciones. En Diputados señalan que la sesión por Presupuesto sería a fines de noviembre, luego de tres reuniones más con expositores y dos de debate. Pese a ello, en Gobierno entienden que no será necesario extender el período de sesiones ordinarias.
A su vez, hay gobernadores y bloques que están pidiendo reunirse con Guberman, la máxima autoridad del ministerio, dado que Luis “Toto” Caputo ya avisó que no irá a la comisión a defender la iniciativa. La ausencia del ministro (no es obligatorio que esté presente) es una mala señal para muchos bloques, que se sienten destratados.
Por otra parte, las conversaciones con los gobernadores comenzaron mal. Las planillas de obras que llegaron con el primer borrador vinieron con errores. En Casa Rosada reconocieron la situación y están corrigiéndolas.
La obra pública será la principal moneda de cambio con los mandatarios aliados. El Gobierno dividió en tres las obras. Las “prioritarias”, que realizará el Gobierno, las que serán transferidas y las que no se realizarán. Todos los ítems vienen demorados.
Los gobernadores también reclaman la no ejecución de las asignaciones específicas que vienen en el impuesto a los combustibles, por ejemplo. Pedirán que se eliminen las asignaciones y se aumente la coparticipación.
Con todo, en el primer anillo de poder libertario reconocen que, de no aprobarse el Presupuesto, no habrá impacto en la negociación con el FMI y que estarán cómodos con la “discrecionalidad” de reasignación de recursos. También destacan que hay solo “cuatro puntos” que son claves para el Gobierno en lo relativo a lo fiscal y las asignaciones de recursos.
Los mandatarios y los bloques dialoguistas están al tanto del mensaje que envía la Casa Rosada aunque desconfían, y entienden que será una herramienta clave para Milei pensando en 2025.
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